12 DE OCTUBRE DE 1492.
(por Jon Kokura)
Vinieron desde el otro lado de la tierra en tres barcos de madera, sombríos y miserables.
Eran hombres barbudos, sucios, piojentos, hediondos, apestaban a bolas y sobacos todos ellos.
Con cascos de hierro y espadas de acero surgieron del mar, y los creímos dioses.
Eran asesinos, esclavistas, torturadores, ladrones, saqueadores, violadores de mujeres y niñas, todos y cada uno de ellos... y los creímos dioses.
Los comandaba un traficante de esclavos judío genovés llamado Cristóbal Colón.
Él fue el primero en preguntar por el oro, cuando los habitantes de la isla le ofrecieron agua fresca, frutas dulces, peces, carne de tapir y las manos abiertas.
Pero querían oro... querían plata y piedras preciosas.
Fueron ellos los que escribieron la historia.
La historia de conquistas, de cruces y monumentos repetida por siglos en aulas de escuela.
¡Ay, profesores y maestros...! ¡Como nos mintieron...!
Nunca nos dijeron que Colón seleccionaba niñas nativas de entre 9 y 10 años para que fueran violadas por sus tropas de curas y soldados.
Nunca nos dijeron que Colón fue un esclavista que mutilaba los brazos y orejas a los nativos que no rendían las cuotas de trabajo en las minas de oro y plata.
Nunca nos dijeron que Colón les abría el vientre y arrojaba al mar a los seres humanos de América que traficaba a Europa y enfermaban en los barcos de tristeza y melancolía.
Nunca nos dijeron que Colón era un asesino... un genocida.
Y hay escuelas que llevan su nombre... Hay calles y plazas que llevan su nombre... Centros culturales y clubes deportivos llevan su nombre... Hasta un país de América del Sur fue bautizado en honor al genocida.
Ellos escribieron la historia...
¿Como se llamaba la primera niña que violaron en manada...? ¿Yatziri...? (doncella de la luna) ¿Itzel...? (lucero del atardecer) ¿Citlalli...? (estrella) ¿Xotchil...? (flor)
Nunca sabremos su nombre... pero esa niña fue la primera de cientos... de cientos de miles.
Llegaron un viernes 12 de octubre... Hace 528 años, vinieron a robar, saquear, torturar, esclavizar, asesinar y violar mujeres y niñas.
Nos pusieron de rodillas y jamás han dejado de mirarnos con desprecio.
Pero desde hace mucho que nosotros, serviles, sumisos y cobardes optamos por el desprecio y seguir de rodillas.
Como una maldición de Malinche
se nos quedó el maleficio
de brindar al extranjero
nuestra fé, nuestra cultura,
nuestro pan, nuestro dinero.
Tú, hipócrita que te muestras
humilde ante el extranjero.
Pero te vuelves soberbio
con tus hermanos del pueblo.
Oh, maldición de Malinche,
enfermedad del presente.
¿Cuando dejarás mi tierra...?
¿Cuando harás libre a mi gente...?
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