El circo
criollo
El 6 de octubre de cada año
se celebra el “Día
del circo criollo”, fecha de nacimiento de Pepe
Podestá, el
gran “Pepino el 88”
El milenario circo mundial (que se remonta
a 2000 años a. de C.)
adquiere en el Río de la Plata una característica propia, una
identidad sudamericana: el “circo
criollo”,
para dar lugar luego al teatro rioplatense,
que reúne distintas épocas de la historia del arte en
la Colonia y el país naciente.
Desde 1757 se encuentran
antecedentes de espectáculos circenses en la zona del Río de la Plata con
acróbatas y volatineros como Arganda en el coliseo de Aguiar y Sacomano en
Buenos Aires, Joaquín Duarte, Joaquín Oláez y Gacitúa y la familia de Fernando
García que actuaban en la Plaza de Toros de Retiro o en el Circo de la Alameda,
también el Circo Bradley, que ofrecía actos de jinetes y payasos hacia 1820, y
el circo de José Chiarini.
Hacia 1836 comenzaron
a aparecer los volatineros criollos.
EL CIRCO EN LA
HISTORIA
El
circo tradicional se remonta a 2000 años antes de Cristo, en el lejano Oriente
de China, India y Mongolia, y en las civilizaciones occidentales de Grecia,
Egipto y Roma.
Con
la excepción de los investigadores, es poco conocido el fenómeno teatral argentino,
y mayor el desconocimiento sobre el inicio del popular circo criollo, que nace
a imagen del circo tradicional, con la idiosincrasia local del Río de La Plata,
que lo hace único y particular, hacia 1859 con Pepe Podestá y el gran éxito de Pepino el 88.
Los historiadores afirman que el circo criollo fue
el primer espectáculo que puso en juego algo de la identidad sudamericana, por
haber sido el primero que dejó de imitar las artes provenientes de Europa.
Tiene sus inicios a mediados del siglo XVIII en Argentina y Uruguay.
En 1859 se presentó la primera pantomima gauchesca El
gaucho porteño, antecedente de la versión en pantomima de Juan
Moreira (1880) de Eduardo Gutiérrez. Este estreno, llevado a cabo
por Pepe Podestá en el circo de los Hnos. Carlo, fue un punto de inflexión:
marcó el comienzo de una nueva etapa, el surgimiento del modelo de circo
criollo, así como una
significativa evolución para el teatro nacional, dando origen al teatro
gauchesco, con el estreno en 1886 la versión teatral de Juan
Moreira de Gutiérrez-Podestá.
PEPINO Y SU ORIGINAL ATUENDO
Tal vez por el carácter itinerante del circo, hayan sido
los pueblos del interior los que recibieron el mayor aporte de este nuevo arte
popular interpretativo, de sus protagonistas y creadores, verdaderos héroes
anónimos.
Ya en 1881, durante una actuación en el Uruguay, surge la figura de “Pepino el 88”, con la que José
Podestá, además de hacerse enormemente popular,
crea el clown criollo diferenciándose de lo que era el clown tradicional hasta
ese momento. Ante la ausencia de un payaso para el espectáculo del día, José
Podestá tuvo que suplirlo e improvisar una vestimenta con unas sábanas. Como
adorno del vestuario, recortó de un viejo levitón cuatro lunares negros, que al
ser aplicados dibujaron dos ochos. El público desde entonces, lo reconoció por
el apodo de Pepino el 88. En su presentación José Podestá cantaba su
“biografía”:
“Acepto, estudio,
trasnocho
salto, brinco, con maestría,
y el público casi chocho,
me llama desde aquel día:
Pepino el ochenta y ocho.”
El 6 de octubre de cada año se celebra el “Día del circo criollo” en homenaje al nacimiento
de José
Pepe Podestá.
Aunque siguieron primando en el país las visitas de
compañías circenses extranjeras, se fueron sumando otras criollas, como la Compañía Ecuestre y Gimnástica de Alejandro
Loande en 1859, el Circo Pavón en 1862 y el Circo Ecuestre y Gimnástico Calle San Juan en 1865. Esto
permitió la evolución del circo local, dado que estas compañías incluían
elementos de la cultura criolla.
Es probable que resulte interesante formularse dos preguntas:
¿por qué aparece un teatro gauchesco? Y además ¿por qué es elegido Pepe
Podestá? La respuesta a la segunda pregunta es casi obvia: Podestá era
jinete, cantor, guitarrero, buen actor y el público lo seguía con devoción. Pero
realmente lo más interesante es responder al primer interrogante, y esto nos
lleva a establecer como premisa fundamental, que el circo era una empresa y trataba
de llevar a su seno los espectáculos que atrajeran la mayor cantidad de
público, por lo que los empresarios suponían, y con razón, que el drama de
índole gauchesco iba a contar con el favor popular.
Los
hermanos Podestá
Los hermanos Podestá (José, Gerónimo, Antonio y Pablo, entre
otros familiares) fueron un grupo de actores rioplatenses
(argentinos-uruguayos) circenses que establecieron las bases de los teatros
argentino y uruguayo. De todos los hermanos, fueron José (Pepe) y Pablo Podestá los
que trascendieron en la historia del espectáculo porteño. En el año 1877 forman
su propia empresa, el Circo Arena, con el que recorren todo el país. En 1880, en Buenos Aires, trabajan en el Jardín Florida (Paraguay y Florida) con la
compañía Rosso-Podestá, en la que participaban, también, algunos de sus amigos.
De
los payadores al
tango
Un elemento de fundamental importancia en el circo
criollo y de enorme trascendencia en este análisis de la evolución de las
expresiones culturales argentinas, fue la actuación en las representaciones de
payadores, que fueron el basamento donde se asentó el tango canción. Entre los
más famosos cultores de este género podemos mencionar a: Higinio
Cazón, José Betinotti, Nemesio Trejo, Gabino
Ezeiza, Pablo Vázquez, Ambrosio Ríos, Juan y Arturo
de Nava y Luis García.
Curiosamente ese público vive el proceso de
integración cultural del criollo y el inmigrante, ese teatro lo acepta y lo
incorpora a su temática, y no disimula en lo más mínimo lo que esa integración
tiene de conflictivo, el gringo es objeto de burla permanente en las
representaciones.
El cocoliche, expresión que designa al italiano acriollado y también a la lengua torpe
y ridícula del italiano inmigrado (José Gobello). Su origen proviene de un peón
del circo de los Podestá, Antonio Cocoliche (o
Cuccoliccio), calabrés, cuya jerga, mezcla de términos criollos e italianos,
fue imitada por Celestino Petray en la temporada de 1890, en el Politeama
Argentino y termina ocupando el centro de la escena
en el picadero y hace mucho por ganarse un lugar en la consideración de los
espectadores criollos que terminan aceptándolo.
Más adelante en el tiempo, en el año 1979, se
declaró al 30 de noviembre como el Día
del teatro Nacional, en homenaje a la fecha en que se inauguró el Teatro
de La Ranchería, allá por 1783, una casa de comedias impulsada por el Virrey Vértiz; Manuel de
Lavardén fue quien estrenó allí en 1786 la tragedia en verso “Siripo”.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-http://usuarios.multimania.es/laplata80/page0008.htm
-http://www.escuelapedia.com/historia-del-circo/
-http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto064a.htm
-http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-10353-2008-06
-http://www.redteatral.net/versiones-musicales-pepino-el-88-5961
-http://www.slideshare.net/ferro21/el-circo-criollo-antecedentes-formacin-y-desarrollo
-https://inet.cultura.gob.ar/exhibicion/exposicion-200-anos-de-circo-en-buenos-aires/
-https://www.cultura.gob.ar/el-pais-teatral_7958/
-https://www.iberlibro.com/circo-criollo-Datos-documentos-historia-17571924/15349572816/bd
No hay comentarios:
Publicar un comentario