Luis
Arce con la difícil misión de reconstruir a Bolivia
En el hotel Bauen de la
Argentina, se gestó la fórmula que les daría a los bolivianos un pronto regreso
a la democracia. Luis Arce y David
Choquehuanca, fueron consagrados en los salones de la empresa recuperada argentina,
conformando una dupla que garantizaba alta ejecutividad, gracias a la
experiencia como funcionario del candidato a presidente,
y una gran presencia militante, aportada por el candidato a vice.
Les hará falta toda esa
combinación de virtudes y mucho más, para afrontar la difícil realidad que
encontraron en su retorno a su palacio de Gobierno. La alianza golpista de
derecha nunca se conformó como tal, y se fue deshaciendo al ritmo de sus
errores y también de la subestimación del MAS, que pese a la represión y al
exilio de Evo Morales, nunca perdió su capacidad militante y pudo sostener sus
estructuras políticas.
El gobierno de facto fracasó en
todas sus políticas. Si algún ciudadano
boliviano no militante, pensó que podía mejorar en algo la situación de su
país, rápidamente se desilusionó. A eso se le sumó la llegada del coronavirus, que rápidamente rebasó el endeble sistema
de salud boliviano. Añez trató de remedar a su admirado Trump, pero sus
payasadas no lograron distraer el foco de atención. Su gobierno no funcionaba y
las elecciones se le venían encima.
Frente al panorama electoral, la
derecha no logró articular un único frente, ya que las oligarquías del
Altiplano tienen intereses diferentes. No es lo mismo el bloque de poder
derechista de Meza, que se afinca en La Paz, que el de Camacho que tiene su
origen en Santa Cruz de la Sierra. Estos últimos son los más violentos y los
que tienen más posibilidades de crecer, ya que tienen más recursos y concentran
el voto del odio, término que nos resulta familiar en la Argentina.
La llegada de Arce reabrió todas
las esperanzas. Su experiencia en la gestión económica garantiza, por lo menos,
el intento de solucionar los principales daños que la
dictadura le dejó a Bolivia, que son el parate
productivo y el creciente desempleo. Además, Arce prometió gobernar un solo
período, despegándose parcialmente del mayor error de Evo Morales, que no supo
calibrar el tamaño de su error de buscar la reelección indefinida.
Buenas noticias en nuestro continente,
porque pese a la tragedia de la pandemia, recibe
una bocanada de aire fresco para seguir respirando y empezar a romper el cerco
de la derecha, que ya no se pasea victoriosa por América latina.
Pablo Salcito
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