Barrios que cuentan historias
Con sus ruidos de motor y bocinas habituales, los autos
pasan por Avenida Córdoba. A lo lejos, se escucha una frase que se destaca:
“no, me los olvidé. No puedo escuchar música, va a ser una caminata aburrida”.
Damián pisa el cordón de la vereda y por ende, el ficticio límite del barrio de
Balvanera. Siguiendo por Pasteur, empieza a oír algo extraño.
Damián: Disculpe señor, le veo cara conocida, yo lo vi en
algunos libros. ¿Es usted Bernardo Houssay?
Bernardo Houssay: Sí. Qué grata sorpresa. Estamos en el 2020
y aún la gente me sigue reconociendo.
D: ¿Cómo puede estar
pasando esto? En fin, ya que tengo a un ganador de Premio Nobel de Medicina debo preguntarle por la situación que estamos
atravesando.
BH: Pasó mucho tiempo
desde aquella distinción en 1947, pero tené fe que vamos a salir adelante, y
será pronto. Es más, allí viene otro al que le podés preguntar, Federico,
discípulo mío. Está justo pasando por la Amia, fundada en 1894.
Federico Leloir: Buenas
tardes, qué alegría encontrar a un gran maestro
con su joven amigo. ¿Hacia dónde van?
BH: A mi casa, sigo
derecho por Viamonte hasta Boulogne Sur Mer.
D: Yo sigo hacia el
límite de Almagro y Boedo, y voy caminando para dejar el transporte público a
quienes son esenciales.
FL: Los acompaño, voy
hasta mi ex Colegio, el Mariano Moreno, allí me esperan grandes compañeros para
saludarme, aún me siguen felicitando por mi Premio Nobel de Química ganado en
1970.
FEDERICO LELOIR
BH: No es para menos,
un gran orgullo, así como fue haberte vuelto a ver. Mi casa es ésta. Los dejo
que sigan su camino, aunque por lo que veo van a estar acompañados por un buen
tango, ¡miren quién está!
Carlos Gardel: Qué lindo ver tantas personalidades juntas en nuestro
barrio, ese que llevo en el alma, lugar donde se encuentra mi querido Abasto,
que brilla desde 1893.
D: Tu presencia es
una alegría enorme, y eso que aún no empezaste a cantar, sería muy gratificante
escucharte cantar “Mi Buenos Aires querido”.
CG: Bueno, será sólo
una estrofa, porque tengo que cuidar la voz para la función de esta noche. Fue
un placer haberlos cruzado.
D: Menos mal que me
olvidé los auriculares.
A paso firme, el médico y su nuevo amigo arribaron a un
espacio verde que captó la atención de ambos.
FL: Llegamos a Plaza
Almagro. Es tan linda que hasta vienen personas de otros países, mirá, allí
hay una mujer suiza.
Alfonsina Storni: Hola chicos, estoy muy apurada. No quiero llegar tarde a la escuela. Otro
día con más tiempo charlamos.
D: ¿Vas al colegio a
estudiar?
AS: No, voy a dar clases
en la Escuela Nº 13 DE
11. Es otra de mis pasiones, además de la poesía. ¡Hasta luego!
FL: Bueno Damián, no
pensé que a mi edad iba a poder seguir tus rápidos pasos, pero ya estamos en el
Colegio Mariano Moreno. Perdón por el desvío
de un par de cuadras. Allá están otras de las celebridades.
Ernesto de la Cárcova: Buenas tardes, soy pintor y fundador de la Escuela Superior de Bellas
Artes.
Homero Manzi: Un gusto,
joven. Soy poeta y guionista. No quería perder
la oportunidad de saludar a Federico, aunque me dirijo hacia Boedo.
FL: Entonces pueden
ir juntos. Fue un placer encontrarte Damián. No olvides usar el barbijo.
Minutos más tarde, en una calle con tan sólo dos cuadras
de extensión, Homero y Damián encuentran a alguien que estaba parado frente a
una planta.
D: Disculpe señor.
¿Qué hace?
Carlos Spegazzini: Lo que hice toda mi vida. Soy botánico y micólogo, y he descubierto
muchos avances con las plantas y los hongos. Aún recuerdo como si fuera ayer la
expedición BOVE en Tierra del Fuego. Tengan ustedes buenas tardes.
HM: ¡Muchacho! estamos
cerca del Oratorio San Antonio, de hecho, si afinás la vista, vas a
poder ver al cura.
D: Buenas tardes
Padre, quisiera hacerle una pregunta. ¿Qué se siente tener un club que lleve su
nombre?
Lorenzo Massa: Es muy
gratificante, hijo mío. Cada vez que escucho
“San Lorenzo” siento una sensación de felicidad inmensa. Se fundó justo aquí,
en donde estamos parados.
HM: Padre, ¿Se dirige
hacia Boedo?
LM: Así es.
HM: Bueno Damián, te
deseo mucha suerte. No dejes de cuidarte, que la salud es lo primero.
Al salir del
barrio de Almagro, Damián miró para atrás y sonrió.
Cada calle, sitio y personaje conocido lo acompañó desde su imaginación. Al
igual que él, todos los vecinos y vecinas de Balvanera y Almagro vivimos rodeados
de historia. Está en nosotros seguir recordándola.
Periodista
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