martes, 31 de agosto de 2021

EL MUSEO DE CARLOS GARDEL

 

De la Casa de Carlos Gardel al Museo en su memoria

 

           ASÍ ERA EL DORMITORIO DE CARLOS GARDEL


La historia de la cruzada por “la Casa Museo de Carlos Gardel” nace en el barrio en noviembre de 1993, impulsada entre otros desde las páginas del naciente periódico barrial “Primera Página” que lanza el siguiente petitorio:

“Con el fin de defender el acervo cultural de nuestro país y de nuestro barrio, los valores culturales y la memoria de nuestros ídolos se encuentra a la firma de los vecinos el petitorio… Los abajo firmantes solicitan al Consejo Deliberante (por aquella época no existía el Gobierno de la Ciudad), se declare monumento histórico al edificio que habitara Carlos Gardel en la Calle Jean Jaurés 735 Capital.”

La iniciativa alcanzó un éxito significativo y una movilización de vecinos, a partir de las escuelas, kioscos de diarios, y otras organizaciones.


                                               LA VIEJA COCINA ORIGINAL DE LA CASA

En pocos meses se reunieron más de 2.000 firmas que fueron presentadas en el citado Consejo Deliberante; la iniciativa no logró un éxito inmediato pero fue la punta de lanza para preservar de la piqueta y la demolición a aquella emblemática casa.

Finalmente, tras reclamos y justificaciones la muletilla de siempre: la falta de presupuesto, en tanto la casa se deterioraba más y más, hasta que un día de 1996 Eduardo Eurnekian la compró en nombre de Multimedios América con la intención de hacer un Museo, pero al año siguiente un decreto presidencial declaró la casa Monumento Histórico Nacional y el empresario desistió del proyecto para evitar, según dijo, lidiar con "marañas burocráticas". A fines de 2000, ya desde Aeropuertos Argentina 2000, Eurnekian donó la propiedad a la ciudad y aportó fondos para su restauración, acto que recién se efectiviza cuando la Ciudad de Buenos Aires recibe en donación aquel inmueble que habitó Carlos Gardel y su madre.


                                      EN UNA ÉPOCA FUE TANGUERÍA

Berta Gardes, llevó una vida humilde y sacrificada; de oficio planchadora, luchó sola, criando a su hijo, habitando conventillos en rústicas calles de Buenos Aires del 1900. Nuestro artista se inició desde abajo; antes que a cantar y a tocar la guitarra aprendió el oficio de la supervivencia entre borrachines, pendencieros y prostitutas en El Abasto, donde funcionó por décadas el histórico Mercado, aquel fue su centro de gravedad vital, y el barrio donde compró su primera y única casa, Jean Jaurés 735, que anteriormente funcionaba como prostíbulo y sastrería.

La había adquirido de su anterior dueño, Don Ramón Gorina, el 9 de junio de 1926, para regalarle a su madre. Cinco días antes del sesenta y un cumpleaños de Doña Berta, logró un crédito del Banco Nación de 50 mil pesos, pagando cinco mil al contado y el resto en cuotas, creyó que así le retribuía a Berta “todo lo que ella le había dado”. Allí compartieron sus días desde 1927 hasta el 7 de noviembre de 1933, día en que el Zorzal partió con destino a la gira de la que no regresó. Anteriormente habían vivido en un departamento de Rincón 137, donde una placa recuerda el lugar.


                                                   ASÍ ERA EL PATIO ORIGINAL 

Sabiendo que estaría poco en la casa debido a sus largas giras y compromisos actorales, Gardel no quería que su madre se quedara sola, por lo que en 1929 una pareja amiga de Berta, Anaïs Beaux y Fortunato Muñiz, se mudaron con ella, para hacerle compañía.

Algunas cartas que el Zorzal le escribía a su madre, dejan entrever que tenía intenciones de modificarla, pero no hay indicios de que lo hiciera; sobre todo por sus compromisos laborales en el extranjero.

Tras su trágica muerte, la mayor parte de las pertenencias de Gardel fueron donadas por su madre a La Casa del Teatro.

Después del fallecimiento de Doña Berta, el 7 de julio de 1943, muchas manos pasaron por la herencia.

 En 1949, Armando Defino (apoderado de la familia) vendió la casa de Jean Jaurés, desde entonces pasó por diversos propietarios de los que poco se conoce. En la década de 1970 funcionó una tanguería administrada por el dirigente de fútbol Virgilio Machado. Habría sido allí donde el aspecto de la casa volvió a cambiarse rotundamente: demolieron las paredes que separaban las habitaciones entre sí y con el patio, dejando un gran espacio libre.


                                   ASÍ QUEDÓ TRAS LA RESTAURACIÓN 


Gracias a la conservación de los planos que forman parte del archivo del Museo, se conoce cómo fue el derrotero de aquella casa: en 1904 era una modesta vivienda de una planta, sin ventanas al frente, con una puerta que conducía a un patio que a su vez conectaba con las sencillas habitaciones, la pequeña cocina y el baño.

 Las modificaciones realizadas en el año 1915 fueron tanto desde lo arquitectónico como en el uso de la propiedad: fue convertida en un prostíbulo de dos plantas. En la parte baja había nueve habitaciones estrechas que no se comunicaban entre sí y a ellas se accedía desde el patio. Al final de ese patio había un baño, subiendo la escalera una cocina y otras habitaciones que habrían ocupado las personas a cargo del lugar. Con esa modificación se incluyeron dos ventanas que daban a la calle y correspondían a otras habitaciones.

La última reforma antes de convertirse en la famosa casona, tal como la conoció y compró Gardel, fue realizada en 1921 por su entonces propietario, Ramón Gorina.

Así era: un zaguán característico de la época llevaba a un gran hall distribuidor que conducía a la sala principal en la que había dos grandes ventanas con vista al frente (más tarde, los vecinos se agolpaban sobre la vereda para escuchar a Gardel mientras componía y cantaba). Del otro lado, el hall comunicaba con una pequeña habitación (se estima que fue el escritorio del Zorzal) y al patio que estaba cubierto en su primer tramo.

Al escritorio lo continuaba lo que se estima fue el comedor de la casa. Luego seguía una habitación, un gran baño interior y tres habitaciones más que se comunicaban entre sí y que tenían salida al patio.

El tramo de patio descubierto daba a la cocina, con una pequeña puerta y una ventanita que miraba directamente a la entrada. Al lado había una despensa y del otro lado otro baño. Una gran escalera llevaba a un cuartito, en el primer descanso, y más arriba a otros tres cuartos más. El lavadero, con una pileta típica, estaba sobre la gran terraza.

Al hacerse de ella la empapelaron (costumbre de la época), amueblaron y decoraron al gusto de ambos con hermosas cortinas bordadas a mano, entre otros detalles, según cuentan desde el Museo.

 En el Museo no se encuentran muebles pertenecientes a Gardel y su madre, solo cuenta con fotografías, partituras y discos, algunos de los cuales están exhibidos y otros están en reserva en el propio edificio.

 El Museo Casa Carlos Gardel fue inaugurado el 4 de marzo de 2003. Entonces se buscó una recreación escenográfica que sugiriera la vida en una casa sencilla de aquellos años. "No fue una reconstrucción fiel sino de una ambientación libre, recurriendo a materiales de demolición para pisos y carpinterías, y a mobiliario y objetos de época. Se conservó el espacio de la cocina original, reemplazando el de la despensa por una fantasiosa sala de planchado, para recordar el noble oficio que le había permitido a la joven madre procurar los medios para cuidar de su pequeño hijo. También existía el espacio de un mínimo baño de servicio y el cuarto en el rellano de la escalera en el que Gardel solía pasar horas escuchando música".

Allí es donde se producen modificaciones. Muy criticadas por los gardelianos, ya que se desfigura el aspecto original de la casa y la convierte en otra cosa; los gardelianos y los amantes de los patrimonios históricos originales expresaron su dolor por considerar que se quitó la esencia del lugar y que no se cumple con el que debería ser el concepto de un "museo casa".

Se critica el criterio utilizado por las autoridades responsables del área, lo lógico hubiese sido consultar a las entidades y asociaciones vinculadas a la historia y trayectoria de Carlos Gardel, como así también a historiadores, escritores y conocedores de su vida. No se trata del arreglo de una plaza, sino que se está en un lugar declarado “histórico” en mayo de 1997 y allí hubiese sido más que importante informar sobre lo que se pensaba o se piensa hacer dentro de las paredes de la Casa Museo Carlos Gardel.

Este lugar es Patrimonio de la Comunidad y de la CABA y no se trata de que quien se encuentra a cargo del área tome decisiones por iniciativa propia sobre este lugar. Funcionario del que se desearía saber qué tanto conoce sobre esa casa y la vida de quienes allí habitaron.

Un gardeliano estudioso como Héctor Rebasti que, por razones lógicas de edad no conoció al “Morocho del Abasto” y sin embargo con la perseverancia de 55 años de investigaciones, recopilación de materiales, anécdotas y fotografías incunables, fue reconstruyendo la vida de nuestro ídolo indiscutible a través de las 253 páginas de su libro “Y decir toda la vida antes morir que olvidarte”.

 

Miguel Eugenio Germino

 

Fuentes:

-Germino, Miguel E., El Parque de la Estación, Ciccus, 2019.

-Rebasti, Héctor, Y decir toda la vida antes morir que olvidarte, edición del autor.

-primerapagina93blogspot.com

-https://noticiasabasto.com.ar/2021/03/02/un-recorrido-por-la-historia-de-la-casa-museo-de-carlos-gardel/

-http://www.bifurcaciones.cl/2012/11/gardel-en-buenos-aires/




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