martes, 26 de agosto de 2025

26 DE AGOSTO DE 1914: NACIMIENTO DE JULIO CORTAZAR


 

1914. Nace Julio Cortázar

Julio Cortázar nace en Bruselas. Vivió en Buenos Aires hasta 1951, cuando se instaló en París. Libros de cuentos como BestiarioFinal del juegoLas armas secretasHistorias de cronopios y de famas y Todos los fuegos el fuego lo convirtieron en un escritor de renombre. La publicación de Rayuela, en 1963, lo catapultó como uno de los autores del Boom de la literatura latinoamericana. Otras novelas son Los premios62/Modelo para armar y Libro de Manuel. Pudo volver a la Argentina en diciembre de 1983, con el regreso de la democracia, y falleció el 12 de febrero de 1984 en París.

Historias

Cuando Cortázar irrumpió en la cárcel de Devoto en medio de la noche para donar el dinero de su última novela a los presos políticos

Cuenta la leyenda que cayó a las tres de la mañana. Contaba él que no lo revisaron porque el guardiacárcel no tenía la menor idea de quién era y un policía le dijo, a modo de advertencia pero sin especificaciones, que lo hiciera pasar si no quería salir en los diarios al día siguiente por no haber dejado entrar a Julio Cortázar. La primavera democrática del 73 —que no sería más que un suspiro— se olía de un lado y del otro de las rejas tras las que el escritor tenía amigos por una causa compartida. Así fue la noche en que Cortázar despertó a Paco Urondo y a Pedro Cazes Camarero con una sorpresa


Ariana Budasoff

Julio Cortázar

“Agonizaba la dictadura de Lanusse y yo estaba preso en la cárcel de Villa Devoto. Ya habían tenido lugar las elecciones y faltaba poco para que asumiera Cámpora. Dormíamos. Eran las tres de la mañana cuando un guardiacárcel me despertó. En una piecita con un sofá desvencijado esperaba Paco Urondo, restregándose los ojos. También a él acababan de despertarlo. “Oiga”, dijo Paco al yuga que acababa de llegar conmigo: “¿Qué pasa?”. El sujeto se rascó la cabeza. “No sé, don”, confesó. “Uno alto”. Irrumpió un oficial con unos papelitos. “¿Ustedes son amigos de este Cortázar?”. Nos miramos con Paco. “Sí”. “Bueno, firmen la autorización de visita”.

Julio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914. Desde que Cortázar se convirtió en Cortázar se han escrito —y se seguirán escribiendo— infinitas líneas sobre el cronopio favorito de todos —o de muchos—; sobre su casa —aquella que estaba tomada y también aquella donde pasó los últimos años en Buenos Aires, antes de exiliarse en París, ubicada en la calle Artigas del barrio Rawson (Agronomía) llamado, también, “barrio Cortázar”—; sobre los bares en su honor —como Rayuela, aledaño a esa casa de calle Artigas, o el Café Cortázar, en Palermo—; sobre los universos maravillosos a los que conduce su prolífica y prodigiosa obra.

Si este texto fuese a sumar más líneas sobre alguna de esas aristas, inagotables, por las que se puede recordar o intentar abarcar un fragmento de Cortázar, quizás podría empezar con unas instrucciones para subir una escalera, para llorar o dar cuerda a un reloj. O hablar de los extraños comportamientos de los cronopios y las famas. Sin embargo, en el día de su cumpleaños, esta historia busca otro recuerdo, otro homenaje: mostrar a Cortázar como amigo. Y como argentino. Mostrar eso que Pedro Cazes Camarero —periodista, escritor, docente, investigador, ex militante político del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y de su brazo armado, Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)— recuerda que al escritor le encantaba generar en los demás: asombro.

—Él no tenía mucha conciencia de la sensación de estupor que producían muchas de sus actitudes. ¡Te salía con cosas más raras!




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