sábado, 30 de noviembre de 2024

EL FUSILAMIENTO DE DORREGO

 


13 DE DICIEMBRE DE 1828

EL CRIMEN DE NAVARRO: EL FUSILAMIENTO DE DORREGO

 

Manuel Dorrego fue una temprana víctima de la lucha entre Unitarios y Federales. Juan Lavalle, quien dio la orden de fusilamiento, fue rebautizado como “la espada sin cabeza” por Esteban Echeverría. Esa muerte, llevó a Lavalle a un remordimiento que debió soportar hasta la tumba. Dorrego tuvo la confianza y apoyo de patriotas como San Martín y Belgrano, y el odio de los más intransigentes unitarios, como Juan Lavalle y José María Paz.

 

 

MANUEL CRÍSPULO BERNABÉ DORREGO 

 

Manuel Dorrego nació en Buenos Aires, el 11 de junio de 1787 y murió fusilado en Navarroprovincia de Buenos Aires, el 13 de diciembre de 1828. Fue un militar y político argentino que participó en la guerra de Independencia y en las guerras civiles argentinas. Se destacó como uno de los principales referentes del naciente federalismo rioplatense, fue gobernador de la provincia de Buenos Aires en dos oportunidades: en 1820 y entre 1827 y 1828. Fue derrocado por las fuerzas unitarias del general Juan Lavalle, derrotado en la batalla de Navarro y luego fusilado por orden del mismo Lavalle, azuzado por Salvador María del Carril, Juan Cruz Varela, Valentín Alsina, Ignacio Álvarez Thomas y José María Paz, entre otros.

 

                                MANUEL DORREGO
 

EL PADRE DE LOS POBRES

 

El “Loco Dorrego” lo llamaban sus enemigos; el “Padre de los pobres”, sus seguidores. En sus 41 años de vida, Manuel Dorrego peleó en batallas por la Independencia junto a Manuel Belgrano; participó en las primeras revueltas chilenas cuando aún era un joven estudiante; cruzó la Cordillera de los Andes cinco años antes que el Libertador José de San Martín; se enfrentó a cara descubierta con la oligarquía porteña y, durante su corto período como gobernador de Buenos Aires, tomó medidas populares y revolucionarias en favor de los humildes.

Enfrentando poderosos intereses trató de torcer lo que muchos imaginaban como un destino manifiesto del fracaso nacional. Suspendió el pago de la deuda, aplicó medidas de gobierno en defensa de los sectores populares e intentó una política de acercamiento con los gobernadores de provincia buscando evitar el naufragio y la disolución de la nación.

Se interesó por la suerte de los gauchos y peones de estancias, que padecían los efectos de la leva, sistema usado para el reclutamiento de las tropas de línea y milicias de fronteras. Dorrego, que venía oponiéndose sin éxito a la leva forzosa desde sus años de representante, decidió abolirla.

Selló la paz con Brasil y reconoció la independencia absoluta de la Banda Oriental, cuando ya tenía entonces un amplio espectro de adversarios, simpatizantes del disuelto gobierno nacional, más los unitarios, numerosos grupos del ejército que, al finalizar la guerra, se verían relegados de la principal escena política.

                                               JUAN LAVALLE

Su primera derrota tuvo lugar en las elecciones legislativas de finales de 1827. Un año más tarde, el 1º de diciembre de 1828, debió enfrentar una amplia conspiración.

Tras el alzamiento del 1º de diciembre, Dorrego se refugió en las afueras de la ciudad, más precisamente en Cañuelas. El 9 de diciembre, se encontraron en Navarro 100 kilómetros al sudoeste de la capital– las tropas de Dorrego y las de Lavalle. El triunfo fue para estas últimas y el líder federal fue tomado prisionero.

El fusilamiento de Manuel Dorrego tuvo ecos que se manifestaron en canciones, poemas, semblanzas y películas. La más reconocida es "El romance de la muerte de Juan Lavalle" que escribió en primera instancia Ernesto Sábato como un capítulo de su novela Sobre héroes y tumbas, pero que luego musicalizó junto a Eduardo Falú, dándole vida a una pieza memorable y polémica del folclore argentino. La obra cuenta parte de la historia de Dorrego y Lavalle, a través de piezas musicales como el cielito, la chacarera, el estilo, la zamba y la vidala.

Dorrego, consciente de la trascendencia política de su muerte, le entrega dos cartas: una dirigida a su hermano Luis y otra destinada a su inminente viuda, Ángela Baudrix, junto con su guerrera de teniente coronel de Cazadores.

Luis Dorrego leerá días después:

“No hay remedio, mis enemigos van a sacrificarme; estos ciegos ministros piden a gritos mi sangre, y ella correrá muy pronto; pero no siento tanto por mi muerte como el descrédito y los males que amenazan a nuestra amada Patria. ¡Ah! Si yo pudiera morir sin que se resienta el crédito de la República, y especialmente de este pueblo, al que debo mi existencia. ¡Si yo supiera que el borrón con que van mis asesinos a manchar la historia, habría de caer solamente sobre su execrable conducta!, al menos este consuelo me haría descansar en el sepulcro; pero en ti confío, querido hermano; tú quedas y tu voz no espirará tan pronto como la mía; mientras existas, haz cuanto puedas para que no se fije este tizne sobre la reputación de nuestra amada Patria”.

Aquel fusilamiento será probablemente el primer crimen político contra un líder popular que amenazaba los intereses de la oligarquía porteña, marcando la tónica de la política en lo que todavía era apenas un proyecto de país, abriendo las puertas a décadas de enfrentamientos civiles, cuyos ecos lejanos aún hablan del circular y violento drama argentino, aún no saldado.

 

Miguel Eugenio Germino

 

Fuentes:

-- Pigna, Felipe Los mitos de la historia argentina 2, Buenos Aires, Planeta, 2004.

-- https://elhistoriador.com.ar/romance-a-la-muerte-de-manuel-dorrego-por-felipe-pigna/

-- https://enfantterrible.com.ar/cultura/la-triste-fantasma-del-fusilado-manuel-dorrego/

-- https://www.cultura.gob.ar/manuel-dorrego-el-primer-lider-popular-9122/




 

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