LAS HERMANAS MIRABAL Y LA NO VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
25 DE NOVIEMBRE DE 1960 - EL ASESINATO DE LAS HERMANAS MIRABAL
“EL TIEMPO DE LAS MARIPOSAS”
EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA NO VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
“Si me matan yo sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte.”
Minerva Mirabal
El 25 de noviembre de 1960 fueron encontradas, al pie de un risco en la costa dominicana, los cuerpos sin vida de tres muchachas, eran los de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal. Según la versión oficial, se trataba de un accidente. Ningún diario publicó la verdad. Habían sido asesinadas por orden del general Rafael LeónidasTrujillo.
Dedé, una cuarta hermana, narra tres décadas después, la apasionante historia de lucha de sus hermanas, las represalias que cayeron sobre su familia cuando Minerva rechazó en público el acoso sexual de Trujillo, cómo Patria se unió al movimiento opositor, desde la iglesia, y el camino que llevó a Maria Teresa del amor a la revolución. Las Mirabal, conocidas como Las Mariposas, se habían rebelado contra el violento régimen dictatorial de Trujillo.
EL DICTADOR TRUJILLO Y SU DISFRAZ
Es en honor a estas tres valientes hermanas asesinadas a garrotazos, auténticas heroínas de la lucha clandestina antitrujillista, es que se conmemora cada año en esta fecha el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1999, a propuesta de la República Dominicana.
Desde pequeñas, Patria, Minerva y María Teresa se destacaron por su inteligencia. Nacieron y crecieron en el seno de una familia rural acomodada en el paraje de Ojo de Agua, en Salcedo, el municipio más importante de la provincia, rebautizado más tarde con el nombre de Hermanas Mirabal.
Perseguidas incansablemente, varias veces fueron encarceladas, violadas y torturadas, hasta que el régimen acabó con sus vidas. El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las tres mujeres Mirabal aparecieron en el fondo de un acantilado de la costa dominicana, brutalmente asesinadas. Aquel acontecimiento, que fue vendido a la prensa como un trágico accidente por Trujillo, contribuyó a despertar la conciencia entre la población, lo que culminó, seis meses después, con el asesinato del caudillo.
LAS DICTADURAS EN AMÉRICA LATINA
De la mano del Imperio Norteamericano, y en tiempos de la llamada Guerra Fría, surgirían en América Latina decenas de dictaduras, algunas a partir de invasiones organizadas por Estados Unidos, otras gracias a la “vista gorda” del pretendido amo de estos pagos, para contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana.
Estas dictaduras militares tienen un sitial tristemente privilegiado en la memoria de toda Latinoamérica. Directa o indirectamente, nos hemos visto relacionados, afectados o implicados en algún período dictatorial cuya marca indeleble permanece a través de generaciones. Determinados fenómenos convirtieron a América Latina en un territorio fértil para la proliferación de ideologías dictatoriales consideradas, paradójicamente, una salida hacia el orden gubernamental. De entre ellas se destacan por lo largas y sangrientas, las dictaduras de Paraguay, de Stroesner, entre 1954 y 1989; Nicaragua, de Anastasio Somoza y su hijo entre 1937 y 1979; Haití, de Francois Duvalier y su hijo, entre 1957 y 1986 y la de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana entre 1930 y 1961.
EL CASO DOMINICANO
LA VIOLENCIA DICTATORIAL SIN LÍMITES
Trujillo asumió el poder en 1930 mediante un golpe de estado que encabezó solapadamente contra el gobierno del general Horacio Vásquez, de quien era jefe del Ejército. Tomado el poder, inició un rápido proceso de exterminación de líderes nacionales armados.
Pasados muchos años de dictadura, a fines de los 50, comenzaba a despertar una fuerte inquietud social en toda América Latina, sobre todo por la caída de varios dictadores y del triunfo de Fidel Castro en Cuba. Fue así que a principios de los años 60 surgió el Movimiento 14 de Junio, que fue un dolor de cabeza para el Generalísimo Trujillo pues no transcurría un día sin que le llegaran a su escritorio informes sobre desafectos del régimen que pertenecían de manera secreta a este grupo clandestino.
El movimiento tuvo su origen un 10 de enero de 1960, cuando se celebraba una Asamblea Nacional en una finca propiedad de Charlie Bogaert, en Mao. Le dieron cuerpo algunos jóvenes de clase media, seminaristas, obreros, campesinos, profesionales y estudiantes, bajo el liderazgo del abogado montecristeño Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), esposo de Minerva Mirabal. La agrupación se fijó como objetivo derrocar la tiranía con las armas.
Ya para el 18 de mayo de 1960, las hermanas Minerva y María Teresa, esposas del Manolo Tavarez Justo y del ingeniero Leandro Guzmán, habían sido juzgadas en Santo Domingo por atentar contra la seguridad del estado. Lo mismo ocurrió con sus maridos. Se los declaró culpables y fueron condenados a prisión. Inmediatamente todos comenzaron a purgar sus penas, aunque ellas no permanecerían mucho en la cárcel, ya que en un gesto extraño, el 9 de agosto y por disposición expresa del Generalísimo, a Minerva y María Teresa Mirabal se las ponía en libertad. Mientras, sus maridos, continuarían presos.
Estas “disposiciones” escondían un doble propósito: por un lado pretendía demostrar la “generosidad” de Trujillo, por el otro les daba la libertad a aquellas personas a quien él quería seguir hostilizando; este último era el caso de las hermanas Mirabal.
El tirano fue conocido también como «El Jefe», «El Generalísimo», «El Chivo» o «El Chapita», por su afición desmedida por las condecoraciones. Fue además protagonista de uno de los más acusados cultos a la personalidad del siglo XX. El mismo hombre fue el que arrebató casi toda la fortuna a su familia cuando llegó al poder.
Cuando «El Chivo» comprobó que la cárcel no era suficiente para detener aquella actividad clandestina a la que cada día se iban uniendo más adeptos, decidió acabar con ellas, las más representativas tal vez del movimiento. Las hermanas Mirabal habían comentado a sus maridos, en una visita a la cárcel, los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad que sufrieran un «accidente», como se denominaba entonces a la manera que utilizaba el régimen de ordenar la desaparición de un opositor importante, con la intención de ocultar el crimen. Uno de ellos sugirió que debían acabar con los viajes y marcharse a Puerto Plata para evitar el paso por las carreteras. Pero era tarde: la orden de asesinar a las hermanas ya había sido dada.
LOS ASESINATOS
Cinco miembros del Servicio de Inteligencia Militar detuvieron el jeep en el que regresaban las hermanas de la prisión. Las introdujeron a empujones en un coche y las llevaron al lugar donde las asesinarían.
Ciriaco de la Rosa, uno de los asesinos, contó más tarde:
“Después de apresarlas, las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas, eran aproximadamente las 19:30. Allí las mataron a golpes y colocaron sus cadáveres en el jeep, antes de arrojarlo por el precipicio”.
“Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y gordita (Patria), y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas […] Traté de evitar este horrendo crimen, pero no pude, porque tenía órdenes directas de Trujillo y Johnny Abbes García. De lo contrario, nos hubieran liquidado a todos”
Al día siguiente un diario tituló: “Tres mujeres y un chofer perecen en vuelco”.
Los asesinos intelectuales fueron:
· Rafael Leónidas Trujillo, Generalísimo y jefe de Estado de la República Dominicana.
· José René (Pupo) Román Fernández, Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.
· Cándido Torres Tejada, Jefe de Operaciones del Servicio de Inteligencia Militar en la estación central en Ciudad Trujillo.
Los ejecutantes:
· Víctor Alicinio Peña Rivera
Ciriaco de la Rosa
Ramón Emilio Rojas Lora
Alfonso Cruz Valerio
Emilio Estrada Malleta, de origen cubano.
Néstor Antonio Pérez Terrero
Para los homicidas fue un trabajo “fácil”, pero se trataba de muertos demasiado pesados para un régimen moribundo. Y si la expedición guerrillera del 14 de junio de 1959, había sido un fracaso militar, sirvió para demostrar que la dictadura trujillista era vulnerable, la muerte de las muchachas de Salcedo fue la gota que rebozó la copa.
A partir del asesinato de las hermanas Mirabal y de otros desmanes, muchos jóvenes de clase media, incluso gente del entorno del dictador, sintieron la necesidad de luchar contra la tiranía y por la instauración de la democracia en el país;, comenzaba a disiparse el miedo. La muerte de estas mujeres tuvo el efecto contrario al que pretendía la dictadura. Seis meses después, Trujillo fue ajusticiado por antiguos colaboradores.
JUICIO E IMPUNIDAD DE LOS ASESINOS
En junio de 1962 se inició el juicio en contra de los acusados y cómplices del asesinato de las hermanas Mirabal y el chofer Rufino de la Cruz. En el banquillo de los acusados sentaron a los autores materiales del cuádruple crimen: Ciriaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez. Como cómplices fueron juzgados Sandito Almonte, Cándido Torres Tejada (ausente en el juicio), Víctor Alicinio Peña Rivera, Silvio Antonio Gómez Santana, Viterbo Álvarez (Pechito), Pedro Peña Ortiz y David Olivero. Presidía el tribunal especial el magistrado doctor Osvaldo B. Soto; el procurador fiscal fue Rafael Valera Benítez. La parte civil estaba representada por los doctores Héctor Sánchez Morcelo, Ramón Pina Acevedo, Francisco Carvajal Martínez, Antonio Guzmán y Miguel A. Vásquez Fernández. Actuó como abogado de oficio de la defensa el Dr. Héctor Barón Goico.
El tribunal condenó a los principales acusados a la pena máxima de 30 años, excepto a Ciriaco de la Rosa que, insólitamente, recibió la pena de solo 20 años, en premio por haber colaborado en la aclaración del crimen.
De cualquier forma los asesinos nunca cumplieron sus condenas, puesto que tiempo después y con la ayuda de grupos militares trujillistas, fueron provistos de pasaportes y sacados de la República Dominicana.
EN EL CINE
Si bien hay varias películas dedicadas a divulgar el crimen, la más famosa es En el tiempo de las mariposas (In the Time of the Butterflies), un filme coproducido por México y Estados Unidos y estrenada en 2001. Lo dirigió Mariano Barroso. Actuaron Salma Hayek, Edward James Olmos, Marc Anthony, Pilar Padilla, Lumi Cavazos, Pedro Armendáriz Jr., Demián Bichir y Mía Maestro. David Klass, Judy Klass escribió el guion.
CASA MUSEO
Las Mirabal están enterradas en Ojo de Agua, en las afueras de Salcedo, hoy “Provincia Hermanas Mirabal”. El lugar se ha convertido en un museo en su honor y está abierto al público. También hay allí una biblioteca y librería. Enterrados en el mismo lugar están los restos de Manuel Aurelio Tavárez Justo, quien fuera esposo de Minerva.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes
http://lavendatransparente.wordpress.com/2008/08/27/las-hermanas-mirabalun-terrible-crimen-cargado-de-la-mas-vil-impunidad/
http://www.taringa.net/posts/imagenes/8100097/Las-Hermanas-Mirabal-Heroinas-dominicanas.html
http://paraquenoserepitalahistoria.blogspot.com.ar/2012/11/el-asesinato-de-las-hermanas-mirabal.html
http://www.abc.es/20091125/nacional-sucesos/mirabal-hemeroteca-200911251353.html
VER VIDEO:
“Si me matan yo sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte.”
Minerva Mirabal
El 25 de noviembre de 1960 fueron encontradas, al pie de un risco en la costa dominicana, los cuerpos sin vida de tres muchachas, eran los de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal. Según la versión oficial, se trataba de un accidente. Ningún diario publicó la verdad. Habían sido asesinadas por orden del general Rafael LeónidasTrujillo.
Dedé, una cuarta hermana, narra tres décadas después, la apasionante historia de lucha de sus hermanas, las represalias que cayeron sobre su familia cuando Minerva rechazó en público el acoso sexual de Trujillo, cómo Patria se unió al movimiento opositor, desde la iglesia, y el camino que llevó a Maria Teresa del amor a la revolución. Las Mirabal, conocidas como Las Mariposas, se habían rebelado contra el violento régimen dictatorial de Trujillo.
EL DICTADOR TRUJILLO Y SU DISFRAZ
Es en honor a estas tres valientes hermanas asesinadas a garrotazos, auténticas heroínas de la lucha clandestina antitrujillista, es que se conmemora cada año en esta fecha el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1999, a propuesta de la República Dominicana.
Desde pequeñas, Patria, Minerva y María Teresa se destacaron por su inteligencia. Nacieron y crecieron en el seno de una familia rural acomodada en el paraje de Ojo de Agua, en Salcedo, el municipio más importante de la provincia, rebautizado más tarde con el nombre de Hermanas Mirabal.
Perseguidas incansablemente, varias veces fueron encarceladas, violadas y torturadas, hasta que el régimen acabó con sus vidas. El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las tres mujeres Mirabal aparecieron en el fondo de un acantilado de la costa dominicana, brutalmente asesinadas. Aquel acontecimiento, que fue vendido a la prensa como un trágico accidente por Trujillo, contribuyó a despertar la conciencia entre la población, lo que culminó, seis meses después, con el asesinato del caudillo.
LAS DICTADURAS EN AMÉRICA LATINA
De la mano del Imperio Norteamericano, y en tiempos de la llamada Guerra Fría, surgirían en América Latina decenas de dictaduras, algunas a partir de invasiones organizadas por Estados Unidos, otras gracias a la “vista gorda” del pretendido amo de estos pagos, para contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana.
Estas dictaduras militares tienen un sitial tristemente privilegiado en la memoria de toda Latinoamérica. Directa o indirectamente, nos hemos visto relacionados, afectados o implicados en algún período dictatorial cuya marca indeleble permanece a través de generaciones. Determinados fenómenos convirtieron a América Latina en un territorio fértil para la proliferación de ideologías dictatoriales consideradas, paradójicamente, una salida hacia el orden gubernamental. De entre ellas se destacan por lo largas y sangrientas, las dictaduras de Paraguay, de Stroesner, entre 1954 y 1989; Nicaragua, de Anastasio Somoza y su hijo entre 1937 y 1979; Haití, de Francois Duvalier y su hijo, entre 1957 y 1986 y la de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana entre 1930 y 1961.
EL CASO DOMINICANO
LA VIOLENCIA DICTATORIAL SIN LÍMITES
Trujillo asumió el poder en 1930 mediante un golpe de estado que encabezó solapadamente contra el gobierno del general Horacio Vásquez, de quien era jefe del Ejército. Tomado el poder, inició un rápido proceso de exterminación de líderes nacionales armados.
Pasados muchos años de dictadura, a fines de los 50, comenzaba a despertar una fuerte inquietud social en toda América Latina, sobre todo por la caída de varios dictadores y del triunfo de Fidel Castro en Cuba. Fue así que a principios de los años 60 surgió el Movimiento 14 de Junio, que fue un dolor de cabeza para el Generalísimo Trujillo pues no transcurría un día sin que le llegaran a su escritorio informes sobre desafectos del régimen que pertenecían de manera secreta a este grupo clandestino.
El movimiento tuvo su origen un 10 de enero de 1960, cuando se celebraba una Asamblea Nacional en una finca propiedad de Charlie Bogaert, en Mao. Le dieron cuerpo algunos jóvenes de clase media, seminaristas, obreros, campesinos, profesionales y estudiantes, bajo el liderazgo del abogado montecristeño Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), esposo de Minerva Mirabal. La agrupación se fijó como objetivo derrocar la tiranía con las armas.
Ya para el 18 de mayo de 1960, las hermanas Minerva y María Teresa, esposas del Manolo Tavarez Justo y del ingeniero Leandro Guzmán, habían sido juzgadas en Santo Domingo por atentar contra la seguridad del estado. Lo mismo ocurrió con sus maridos. Se los declaró culpables y fueron condenados a prisión. Inmediatamente todos comenzaron a purgar sus penas, aunque ellas no permanecerían mucho en la cárcel, ya que en un gesto extraño, el 9 de agosto y por disposición expresa del Generalísimo, a Minerva y María Teresa Mirabal se las ponía en libertad. Mientras, sus maridos, continuarían presos.
Estas “disposiciones” escondían un doble propósito: por un lado pretendía demostrar la “generosidad” de Trujillo, por el otro les daba la libertad a aquellas personas a quien él quería seguir hostilizando; este último era el caso de las hermanas Mirabal.
El tirano fue conocido también como «El Jefe», «El Generalísimo», «El Chivo» o «El Chapita», por su afición desmedida por las condecoraciones. Fue además protagonista de uno de los más acusados cultos a la personalidad del siglo XX. El mismo hombre fue el que arrebató casi toda la fortuna a su familia cuando llegó al poder.
Cuando «El Chivo» comprobó que la cárcel no era suficiente para detener aquella actividad clandestina a la que cada día se iban uniendo más adeptos, decidió acabar con ellas, las más representativas tal vez del movimiento. Las hermanas Mirabal habían comentado a sus maridos, en una visita a la cárcel, los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad que sufrieran un «accidente», como se denominaba entonces a la manera que utilizaba el régimen de ordenar la desaparición de un opositor importante, con la intención de ocultar el crimen. Uno de ellos sugirió que debían acabar con los viajes y marcharse a Puerto Plata para evitar el paso por las carreteras. Pero era tarde: la orden de asesinar a las hermanas ya había sido dada.
LOS ASESINATOS
Cinco miembros del Servicio de Inteligencia Militar detuvieron el jeep en el que regresaban las hermanas de la prisión. Las introdujeron a empujones en un coche y las llevaron al lugar donde las asesinarían.
Ciriaco de la Rosa, uno de los asesinos, contó más tarde:
“Después de apresarlas, las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas, eran aproximadamente las 19:30. Allí las mataron a golpes y colocaron sus cadáveres en el jeep, antes de arrojarlo por el precipicio”.
“Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y gordita (Patria), y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas […] Traté de evitar este horrendo crimen, pero no pude, porque tenía órdenes directas de Trujillo y Johnny Abbes García. De lo contrario, nos hubieran liquidado a todos”
Al día siguiente un diario tituló: “Tres mujeres y un chofer perecen en vuelco”.
Los asesinos intelectuales fueron:
· Rafael Leónidas Trujillo, Generalísimo y jefe de Estado de la República Dominicana.
· José René (Pupo) Román Fernández, Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.
· Cándido Torres Tejada, Jefe de Operaciones del Servicio de Inteligencia Militar en la estación central en Ciudad Trujillo.
Los ejecutantes:
· Víctor Alicinio Peña Rivera
Ciriaco de la Rosa
Ramón Emilio Rojas Lora
Alfonso Cruz Valerio
Emilio Estrada Malleta, de origen cubano.
Néstor Antonio Pérez Terrero
Para los homicidas fue un trabajo “fácil”, pero se trataba de muertos demasiado pesados para un régimen moribundo. Y si la expedición guerrillera del 14 de junio de 1959, había sido un fracaso militar, sirvió para demostrar que la dictadura trujillista era vulnerable, la muerte de las muchachas de Salcedo fue la gota que rebozó la copa.
A partir del asesinato de las hermanas Mirabal y de otros desmanes, muchos jóvenes de clase media, incluso gente del entorno del dictador, sintieron la necesidad de luchar contra la tiranía y por la instauración de la democracia en el país;, comenzaba a disiparse el miedo. La muerte de estas mujeres tuvo el efecto contrario al que pretendía la dictadura. Seis meses después, Trujillo fue ajusticiado por antiguos colaboradores.
JUICIO E IMPUNIDAD DE LOS ASESINOS
En junio de 1962 se inició el juicio en contra de los acusados y cómplices del asesinato de las hermanas Mirabal y el chofer Rufino de la Cruz. En el banquillo de los acusados sentaron a los autores materiales del cuádruple crimen: Ciriaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez. Como cómplices fueron juzgados Sandito Almonte, Cándido Torres Tejada (ausente en el juicio), Víctor Alicinio Peña Rivera, Silvio Antonio Gómez Santana, Viterbo Álvarez (Pechito), Pedro Peña Ortiz y David Olivero. Presidía el tribunal especial el magistrado doctor Osvaldo B. Soto; el procurador fiscal fue Rafael Valera Benítez. La parte civil estaba representada por los doctores Héctor Sánchez Morcelo, Ramón Pina Acevedo, Francisco Carvajal Martínez, Antonio Guzmán y Miguel A. Vásquez Fernández. Actuó como abogado de oficio de la defensa el Dr. Héctor Barón Goico.
El tribunal condenó a los principales acusados a la pena máxima de 30 años, excepto a Ciriaco de la Rosa que, insólitamente, recibió la pena de solo 20 años, en premio por haber colaborado en la aclaración del crimen.
De cualquier forma los asesinos nunca cumplieron sus condenas, puesto que tiempo después y con la ayuda de grupos militares trujillistas, fueron provistos de pasaportes y sacados de la República Dominicana.
EN EL CINE
Si bien hay varias películas dedicadas a divulgar el crimen, la más famosa es En el tiempo de las mariposas (In the Time of the Butterflies), un filme coproducido por México y Estados Unidos y estrenada en 2001. Lo dirigió Mariano Barroso. Actuaron Salma Hayek, Edward James Olmos, Marc Anthony, Pilar Padilla, Lumi Cavazos, Pedro Armendáriz Jr., Demián Bichir y Mía Maestro. David Klass, Judy Klass escribió el guion.
CASA MUSEO
Las Mirabal están enterradas en Ojo de Agua, en las afueras de Salcedo, hoy “Provincia Hermanas Mirabal”. El lugar se ha convertido en un museo en su honor y está abierto al público. También hay allí una biblioteca y librería. Enterrados en el mismo lugar están los restos de Manuel Aurelio Tavárez Justo, quien fuera esposo de Minerva.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes
http://lavendatransparente.wordpress.com/2008/08/27/las-hermanas-mirabalun-terrible-crimen-cargado-de-la-mas-vil-impunidad/
http://www.taringa.net/posts/imagenes/8100097/Las-Hermanas-Mirabal-Heroinas-dominicanas.html
http://paraquenoserepitalahistoria.blogspot.com.ar/2012/11/el-asesinato-de-las-hermanas-mirabal.html
http://www.abc.es/20091125/nacional-sucesos/mirabal-hemeroteca-200911251353.html
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