VISTA PARCIAL DE FRENTE DEL ACTO
El festival por la democracia. memoria y futuro, que se llevó a cabo este sábado 11 de noviembre en el Parque de la Estación, fue mucho más que un festival. Dicho de esta manera, en su acepción más corta, festival remitiría solo a un espacio lúdico de música, con varietés, algo así como una kermesse atravesada por la transmodernidad que asola a las grandes ciudades del eje Sur-Sur. En cambio, en su alcance de mayor potencia semántica, festival remite casi al sentido coloquial que, al menos, se da en el AMBA. Si alguien come algo rico, fue un festival de sabores; si un equipo golea a otro, para el goleador es un festival, aunque para el contrincante sea un hecho henchido de pesadumbre. Por eso, lo que ocurrió en ese Parque fue un festival, y ese parque, además, no es un parque más, sino que es el corolario de 20 años de lucha de vecina/os por tener un parque en la intersección de las dos comunas (3 y 5) con menor cantidad de metros cuadrados de espacio verde por habitante, y en donde el gobierno de la ciudad, vaya novedad, quería encarar un proyecto inmobiliario de negocios; por el contrario, lo que terminó sucediendo es que hay un parque con una mesa de trabajo y consenso colmado de interacción comunitaria. Cuando los pueblos intervienen directamente en la cosa pública y la articulación entre sociedad civil y poder político se aúnan, no hay poder empresarial que se lo pueda fumar en pipa.
VISTA AEREA PARCIAL DEL ACTO
En el Festival además
de la feria del libro, de comidas y de artesanías y de talleres con actividades
que habitualmente se hacen los días sábados, contó con cuatro ágoras abiertas
de debate con cuatro ejes: Educación, Trabajo, Ambiente y Cultura, todos ellos
atravesado por una perspectiva en Derechos Humanos y bajo un paraguas de
condiciones de debate democrático; algo tan sencillo como el respeto por las
opiniones de los demás y profundizando una racionalidad que no obedece a la
cartesiana, la ilustrada o la positivista, sino que adquiere una mistura fina
entre la argumentación racional y una puesta en valor de los valores
espirituales, morales y éticos que tiene a la persona en la centralidad de una
comunidad de destino.
Al atravesar esos
foros casi como un paseante parando la oreja pero tratando de no abandonar mi
tarea principal en esa actividad en la que se involucraron gran parte de las
agrupaciones sociales, políticas, culturales de las comunas 3 y 5, experimenté
una sensación indescriptible que solo podría ser transferida si las condiciones
tecnológicas pudiesen desarrollar una máquina que transforme el pensamiento y
la reflexión en un color que flotase como un gas inerte en el aire, y ayer,
mientras vagaba por entre el inmenso bullir de pensamiento que casi que hacía ruido,
podía ver flotar una inmensa neblina multicolor que otorgaba un aire fauvista a
esos viejos galpones del ferrocarril Sarmiento y que ayer se transmutó en una
usina de pensamiento con densidad democrática.
OTRA VISTA PARCIAL DEL ACTO
Ni bien terminaron las
ágoras, comenzó el acto central en el que diferentes organismos de DDHH y
autoridades electas hicieron una defensa argumentativa y emocional de la
Democracia. Primero habló Mabel Careaga, integrante de “Familiares y amigos de
los 12 de la Santa Cruz” e hija de Esther Ballestrino de Careaga, secuestrada
de la Iglesia Santa Cruz junto a otras 11 personas, luego de la delación
traidora y psicópata de Alias Gustavo Niño, el nombre que usó Astiz para
infiltrarse entre los familiares que se reunían en la iglesia de la Santa Cruz,
en el barrio de San Cristóbal, para organizarse y encontrar a sus familiares
desaparecidos. Luego hablaron Lola Rosales y Vicente Reati, de Nietxs, una
organización que, evidentemente, traza una continuidad de lucha entre abuelas y
madres, e imagino, que, en unos treinta años, amanecerá una organización que se
llame bisnietxs, la organización comunitaria es tanto un mandato familiar como
un legado societario. Las palabras de estxs pibxs tuvieron la visceralidad, la
frescura y la memoria amplificada por el lugar de enunciación -que es el de la
juventud- y que nos marca la cancha en cuanto a nuestras responsabilidades del
presente, de cada uno de lxs argentinxs. En tercer lugar, hizo uso de la
palabra el turco Ernesto Gayá, quien le tocó hablar luego de, según sus propias
palabras, la vara alta que dejaron lxs nietxs. También estuvo representando a
Abuelas, el último nieto recuperado, el Tano Santucho. No hay nietes con mayor
gravitación que otres, pero siempre, el último, es un escalón de esperanza en
la prosecución de la búsqueda constante, hasta restituirle la identidad y la
historia hasta el último hombre y mujer que fueron despojados de ser quienes
son estando en el interior de su familia: nada menos democrático que obligar a
alguien a ser quien no es. La familia Santucho es un ejemplo del vano intento
de la dictadura por borrar una historia de lucha y sacrificio. Luego habló
Agustín Di Toffino, también representante de Hijxs. Si bien arriba del
escenario estaban Lorena Pokoik (Diputada nacional), Andrés La Blunda
(Legislador por CABA), Magui Tiesso (Legisladora por CABA), Laura Velasco
(Legisladora por CABA), y Vicky Montenegro (Legisladora por CABA), fue ella
quien ofició de vocera del sector político; ese gesto de parte de las
personalidades con cargo electivo, demuestra que no había en el lugar
manifestación alguna de vanidad ni de vedetismo; todes eligieron aunar su voz
en ese mezcla de cuerdas vocales y alma que le imprimió Vicky (también ella
hija de desaparecidxs) al discurso de cierre. Luego, la holganza, el disfrute,
el derecho al ocio, la libertad de escuchar música tomando algo y en contacto
con el pasto, el derecho a un cielo abierto y a la reunión pensante, crítica y
lúdica de una comunidad bajo el cielo bicomunal de la 3 y la 5.
En la fiesta en sí, tocaron
Polak, a quien le tocó romper el hielo; DJ Set Club Arengue, quienes hicieron
una presentación que puso a bailar a todo el parque; la Orquesta Popular San
Bomba, con doce músiques en escena y con todo el ritmo de la música de Nuestra
América; La murga que ensaya en el Parque, Los inconscientes de Almagro,
quienes demostraron la evolución que el género ha tenido y presentó un set
arrollador; Trap Pink, innovando siempre; Martein, llevando con su número hacia
el final del evento artístico.
En cuanto a la
organización del evento, decía que participaron muchas organizaciones,
espacios, grupos, vecinas, pero de cualquier forma, todo lo que ocurrió desde
un mes de anticipación, en las primeras reuniones, sumado a los varios
encuentros organizativos y el trabajo in situ desde las 9 de la mañana hasta
las 2 de la mañana del otro día, da cuenta de que cualquier nombre propio
huelga, y que solo resta alabar al gran vertebrador de la actividad, al
verdadero hecho cultural de la jornada, al emergente de 40 años de democracia,
y muchos más de lucha y de consolidación de un pueblo que le dice no a la
irracionalidad y al thanatos que impera en la opción que encarna Milei; la
individualidad se disolvió en un colectivo comunitario amplio, diverso y
heterodoxo, pero que une sus voces en un solo clamor de altos decibeles que
tronó teniendo como epicentro el Parque de la Estación, pero que se escuchó más
fuerte que el rugido de un león, casi el bramido de un tigre bengalí vernáculo,
del Delta, y que proclamó un apoyo incondicional a la opción de Sergio Tomás
Massa como presidente de la Nación. Más comunidad, más democracia, siempre
Derechos Humanos y siempre los barrios en comunión afectiva.
(La nota
contiene lenguaje inclusivo por decisión del autor.)
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Comunicación
Paco Urondo
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