2 de abril de
1982, la guerra de Malvinas
Tras 150 años de dominio británico, desde 1833,
cuando aquel país tomó el archipiélago por un acto de fuerza ilícito, en 1982, un
gobierno dictatorial pretende hacer justicia y “recuperar” Malvinas, luego de 6
años en el poder y comenzando su amplio
deterioro político.
LA LLEGADA EL 2 DE ABRIL
Mal aprovechando los anhelos de soberanía del
pueblo argentino, con manifiesta inobservancia de fundamentales reglas
militares que rigen para la preparación de todo conflicto bélico y con plena
conciencia de que las tropas argentinas combatirían con un bajísimo nivel de
capacitación, un enorme déficit en materia de alimentos, abrigo y armamento, y
frente a una potencia bélica mundial, con enorme superioridad militar.
Pese a la valentía de soldados patriotas y al entusiasmo del pueblo argentino, el resultado
estaba anunciado. Durante la guerra, las autoridades militares con asiento en
las islas ejecutaron contra cientos de soldados conscriptos, que realizaban el
servicio militar obligatorio, diversos actos de tortura, como forma de
“controlar” los problemas vitales que generaron,
fundamentalmente, la falta de abrigo, comida, armamento adecuado y escasa
preparación.
LA COMIDA INSUFICIENTE
Algunos separaron tajantemente la guerra de la
dictadura que le dio origen por la legitimidad de la causa, y la concibieron
como una “guerra antiimperialista”. Otros, los menos, se opusieron a tal
distinción: la guerra no era legítima porque era una “maniobra dictatorial”
para perpetuarse en el poder y desnudaron los engaños del patriotismo. Entre
ambos extremos existieron los más diversos matices como, por ejemplo, aquellos
que continuaron denunciando a la dictadura por la represión ilegal, por su política
económica y demandando la urgente normalización institucional, pero defendiendo
la causa de soberanía de las islas, o aquéllos que sólo se movilizaban en
solidaridad de los soldados apostados en las Malvinas.
El último combate es entre el 13 y el 14 de
junio de 1982. A miles de kilómetros, un general borracho y sus secuaces de
las “tres armas”, con la calefacción de junio, deciden que no hay que rendirse
hasta no perder las dos terceras partes de las tropas, unos ocho mil pibes. Él
decidía, los nuestros ponían el cuerpo. Pero Mario Benjamín Menéndez
desobedeció, no para salvar vidas ajenas, sino, como hiciera durante
toda la guerra, la propia.
LA RENDICIÓN EL 14 DE JUNIO
La dictadura militar
cayó en su propia trampa tras la derrota en Malvinas. Así como de masivo había
sido el respaldo popular el 2 de abril, luego de la rendición ocurrida el 14 de
junio los cuestionamientos a las Fuerzas Armadas se profundizaron, no sólo por la derrota sino también por su pésimo
desempeño. Incluso, se produjeron movilizaciones de ciudadanos que demandaban
por la “verdad” de una guerra que se creía ganada hasta el día anterior.
El 14 de junio de
1982 Argentina firmó la rendición. La guerra, luego de
74 días de combates, dejó un saldo de 632 soldados argentinos muertos y
más de 1.200 heridos;
los ingleses tuvieron solamente 250 muertos.
Para comprender la guerra es necesario no sólo
considerar la coyuntura inmediata, sino también tener en cuenta la construcción
de Malvinas como una causa nacional en la larga duración histórica. Es esa
cuestión la que nos ayuda a comprender tanto la estrategia de la Junta Militar
como el masivo respaldo al conflicto. Y si bien éste no fue unánime y en
ocasiones no implicó dejar en segundo plano otros cuestionamientos al régimen,
sí le dio cierto respiro a la dictadura en su profunda deslegitimación social.
Sobre el final del conflicto bélico, las Fuerzas
Armadas diseñaron una política tendiente al ocultamiento de aspectos relevantes
de la guerra, en especial de los tormentos infligidos a los conscriptos. Para
ello, se dispuso el control de la información mediante acciones psicológicas
sobre los soldados e inteligencia ilegal sobre éstos y las organizaciones que
comenzaron a nuclearlos, entre otras acciones.
LA PATRIA COLONIZADA
Una frase repetida en las islas, luego de la
derrota argentina era: “Tendríamos que
hacerle un monumento a Galtieri”. Inmediatamente explican que gracias al ebrio
general y su aventura político-militar, hoy gozan de un notable nivel de vida
con excelentes colegios, hospitales gratuitos y servicios públicos eficientes.
Insisten “tendríamos que hacerle un monumento”, guiñan un ojo
invariablemente azul celeste y rematan: “Pero no se preocupen, no se lo
vamos a hacer”. La odiosa Thatcher, que murió en abril de 2013 no tiene un monumento,
pero sí una importante calle de la isla lleva su nombre.
Finalmente, la guerra se perdió, pero fue también
el broche final para la derrota de la dictadura y su fracaso de utilizar una
causa justa y sentida del pueblo argentino, para los fines bastardos que
llevaron a desatar un conflicto que nació perdidoso.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
- https://elhistoriador.com.ar/estar-en-las-malvinas/
- https://perio.unlp.edu.ar/2022/04/02/malvinas-patria-nacion-soberania/
- https://www.nationalgeographicla.com/historia/2024/04/cual-fue-el-origen-de-la-guerra-de-las-malvinas
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