El 11 de
marzo de 1949 se promulgaba la nueva Constitución
LA CONSTITUCIÓN PERONISTA DE 1949
La de
1949 fue una reforma constitucional que promovió el gobierno de Perón en
favor de los sectores populares, para lograr un
desarrollo económico autónomo. Se caracterizó en centrar la
atención en la persona humana, destacando la responsabilidad del Estado en materia de
derechos sociales, en una nación independiente, libre, justa y soberana,
superando así a la de 1853. Con el golpe de 1955, se intentó volver atrás la
historia, sin lograrlo, hasta que en el texto que ha sido reformado varias
veces, en el de 1994 –vigente–, se incorpora el art. 14 bis, hoy en
peligro de ser burlado.
UN CAMBIO
DE ÉPOCA
La reforma de
1949 representó la transformación más radical del texto constitucional desde
1853; proponía otro modelo de país, que elevaba
a rango constitucional, entre otras cosas, la intervención del Estado en la
economía, y una declaración de derechos, ya no
solo a un sujeto abstracto, sino también a uno
bien concreto: el trabajador. La reforma constitucional de 1949 es un
símbolo del llamado constitucionalismo social. Incorporó los derechos de
segunda generación (laborales y sociales), la igualdad jurídica del hombre y la
mujer, los derechos de la niñez y de la ancianidad. La reforma incluyó en el
Preámbulo “la irrevocable decisión de constituir una nación socialmente
justa, económicamente libre y políticamente soberana”. En vistas de
alcanzar la justicia social y avanzar en una nación económicamente libre –que no se confunde con una nación con amplias
libertades mercantiles–, se plasmaron en
el texto constitucional: la equidad y la proporcionalidad en los impuestos.
El general Juan
Domingo Perón se desempeñaba como secretario del Departamento del Trabajo desde
1943, dando el inicio de una nueva etapa en la relación entre el Estado y un
movimiento obrero que comienza a tener una presencia cada vez más central en la
sociedad argentina, se logró dar a los trabajadores importantes beneficios, los cuales venían reclamando desde hacía décadas.
Entre las principales medidas se destacan: creación
de los tribunales de trabajo; el Estatuto del peón
rural, que estableció un salario mínimo y procuró mejorar las condiciones de
alimentación, vivienda y trabajo de los trabajadores rurales; establecimiento
del seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o
provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los
interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición
de aportes; la fijación de mejoras salariales,
el establecimiento del aguinaldo y vacaciones anuales pagas, para todos los
trabajadores; la indemnización por accidentes
laborales y las jornadas de trabajo de ocho horas diarias.
Todas esas conquistas
logradas adquirirían rango constitucional con las reformas de 1949.
Desde el
inicio mismo del gobierno peronista (1946) se comenzó a pensar en la urgente
necesidad de reformar la Constitución de 1853, dejamos de lado las idas y
vueltas que produjo este proyecto, ya que tuvo desde el inicio mismo la férrea
negativa de la oligarquía y los partidos liberales que minaron con todo lo que
tuvieron a mano el campo de acción. Las objeciones partieron desde los lugares
previstos e imprevistos: Colegio de Abogados, Academia de Derecho, Asociación
Constitucional Argentina, son sólo algunas de las que presentaron lanza en
contra de las reformas. Perón fue preciso al contestarles: “Si esos
señores son verdaderos demócratas como anuncian tanto, su acción han de hacerla
sentir en los comicios, no en los tugurios de la conspiración”.
LA REFORMA
EN MARCHA
El 11 de marzo
de 1949 se juraba una reforma constitucional, tras un rápido trámite
legislativo. Entre 1946 y 1947 se presentaron en el parlamento cuatro proyectos
de reforma constitucional, pero ninguno fue debatido en las Cámaras. En el
marco de la campaña de las elecciones de medio término de mayo de 1948, Perón
anunció su intención de reformar el texto constitucional, y el resultado
electoral arrojó un apoyo del 57,5% de los votos para su lista de diputados,
quedándose con el 70% de las bancas en juego. El 14 de agosto de 1948, en una
sesión especial, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto que
declaraba la necesidad de la reforma constitucional, y el 27 de ese mismo mes,
la Cámara de Senadores lo transformó en la Ley N° 13233. El 5 diciembre se
desarrollaron las elecciones para convencionales constituyentes, el Partido
Peronista obtuvo 61,3% de los votos, alcanzando 110 de las 158 bancas, mientras
que la UCR obtuvo el 26,8% y llegó a los 48 convencionales, que abandonaron la
Convención en la tercera sesión ordinaria, el 8 de marzo de 1949.
EL GOLPE
DEL ’55 Y LAS POSTERIORES REFORMAS
Tras el
golpe del ’55 fue dada de baja –manu
militare– la reforma, pero
pronto se dan cuenta de la falta de derechos eliminados, por lo que se agrega
en 1958 el art. 14 bis, que reinstala algunos de aquellos derechos alcanzados
en 1949.
La Constitución de 1853, con sus reformas de
1860, 1866, 1898, 1957 y 1994 –las
de 1949 la borraron de cuajo–, es
la Ley Suprema de
la Nación Argentina,
aunque por diferentes subterfugios, la burlaron para no cumplirla.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
--https://bcn.gob.ar/uploads/Peron-comunidad-organizada.pdf
--https://revistabordes.unpaz.edu.ar/la-constitucion-de-1949-y-su-proyeccion-presente/
--https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/cuestiones-constitucionales/article/view/5588/7261
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