jueves, 2 de marzo de 2017

ODEBRECHT



Odebrecht: la matriz de la corrupción neoliberal



             


   La reciente ofensiva contra los gobiernos populares de la última década ha tenido como caballito de batalla la lucha contra la corrupción. Es así como la entente conformada por grandes empresarios, partidos de derecha y medios de comunicación, agitaron la bandera de la honestidad como fin supremo y emprendieron una cruzada general que culminó con la derrota electoral del kirchnerismo en Argentina, la destitución de Dilma Rousseff en Brasil y un férreo cerco político tendido alrededor de Venezuela.
                Sin embargo, el fuerte poder mediático no logró encubrir el grosero escándalo ocasionado por el descubrimiento de las multimillonarias coimas que pagó la megaempresa brasileña Odebrecht, para facilitar sus negocios en varios países. El problema para los medios es que la mayoría de los políticos implicados responden a la derecha neoliberal que se ha adueñado de nuestro continente en estos últimos años.
                Es así que el ex presidente de Perú, Alejandro Toledo, debió ocultarse para no ser detenido. El ex mandatario pertenece a un país que es utilizado como ejemplo a seguir por los defensores del neoliberalismo. Pero se ve que está flojo de papeles y prefirió no presentarse ante la Justicia para explicar su relación con la constructora brasileña. Otro ejemplo de la región: el presidente Santos, de Colombia, también fue salpicado por las revelaciones que no respetaron su investidura ni su reciente premio Nobel.
                En el país de origen de la multinacional brasileña las cosas no están mejor. La mayoría de los políticos que comandaron la destitución de la presidenta elegida por el pueblo, recibieron dinero mal habido para llevar adelante sus campañas políticas. El propio presidente Temer fue acusado de aceptar una ayuda de 10 millones de dólares. A esto se le suma que uno de los jueces que llevaba adelante la investigación falleció en un oportuno accidente de aviación.
                En nuestro país, si bien los medios ya se solazaban imaginando las imputaciones que lloverían sobre los funcionarios del gobierno anterior, las revelaciones trajeron una grave acusación para uno de los íntimos del mandatario actual: Gustavo Arribas, jefe de la AFI, organismo central de Inteligencia. Arribas acompaña a Macri desde su gestión en el club Boca Juniors, donde ya había sido acusado de triangular en forma irregular los pases de los jugadores del club de la ribera. Lo que explica en gran parte el origen de su fortuna personal.
                Si bien ningún gobierno está libre de la corrupción que existe en todo el planeta, la difamación es un arma arrojadiza que tiene forma de boomerang: los paladines de la honestidad de ayer, pueden ser los corruptos de hoy. El problema es que a veces la niebla mediática no le permite apreciar todo el panorama al votante desorientado, que compra nuevos productos que huelen a viejo.
 
                                                                     Pablo Salcito     







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