BOLSONARO: "EL PELIGRO QUE AÚN NO SE DETECTA"
EL PAYASISMO PARA ENCUBRIR VERDADERAS INTENCIONES |
¿Quién es realmente el ex militar brasileño que lidera los sondeos presidenciales? ¿Su propuesta de armar a la población para acabar con ladrones y comunistas parte de su convencimiento real o surge de una estrategia marketinera para hacer pie en una sociedad desintegrada? Su arsenal de recursos narrativos eclécticos: promoción de la meritocracia evangélica, apelación a una moral decimonónica y cinco millones de amigos en Facebook. Bolsonaro, el Micky Vainilla brasileño que propone: “Orden y progreso, o muerte”.
SIEMPRE SU IMAGEN REPRESENTA UNA ACTITUD BÉLICA |
El despacho del diputado Jair Bolsonaro está decorado con fotos enmarcadas de Humberto Castello Branco, Arthur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel e João Baptista Figueiredo. No se trata de su homenaje a una línea de 5 del siempre buen seleccionado de fútbol local. Más bien, es un pequeño museo del Terrorismo de Estado. Esos cinco generales ocuparon la cabeza del Ejecutivo durante la larga y particular dictadura brasileña. Cuando la colega de la revista Piaui Consuelo Dieguez lo visitó al Congreso para realizarle un largo reportaje que derivó en uno de los mejores perfiles escritos sobre el polémico político y reparó en ese tributo dictatorial, Bolsonaro contestó muy suelto de cuerpo: “No pensabas que iba a tener una foto de Dilma Rousseff”.
DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA |
Ante la sencilla pregunta sobre sí Bolsonaro es, o se hace, Dieguez respondió que, más bien, lo primero: “El perfil de ultraderecha es real. Él es un hombre formado en las Fuerzas Armadas y su discurso se asemeja mucho más al de un militar que al de un diputado, un cargo que viene desempeñando desde hace 25 años. No obstante, a pesar de haber estado tanto tiempo en el Congreso, su actividad parlamentaria siempre fue inexpresiva y gris. En se sentido, siempre fue visto por sus pares parlamentarios como un tipo exótico, conservador y tosco, casi como un bufón”.
Consuelo Dieguez remarca el hecho de que Bolsonaro ocupaba en la política, siguiendo los parámetros de un culebrón tropical, un personaje marginal. Metía, por así decirlo, un “bolo” de vez en cuando. “Él comenzó a pisar fuerte en el escenario político nacional hace tres años adoptando un discurso político agresivo y conservador; por ejemplo, contra las políticas de género. De esa manera, se ganó el apoyo de las porciones más retrógradas del electorado, como la base social evangélica. Además, con la crisis de la izquierda, precipitada principalmente por las denuncias de corrupción contra el PT, él endureció un discurso centrado en el miedo al comunismo. Bolsonaro, por esa época, se paseaba por todos los sets de televisión advirtiendo que la sociedad estaba en riesgo por la destrucción de los valores morales, por la falta de seguridad, por el desempleo en alza y por los ataques de la izquierda a la propiedad privada”, detalla la cronista de Piaui.
FUENTE: "NUESTRAS VOCES"
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