El laberinto sin
salida de Parque Chas
Queda terminantemente prohibido dirigirse a la manzana de
las calles Berna, Marsella, La Haya y Ginebra. Si alguien se animara a dar la
vuelta completa, aparecerá en cualquier otro lugar del barrio Parque Chas,
menos en el que debería.
Cuenta la historia que en 1957 un grupo de exploradores
franceses aceptó el desafío y, luego de
intentarlo, aparecieron en Villa Urquiza, un barrio ubicado a 3 kilómetros.
Otra vez, unos urbanistas catalanes formaron dos equipos y caminaron en
dirección opuesta con la idea de que se encontrarían en la mitad. No fue así:
después de unos largos minutos, uno de los grupos apareció caminando detrás del
otro.
La leyenda nació en un cuento del escritor Alejandro Dolina,
quien habla de este barrio característico por su difícil trazado de calles
circulares y concluye diciendo: “En realidad, conviene no acercarse a Parque
Chas”.
La maldición de la
Facultad de Ingeniería
No todo lo que brilla es oro y no todas las obras
monumentales guardan historias felices. La actual Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Buenos Aires comenzó a construirse en 1912 bajo las órdenes del
reconocido ingeniero Arturo Prins. Detallista y obsesivo, apuntaba a construir
el edificio neogótico más sorprendente de la ciudad.
Todo comenzó muy bien hasta que en 1938, cuando ya había
finalizado la primera etapa de construcción, misteriosamente se frenó el
trabajo. Algunos hablaron de que los costos habían superado lo presupuestado y
otros que los planos tenían un error de cálculo que, de continuar la obra,
terminaría en un derrumbe.
Prins murió un año después y las malas lenguas afirman que
decidió suicidarse por no haber soportado el error cometido. En los años 50, un
estudiante quiso retomar el proyecto y armó una tesis para continuarlo. No sólo
no lo llevó a cabo sino que además jamás se recibió. A partir de ese momento,
nadie más se animó a continuar el edificio que está en la avenida Las Heras, en
el barrio de Recoleta, imponente e inconcluso.
El monstruo de la
Reserva Ecológica
Una misteriosa criatura vive en este espacio verde de 350
hectáreas y nadie sabe cuándo volverá a aparecer. Diferentes historias a lo
largo de los años hablan de un mamífero con tamaño de perro y características
de rata.
Dicen que es un coipo, el animal similar a la nutria que
vive en las costas del río. La primera vez que se oyó hablar de él fue en 1986,
días después de que se inaugurara la Reserva. Entre tanta flora y fauna resulta
difícil reconocer todas las especies y nadie se anima a realizar un diagnóstico
acabado. Así nació la leyenda de “Reservito”, que según diferentes testimonios,
se alimenta de carne humana y persigue a quienes caminan tranquilamente.
Grupos de jóvenes se han organizado
más de una vez para enfrentarlo, pero nunca han tenido éxito. Sin hallazgos de
cadáveres ni desapariciones inexplicables, “Reservito” hizo lo suficiente como
para aparecer y desaparecer sin que fuera documentado.
https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/article/3-leyendas-urbanas-de-buenos-aires
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