EL 27 DE FEBRERO DE 1812
MANUEL BELGRANO HACE JURAR A SUS SOLDADOS LA BANDERA NACIONAL
“LA ENSEÑA QUE BELGRANO NOS
LEGÓ…”
Hacia 1812, el Primer Triunvirato se basaba en sostener la
política exterior basada en el objetivo de preservar estos territorios para
Fernando VII, que seguía cautivo de Napoleón;
pero muchos, como Belgrano, pensaban que ya era
tiempo de pensar en la Independencia, y así actuó en consecuencia.
ANTECEDENTES
Antes de crearse la bandera argentina, los patriotas adoptaron los
colores populares de la escarapela. El 18 de
febrero de 1812 a petición del general don Manuel Belgrano, quien encontrándose
en el Rosario de Santa Fe, aconsejó en nota al gobierno que “parecía llegado el caso de declarar la escarapela
nacional que debíamos usar para que nadie equivocara nuestras fuerzas con las
de nuestros enemigos”. En virtud de ese consejo
que tendía a fijar la uniformidad en las insignias de nuestros soldados, el
Gobierno decretó que “la escarapela nacional de
las Provincias Unidas del Río de la Plata sería desde entonces de color blanco
y azul celeste”.
BELGRANO LE HACE JURAR A SUS SOLDADOS LA BANDERA EN 1812
Belgrano seguía empeñado en
avanzar en el camino hacia la libertad. El 27 de febrero de 1812, inauguró una nueva batería, a la que llamó Independencia. Allí hizo formar a sus tropas frente a una bandera
que había cosido doña María Catalina Echeverría, una vecina de Rosario. La
bandera tenía los colores de la escarapela y su creador ordenó a sus oficiales
y soldados jurarle fidelidad diciendo “Juremos
vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el
templo de la Independencia y de la Libertad”.
El Gobierno, cuando tuvo conocimiento del hecho, ordenó a Belgrano
“que hiciera pasar como un rasgo de entusiasmo
el suceso de la bandera blanca y celeste enarbolada, ocultándola disimuladamente”, subrogándola con la española que se le enviaba y
que era la que hasta entonces flameaba en la Fortaleza. Se le prevenía además
que, el Gobierno no toleraría en adelante, la realización de actos tales sin su
previo consentimiento.
LA REBELDÍA DE BELGRANO
En Yatasto, Manuel Belgrano tomó el
mando del ejército, y contramarchó para avanzar nuevamente hacia el norte.
Hallándose en Jujuy, el 25 de mayo de 1812, enarboló la bandera formada en el
Rosario, para festejar el segundo aniversario de la revolución, y dio cuenta
del acto solemne.
El Gobierno creyó que el general Belgrano insistía en un acto de
indisciplina, y lo llamó seriamente al orden, recordándole su terminante
prohibición.
La contestación, que en parte transcribiremos, fue digna de aquel
patriota.
“Vengo
a estos puntos, los encuentro fríos, indiferentes y tal vez enemigos; tengo la
ocasión del 25 de mayo y dispongo de la bandera para acalorarlos y
entusiasmarlos y, ¿habré por esto cometido un delito? Lo sería, Excmo. Señor,
si a pesar de aquella orden yo hubiese querido hacer frente a las disposiciones
de V. E.; no así, estando enteramente ignorante de ella, la que remitiría al
comandante del Rosario y la obedecería, como yo lo hubiese hecho, si la hubiera
recibido.”
El ejército argentino volvió a retroceder, y perseguido ya, libró
batalla en Tucumán, venciendo a los realistas el 24 de setiembre de 1812. En
marcha hacia Salta para batir a los dispersos que se habían concentrado en esa
ciudad, pasó revista al ejército en las márgenes del Río Pasaje el 13 de
febrero de 1813, y enarboló otra vez la bandera conocida. El hecho estaba
justificado con la victoria alcanzada.
El día 20 del mismo mes, derrotó al ejército del general Tristán y
tomó posesión de Salta. La rendición se hizo frente a la bandera, que desde
entonces quedó consagrada como el símbolo de los esfuerzos argentinos.
Pero Belgrano no llegó a enterarse de esta resolución hasta varios
meses después de emitida y siguió usando la bandera nacional que fue bendecida
el 25 de mayo de 1812 en la Catedral de Jujuy por el sacerdote Juan Ignacio
Gorriti.
En julio recibió finalmente la intimación del Triunvirato y
contestó admitiendo que en dos oportunidades había izado la bandera para “exigir a V.E. la declaración respectiva en mi deseo de
que estas provincias se cuenten como una de las naciones libres del globo”. Concluye la carta,
indignado, diciendo que destruirá la bandera: “La desharé para que no haya ni memoria de ella. Si
acaso me preguntan responderé que se reserva para el día de una gran victoria y
como está muy lejos, todos la habrán olvidado”.
A JURAR LA BANDERA
En octubre de 1812 caía el Primer Triunvirato y las cosas
comenzaban a cambiar. El Segundo Triunvirato, bajo la influencia de la Logia
Lautaro creada por San Martín y la Sociedad Patriótica dirigida por Bernardo de
Monteagudo, dio un nuevo impulso a la guerra revolucionaria, avaló lo actuado
por Belgrano y éste pudo hacer jurar la bandera por sus tropas a orillas del
río Pasaje, que desde entonces se llama Juramento.
Hasta llegar a ser como la conocemos hoy, la bandera nacional
sufrió cambios de colores, de formas, leyes y decretos.
EL DESAGRAVIO
El Congreso de Tucumán se encargó de desagraviar a Belgrano de
aquel famoso reto del Triunvirato reivindicando su actuación patriótica y
ratificando la bandera “celeste y blanca que se
ha usado hasta el presente y se usará en lo sucesivo”
como símbolo nacional. Durante la época de Rosas, sus partidarios se
identificaban con el color rojo, mientras que sus opositores unitarios lo
hacían con el celeste. Para evitar confusiones, Rosas mandó oscurecer la
bandera que pasó a ser azul, blanca y azul, con cuatro gorros frigios, uno en
cada ángulo.
OTRA VEZ CELESTE Y BLANCA
Tras la caída de Rosas en 1852, la bandera vuelve a ser celeste,
blanca y celeste. Hasta que Sarmiento lo autorizó en 1869, estaba prohibido
embanderar casas y edificios en las fechas patrias. Pero el presidente Roca en
1884 volvió a limitar su uso a las reparticiones oficiales como escuelas,
cuarteles y barcos. Y aunque parezca mentira, se siguió discutiendo si debía
ser azul y blanca o celeste y blanca hasta que en 1944 el presidente Farrell
estableció por decreto que: “La bandera oficial
de la Nación es la bandera con sol. Los colores están distribuidos en tres
franjas horizontales celeste, blanca y celeste. El sol, con los treinta y dos
rayos flamígeros y rectos, será del color amarillo del oro”. Esta bandera fue durante mucho tiempo la bandera
llamada “de guerra”
y quedó reservada a los actos oficiales. Finalmente, en 1985, durante la
presidencia del Dr. Raúl Alfonsín, se autorizó a
todos los argentinos a usar la bandera con el sol en el centro.
EL MONUMENTO A LA BANDERA
El proyecto se originó el 3 de mayo de 1898, cuando el Concejo
Deliberante de la Ciudad de Rosario aprobó una ordenanza para levantar un
monumento en homenaje a nuestra bandera y a su creador, justamente en el lugar
donde Belgrano la hizo flamear por primera vez. El poder ejecutivo Nacional,
por Ley del 30 de septiembre de 1903, se hizo cargo de las obras. Pero recién
en 1943 comenzó la construcción a cargo del arquitecto Ángel Guido y los
escultores Alfredo Bigatti y José Fioravanti. Fue inaugurado el 20 de junio de
1957.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-https://www.cultura.gob.ar/conoce-la-historia-de-la-primera-bandera-argentina_5993/
-https://www.cultura.gob.ar/primer-enarbolamiento-de-la-bandera-nacional-10176/
-https://www.elhistoriador.com.ar/belgrano-y-la-creacion-de-la-bandera/
-https://www.elhistoriador.com.ar/la-creacion-de-la-bandera/
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