LOS QUERANDIES PRIMEROS PUEBLOS ORIGINARIOS QUE HABITARON LA ZONA
PRIMEROS POBLADORES DE BALVANERA Y ALMAGRO
La conquista en el Río de la Plata recién comienza en 1580, cuando Juan
de Garay funda por segunda vez la Ciudad de Buenos Aires, tras la efímera y
frustrada de Pedro de Mendoza en 1536, en las inmediaciones del actual Parque
Lezama.
Entonces, casi cien años después del “descubrimiento
de 1492”, se
inicia en estas latitudes una conquista que ya había dejado en el resto del
continente millones de muertos, desplazados y esclavizados.
La región de Buenos Aires era habitada por los querandíes, “gente con grasa” (al decir de los viajeros), parte
de la gran nación “pampa”. Estos pueblos que eran nómadas, no conocían la
agricultura y vivían de la caza y de la pesca, abundantes entonces. Se armaban
con arcos y flechas, lanzas, pedernal afilado y boleadoras.
LOS VASCOS FUERON PIONEROS EN EL REPARTO DE LECHE
Construían sus viviendas temporarias, precarias, con cueros sin curtir.
Ocupaban una ancha franja de la hoy provincia de
Buenos Aires hasta el sur de Santa Fe. Presentaban un bien proporcionado
físico, elevada estatura y eran sumamente
belicosos. Vestían un abrigo de cuero, similar al quillango; las mujeres
también usaban una falda que cubría su cuerpo hasta las rodillas.
Existen muy pocos testimonios de su lengua, aparte de un par de frases
y unas cuantas palabras compiladas por navegantes franceses hacia 1555. Esa
pequeña evidencia, aunque dudosa, sugiere una relación con el puelche.
Diversos repositorios encontrados por el profesor Carlos Rusconi en
1932, en paraderos querandíes y guaraníes de Villa Lugano y Puente de la Noria,
le permitieron rescatar fragmentos de cerámica, pipas y puntas de flechas que
revelan importantes detalles de su vida.
LOS BAYONESES FUNDARON EL COLEGIO SAN JOSÉ
Fueron estos pueblos que, tras una endeble armonía, terminaron con el
pequeño emplazamiento de Pedro de Mendoza, poniéndole fin a la primera
fundación de Buenos Aires.
El poeta salteño Tomás “Tutu” Campos (1940-2001), reflejaba en sus
versos aquella época de la conquista:
"Cuando vinieron, ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra.
Nos dijeron, cierren los ojos y recen. Cuando abrimos los ojos, nosotros
teníamos la Biblia y ellos tenían tierra.”
Aunque sería imposible precisar el paso de los querandíes por lo que
hoy es el barrio de Balvanera, no es difícil deducir que debieron haber
transitado estas pampas en persecución de su presa para el sustento diario. El
pueblo querandí nunca pudo ser domesticado; prefirió el éxodo o la muerte.
Ya hacia 1595, con la introducción de esclavos negros, llegará la mano
de obra barata que dejaba vacante el indio. Esta inmigración forzada de
gentes africanas influyó considerablemente en la
población del actual territorio argentino. La mayoría procedían de las regiones de las
actuales Angola, Guinea y el
Congo. En 1778 estas etnias y sus descendientes constituían el 30% de la población de Buenos Aires, y se
organizaban en “naciones” o mutualidades, como
“Tambor de Mají”, “Tambor del Congo Anguenga” –éste ubicado en Tucumán y Callao–, la “Nación
Bengala” sobre la calle México, a tres cuadras del actual Congreso, y la de los
“Morenos Congos de San Baltazar”.
Con el tiempo comenzó la mezcla de españoles, negros e indios, dando
lugar a nuevos grupos raciales: mulato (de blanco con negro), mestizo (de blanco
con indígena) y zambo (de indígena con negro).
Hasta 1810 el grueso de la población extranjera era de origen español,
y en el resto de las colectividades minoritarias se destacaba la inglesa, que
consiguió entablar buenas relaciones con los sectores más acomodados de la
sociedad de entonces. Tuvo más adelante su propio cementerio en el barrio, el
de “los Disidentes” (hoy Plaza 1º de Mayo).
Uno de los primeros ingleses que ingresó fue Roberto Billinghurst, en
cuyo homenaje una calle de Almagro lleva su nombre. Fue además el padre de
Mariano, pionero de los tranvías, con estación terminal en Almagro (Rivadavia
entre Billinghurst y Mario Bravo).
Lo que hoy es Balvanera y Almagro, comenzó siendo una campiña sin
cultivar, que con el correr de los años se convirtió en quintas de fin de
semana de los sectores sociales altos de la ciudad. Balvanera nace hacia 1775,
cuando el gallego Antonio González Varela instala su quinta en las
inmediaciones de las actuales Azcuénaga y Rivadavia, ganándose el apodo de
“Miserere” por su propensión a las dádivas. Donará un sector de su quinta para
crear un hospicio (alojamiento) y un oratorio para los franciscanos que
llegaban a Buenos Aires con destino al interior. El lugar era el del actual
emplazamiento de la Iglesia de Balvanera.
Durante el gobierno de Rivadavia en 1826, ingresarán al país los
primeros inmigrantes irlandeses, entre ellos el capellán Domingo Fahi, quien
compra tierras en las proximidades de Callao y Tucumán. Vende parte de ellas a
los jesuitas, que dan nacimiento al Colegio y la Iglesia Del Salvador.
El 11 de abril de 1833 se conforma la parroquia eclesiástica de
Balvanera, con un inmenso territorio que llegaba al este hasta el Riachuelo y
al oeste hasta el fin de la ciudad, límite con el partido
de Flores: las calles Boedo-Medrano y hasta Santa Fe por el norte. Una
verdadera “provincia de Balvanera”. Es muy
interesante saber que para 1836 Balvanera tenía una población de 3.635 almas:
2.998 blancos, 506 negros y 131 extranjeros.
La colectividad francesa también se estableció allí, eran los vascos
franceses y los bearneses, que se afincan en los sectores de quintas,
estableciendo sus tambos y lecherías junto a los vascos españoles. Hacia 1887
existían en el radio urbano 82 tambos y 37 lecherías, la mayoría en Balvanera.
Escribirá el poeta Baldomero Fernández Moreno:
“El Once huele a un vaso de leche grande y
fresca,
se adivina el oeste de boina y
alpargatas…”
En 1858 los Padres Bayoneses fundan el Colegio San José en la esquina
de Azcuénaga y Bartolomé Mitre, compran prontamente las tres cuartas partes de
la manzana contigua: Bmé. Mitre, Azcuénaga, Cangallo y
Larrea.
Hacia 1870 comienza a fluir la inmigración italiana, principalmente
calabresa, siciliana y napolitana. Muchos se instalan hacia 1890 en la
zona del Mercado de Abasto. Esta colonia será luego la más numerosa del país,
superando a la española.
Argentina debió homogeneizar sus leyes y cultura con la de los de los
inmigrantes. Favorecida por los rasgos comunes (el origen latino de casi el 80%
de los llegados en estas oleadas), el gobierno federal instrumentó una política
de educación e inserción forzosa, basada en la obligatoriedad de la enseñanza primaria laica
y gratuita, a partir de 1884, y estableció el
matrimonio civil en 1888. Hasta entonces ambos eran de carácter católico.
En 1914 se asienta en el sector norte del barrio (Córdoba, Bmé. Mitre, Riobamba
y Anchorena) una poderosa colectividad judía, proveniente de Polonia y Rusia
quienes, dedicados al comercio, cambiarán la fisonomía de la zona. Allí
establecerán sus asociaciones, convirtiéndose en la séptima comunidad judía en
el mundo, con más de 185.000 miembros. Su núcleo se estableció en la calle
Corrientes, con sinagogas y clubes judíos, y también se concentró en ella el
comercio textil.
Los árabes, armenios, libaneses, sirios y algunos turcos, se instalaron
en la parte sur del barrio, traspasando la frontera con San Cristóbal. Sobre
Corrientes a la altura del Mercado de Abasto, se establecerá también una
pequeña colonia griega.
El censo de 1914 indicó que un 30% de los habitantes eran extranjeros:
2.358.000 sobre un total de 7.885.000. El siguiente cuadro ilustra la magnitud
de los arribos entre 1895 y 1946, que llegaron a 3.800.000:
Italianos 1.476.000, españoles 1.364.000, polacos 155.000 rusos 114.000,
franceses 105.000 y alemanes 60.000.
Ya en siglo XX, comenzó a llegar población paraguaya y boliviana, más
tarde coreana, y ya más cercano a nuestros días ingresa la colectividad china,
otras migraciones menos numerosas de diverso origen constituyen una minoría,
muchos también afincados en el Once, como africanos y dominicanos.
Miguel Eugenio
Germino
Fuentes:
-Buenos Aires nos cuenta, nº 8 de abril de 1988.
-Cordero, Héctor Adolfo, Cuando
Buenos Aires era colonia, Aguilar, 1980.
-Difrieri, Horacio A., Atlas de Buenos
Aires, tomo I,
Municipalidad de Buenos Aires, 1980.
-Frau, Salvador Carlos, Las poblaciones
indígenas de la Argentina, Hyspamérica, 1953.
-Periódico Primera Página, números 14 y 15, de noviembre y diciembre de 1994
-Wilde, José A., Buenos Aires desde 70
años atrás, Eudeba, 1960.
-http://omerfreixa.blogspot.com/2010/09/los-inmigrantes-en-argentina-hoy-dia.html
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