EDITORIAL AL Nº 282 DICIEMBRE 2018
Siempre como es de costumbre –al menos en estas latitudes– el mes de diciembre despierta ciertas expectativas y se activa
automáticamente en la sociedad un mecanismo que bloquea la atención de los
problemas trascendentales, graves o no; pero es
una cuestión inevitable que sucede a pesar de nuestra voluntad.
Sin embargo es inútil que se opere un descuido total al momento que se
está viviendo, tanto en nuestro país como en la América (hoy una América difícil) y en el mundo, porque todo
está relacionado y nada, absolutamente nada, se
da en forma aislada. Es una quimera pretender percibir una realidad
parcializada, y lamentablemente quien así lo
entienda vive en una realidad de ficción.
Y… así lo entiende también el gobierno, un gobierno de ricos y CEOs (CEO, siglas
del inglés Chief Executive Officer o
director ejecutivo), que le vino a expropiar a los pobres, a los
menos favorecidos o a la otrora importante llamada “clase media” –hoy
devenida a menos de un cuarto–, y para ello trata de vender reiterados
escenarios de “cortinas de humo”, que se acompañan
con repetidos “circos mediáticos”,
mientras se prepara con campañas destinadas a “bobos” (con el perdón del
término) porque que los hay los hay, aunque éstos no lo perciban o no se den por aludidos.
Las guerras de distracción
no son nuevas en el mundo,
esta teoría es tan vieja como el universo, el famoso chivo expiatorio ha sido utilizado
por diversos autores para explicar “la guerra” como una respuesta para distraer
problemas internos irresolubles.
Nicolás Maquiavelo (1469-1527) fue un diplomático, funcionario,
filósofo, político y escritor italiano, considerado padre de la
Ciencia Política moderna, una figura relevante del Renacimiento italiano. En
1513 escribió su tratado de doctrina política titulado “El príncipe”, describiendo el comportamiento inmoral
como la deshonestidad y la muerte de inocentes, como algo normal y efectivo en
la política. Incluso pareció respaldarlo en algunas situaciones. El libro ganó
notoriedad cuando algunos lectores afirmaron que el autor estaba enseñando el
mal y proporcionando “malas recomendaciones a los tiranos para ayudarles a
mantener su poder”. En su obra elaboró ciertas máximas que “calzan como anillo
al dedo” a este gobierno para
desmitificarlo, a saber:
-Nunca intentes ganar por la fuerza lo
que puede ser ganado por la mentira.
-El odio se gana tanto por las buenas
obras como por el mal.
-Para entender la naturaleza de la gente,
uno debe ser un príncipe y para entender la naturaleza del príncipe, uno debe
ser la gente.
-Un príncipe nunca carece de razones
legítimas para romper sus promesas.
-El vulgo se deja seducir siempre por la
apariencia y el éxito.
-Si quien gobierna no reconoce los males
hasta que los tiene encima, no es realmente sabio.
-El que engaña encontrará siempre quien
se deja engañar.
-Castigar a uno o dos transgresores para
que sirvan de ejemplo, es más benévolo que ser demasiado compasivo.
-Yo no digo nunca lo que creo, ni creo
nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo
entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla.
-Las personas deben ser acariciadas o
aplastadas. Si les haces un daño menor obtendrás su venganza; pero si los
lisias no hay nada que puedan hacer.
-No es preciso que un príncipe posea
todas las virtudes citadas, pero es indispensable que aparente poseerlas.
El lingüista Noam Chomsky, ya en la
actualidad, describió así a las “cortinas de humo”: “Mantener la
atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales,
cautivada por temas sin importancia… sin ningún tiempo para pensar…”.
Tras esta introducción, “al grano” como decía la abuela: Durán Barba, ideólogo necesario de este gobierno, es un fiel reflejo del maquiavelismo y planea gran parte de los movimientos tácticos del
régimen que padecemos.
Por algo Patricia Bullrich (de escaso entendimiento y exceso de
efluvios alcohólicos) sale a reivindicar la xenofobia, creando terroristas
fantasmas, mezclando los escándalos con los negocios, hasta el clásico River-Boca
sirve, pero siempre priorizando el engaño y la mentira, que está viralizada en
la sociedad.
Pero por sobre todo, deben existir seres incautos y desprevenidos, que
se dejen engañar (“El que engaña encontrará
siempre quien se deja engañar”, Maquiavelo básico).
Mientras tanto continúa el pan
maquiavélico, con supuestos “mini bonos compensadores” (sólo para unos pocos)
que no suplen el deterioro salarial, con la capacidad industrial ociosa en
un 40%, más una caída del 11.8% y una deuda externa que representa más
del 87% del PBI, todo salpicado con una cruzada de injustas detenciones
preventivas, (más de 30, y buscan más y más), dispuestas por jueces cachafaces (que actúan con descaro, pillería y sin
vergüenza) que transgreden las leyes y la división de
poderes. Y más en este momento que se realiza el “G 20” y se
encuentran “a la caza” ¡Toda una porquería!
Y…“¡Atenti!”,
porque como se avecinan las “fiestas de fin de año” es probable que la
viralización de la mentira, el engaño y la burla se potencien. ¡¡¡Cuidado!!!
Hasta
la próxima
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