viernes, 31 de julio de 2020

EL INGENIO SANTA ANA DE TUCUMÁN


El 21 de agosto de 1966 la dictadura  consuma el monopolio de la industria del azúcar en el país


                          Ingenio Santa Ana

Aquel 21 de agosto, por la noche, el ministro de Economía del dictador Juan Carlos Onganía, Jorge Néstor Salimei, anunció las medidas para terminar con los ingenios tucumanos que eran “foco de intranquilidad social”; al día siguiente se firmó el decreto-ley 16.926 para la intervención de los primeros ingenios (Bella Vista, Esperanza, La Florida, Lastenia, Nueva Baviera, La Trinidad y Santa Lucía). Según el decreto, era momento de “sanear la economía distorsionada de la actividad azucarera”.
Previamente, el 17 de agosto, trece aviones habían aterrizado en el aeropuerto Benjamín Matienzo con más de 400 efectivos de la Policía Federal para ocupar los ingenios que se cerrarían. Aquel operativo dejaría libre el camino a los grandes monopolios del azúcar que hasta hoy padecemos, encabezados por Fernando de Prat Gay (propietario del ingenio Leales en Tucumán, abuelo del ministro de Economía de Macri), Carlos Pedro Blaquier (del ingenio Ledesma, Jujuy) y los tucumanos Paz (del ingenio Concepción, uno de los mayores beneficiarios en la provincia), Ambrosio Nougués (ingenio San Pablo y Providencia) y Juan José Sortheix. Nougués también tenía lazos con los Patrón Costas, propietarios del ingenio El Tabacal en Salta.


LA VIVIENDA DE LA FAMILIA HILERET EN TUCUMÁN


EL OPERATIVO AZÚCAR”

El “Operativo azúcar” oficialmente denominado “Operativo Tucumán” fue presentado como una avanzada contra el monocultivo, “isla de presente y futuro conflicto de incierto final", con promesas de diversificación, nuevas industrias y de la mano de una “lluvia de inversiones” (término de cercana familiaridad). En buena síntesis un discurso “racionalizador” del que se hizo eco el diario Clarín.
 “El programa para Tucumán excedía los límites de la provincia considerada como punta a un cambio hondo y oscuro en la política nacional de inversiones. Por eso, solo puede ser interpretado como una profunda revisión de la política económica seguida hasta la fecha”, afirmaba la editorial del diario Revolución para Tucumán, de la edición del 24 de agosto.
 Pero ¿cuál fue el verdadero objetivo de este plan? Además de disminuir el personal público y “racionalizar” la administración estatal, el Onganiato tomó diversas medidas destinadas a favorecer a los sectores más concentrados del capital en el plano de la industria azucarera, lo que estaba en disputa era el destino de los cupos de producción asignados a cada ingenio.
La medida del cierre de once ingenios en Tucumán tuvo como fin favorecer la concentración monopólica en manos de los industriales “del norte” (en referencia a Jujuy y Salta, aunque también hubo beneficiados en Tucumán) que fueron los industriales nucleados en el Centro Azucarero Argentino (CAA).
Una Comisión Especial del CAA será la impulsora del cierre de los ingenios en Tucumán, para redistribuirse los cupos. La comisión era presidida por Fernando de Prat Gay (propietario del ingenio Leales en Tucumán (abuelo del ministro de Economía del gobierno de Macri), Carlos Pedro Blaquier (del ingenio Ledesma, Jujuy) y los tucumanos Paz (del ingenio Concepción, uno de los mayores beneficiarios en la provincia), Ambrosio Nougués (ingenio San Pablo y Providencia) y Juan José Sortheix. Nougués también tenía lazos con los Patrón Costas, propietarios del ingenio El Tabacal en Salta. A su vez, Herminio Arrieta (Ledesma) había comprado el ingenio Mercedes y pretendía comprar el Bella Vista para, en alianza con los Nougués, controlar la producción de la zona de Lules, Famaillá y Bella Vista.
Lejos habían quedado las primeras experiencias azucareras. La caña de azúcar se conoce en América hacia los años 1612, aunque algunos historiadores del tema la sitúan con Antonio Fernández Cornejo hacia 1760 en la provincia de Salta, y aún antes la habrían utilizado los jesuitas, aunque su desarrollo y modernización se fue transformando hacia 1870, con la aparición de la familia Hileret, entre otras.
 En 1888 se funda la localidad de Río Chico a consecuencia de la llegada del ramal ferroviario, en el que viajó a la zona Clodomiro Hileret.
Originariamente aquel territorio estaba habitado por los indios Singuiles, una parcialidad diaguita, que antes del año 1632 ya estaban radicados en el lugar. Con la avanzada de la invasión perpetrada hace 500 años, los pueblos originarios fueron arrasados y desculturizados, a esto se sumó la llamada “Conquista del desierto”: el Ejército argentino exterminó a muchos pueblos originarios lo que antes fuera justificado por la “evangelización” luego lo hizo la llamada “civilización”, los que quedaron fueron utilizados como mano de obra esclava para las nuevas actividades que surgían en un aparentemente floreciente país, muchos de estos damnificados de su tierra fueron a parar a los grandes ingenios azucareros del norte argentino.


la demolición por el cierre de las instalaciones del ingenio                                                Santa Ana


En 1889 Clodomiro Hileret, un francés adinerado, con espíritu empresario y Lidoro J. Quinteros adquirieron la estancia “Santa Ana”, de 27.000 hectáreas de tierras, y fue en sus asentamientos donde aparece la fabulosa leyenda disciplinadora de “El Familiar”, aquel perro hambriento que aparecía por las noches para devorar trabajadores “insubordinados”. Quién no recuerda aquellos cuadraditos de azúcar recubiertos de fino papel que endulzaban en los bares el cafecito de los porteños en los primeros años del siglo 20.
 En el año 1957 el Ingenio es transferido al gobierno provincial, ocasionándose el fenómeno de desocupación más grande de la historia de la provincia; situación que no se revirtió completamente hasta nuestros días. Esto motivó la disgregación familiar por el alto índice de emigración de jefes de familias e hijos mayores a distintos puntos del país, en búsqueda de nuevas fuentes de trabajo.
 En sus comienzos Santa Ana y la ciudad que también llevaría aquel nombre actuaban como centro industrial y las demás poblaciones cumplían el rol de colonias agrícolas.


La primera huelga en la industria azucarera

Según algunos registros, la primera huelga en la industria azucarera se llevó a cabo en el año 1904, cuando aún no existía en la zona organización sindical alguna, y por lo que se sabe, sus primeros activistas fueron anarquistas y socialistas. Curiosamente, los socialistas no tenían relación con sus compañeros de Buenos Aires. Más aún: llegaron a publicar un periódico El trabajador escrito y editado por obreros, sin la participación de intelectuales. Los reclamos que unificaron la protesta apuntaban a lograr la eliminación de la proveeduría, un aumento salarial y jornales abonados en moneda nacional en reemplazo del vale para la proveeduría.
A fines de junio de 1904, obreros, peones y pequeños campesinos del ingenio San Miguel iniciaron esa protesta, que rápidamente se extendió a otros ingenios de la zona del este tucumano. Al mismo tiempo, la agitación obrera se expresó en asambleas que día a día nucleaban más trabajadores. El 26 de junio de ese año, una asamblea en Cruz Alta convocó a más de 6.000 trabajadores que aprobaron lanzar una huelga general en todos los ingenios.

Tapa del 22 de agosto de 1966 del diario Clarín instalando                               la excusa del monocultivo


En un marco represivo implacable, con allanamientos, razias, detenciones masivas y expulsiones del territorio de la provincia, la actividad sindical continuaba su crecimiento, expresado en huelgas generales en los años inmediatos.
El Banco Nación evitó el cierre del ingenio adquiriéndolo en diciembre de 1932, recién en octubre de 1940 se hizo cargo definitivamente e inició un eficiente ordenamiento técnico. Después de un vasto estudio se renovaron los cañaverales y se ampliaron obras de irrigación. Las vías férreas y alambrados fueron adaptados a las necesidades del establecimiento. Además se creó una Estación Experimental para estudio y orientación de los agricultores locales. También se realizaban otras tareas agrícolas, pero en menor medida, como la producción de limón, papas, soja, maíz y criaderos de cerdos. Más recientemente comenzó a desarrollarse cierto turismo, sobre todo los recorridos rurales, de aventura y fotográficos.
Otro punto muy relevante de esta Comuna es la Reserva Natural Estricta Santa Ana; se trata de una inmensa extensión de 20.000 hectáreas de fauna y flora protegidas en una topografía muy accidentada de "Selva de las yungas" y "Selva tucumana-boliviana. Creada por Ley provincial 2.439 de 1940, esta reserva es administrada por la "Dirección de Recursos Naturales y Riego de la Provincia" y funciona como “clausura”, lo cual quiere decir que no admite visitantes por no poseer el grado de control suficiente como para permitir que las personas ingresen a la misma.
La localidad, ya desde sus principios, tuvo siempre una estructura basada en un cuadrado casi perfecto, sus calles tienen un trazado ortogonal, lo cual permite vincular cada una de sus edificaciones. En el centro de la misma se halla ubicada la fábrica y la vivienda de Hileret, rodeada de un hermoso parque.


LOS CAÑEROS INDEPENDIENTES

 Los cañeros tucumanos se iniciaron a finales del siglo XIX en el contexto de modernización de la agroindustria azucarera en Tucumán. El asociacionismo cañero fue la forma de defender sus intereses frente a los grandes industriales azucareros y subsistir en el tiempo como sector productivo diferenciado. A través de sus asociaciones, los cañeros presentaron reclamos de intervención estatal que giraban en torno al establecimiento de mejores condiciones de venta de su materia prima. En este sentido, la formación de asociaciones estuvo signada por momentos críticos como plagas o sobreproducción que afectaban la venta de su materia prima y hacían peligrar la existencia del sector.
La UCIT se constituyó a finales de 1945 por la fusión de tres asociaciones cañeras: el Centro Cañero, la Unión Agraria Provincial y los Cañeros Independientes. El proceso de formación de la nueva institución estuvo enmarcado por tras destacados factores, la crisis en los cañaverales y el clima asociacionista que se desplegó desde los orígenes del primer peronismo, y el avance de las luchas campesinas y obreras durante el siglo XX.


                  Antiguo terrón de azúcar Hileret 
                              envasado en papel




LA FOTIA

Fue creada en 1944, un período histórico en el que Juan D. Perón se desempeñó como secretario de Trabajo y se caracterizó por la sanción de importantes leyes laborales y la ampliación de la sindicalización a sectores antes desorganizados, entre ellos los trabajadores del azúcar. La FOTIA se organizó de ese modo como uno de los sindicatos más importantes y combativos: declaró una huelga para exigir la libertad de Perón, quien había sido detenido por un golpe de estado militar, que se constituyó en el antecedente directo de las grandes movilizaciones obreras del 17 de octubre de 1945, conocidas como Día de la lealtad, que obtuvieron la liberación de Perón. En las elecciones presidenciales de 1946, en las que resultó ganador Perón, la FOTIA fue la base de la organización del Partido Laborista en la provincia, obteniendo el mayor porcentaje de votos del país, por lo que fue llamada “la llave del Norte. En esa época los dirigentes de FOTIA ocuparon importantes lugares en el Estado y como diputados y senadores. Algunos de los dirigentes de esa etapa fueron: Celestino Valdéz, Manuel Lema, Lorenzo Rivarola y Luis René Villacorta. En 1947 los sindicatos de trabajadores del azúcar de Jujuy y Salta se incorporaron a la FOTIA, transformándola de hecho, por entonces, en un sindicato único nacional, formado por 64 sindicatos locales con un total de 130.000 asociados. Durante el gobierno peronista (1946-1955), en marzo y octubre de 1949, la FOTIA organizó importantes huelgas, enfrentándose con el gobierno que las declaró ilegales, intervino la federación y encarceló a muchos de sus dirigentes. Durante el gobierno radical de Arturo Illia (1963-1966), la FOTIA organizó una gran movilización contra los patrones que adeudaban una zafra completa. El movimiento fue severamente reprimido causando varios muertos, y el gobierno encarceló a su secretario general, Atilio Santillán aplicando el Plan Conintes, que permitía "militarizar" los conflictos sociales. Durante la dictadura militar conocida como Revolución Argentina, se produjeron cierres de gran cantidad de ingenios en Tucumán. La FOTIA organizó como respuesta grandes huelgas que conmovieron el país y que fueron cruentamente reprimidas. En esas luchas se destacó como dirigente Atilio Santillán, quien fue asesinado en Buenos Aires dos días antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, con que se inició el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). Toda la dirección de la FOTIA, con excepción de su secretario de Prensa, Rafael Desantis, resultó desaparecida durante el Terrorismo de Estado.
 Hoy el ingenio Santa Ana es historia y leyenda, pero en los terrenos que fueran de aquella gran propiedad se creó una reserva temática que lo recuerda.
 El tema de la educación, la cuestión agraria (léase reforma) y la industrialización del país estuvo siempre en el ideario tanto de Manuel Belgrano, como de otros grandes líderes que posteriormente levantaron sus banderas. La diligencia con que se desarrollaron los acontecimientos, las grandes disputas (léase grieta) nacen precisamente en esa época, con el asesinato de Mariano Moreno en alta mar, y continuarán con la sangrienta pelea entre unitarios y federales, las irrupciones de la generación “ilustrada” del ’80 en el siglo XIX, la resistencia obrera de principios del siglo XX, el anarquismo, el socialismo y el comunismo, el golpe de Uriburu de 1930, los gobiernos peronistas y los posteriores golpes de Estado y dictaduras de septiembre de 1955, de marzo de 1962 de Guido, de junio de 1966 de Onganía y de marzo de 1976 de Videla, marcaron a fuego la historia argentina.
Su propio manejo historiográfico hegemonizado por Mitre hasta el destape de las últimas generaciones –que nació con tibieza pero que fue cobrando cuerpo con los años– marcarán la diferencia de entre un antes y un después en la historia argentina. Desde un programa de radio de la localidad de Santa Ana buscan proteger y reflotar el Parque que perteneció a Clodomiro Hileret fundador del imperio azucarero más grande y trascendente de fines del siglo XIX, como una recuperación de la memoria de aquellos tiempos pasados, pero no olvidados.

Miguel Eugenio Germino

Fuentes:
-https://www.teseopress.com/diccionarioagro/chapter/union-caneros-independientes-de-tucuman-ucit-tucuman-argentina-1943-1945footnoterecibido-julio-
-https://lahistoriaendisputa.wordpress.com/2018/11/18/el-familiar/
-http://www.produccion.com.ar/2001/01may_04.htm





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