viernes, 24 de julio de 2020

IRSA . Y EL SHOPPING MAS GRANDE EN CABALLITO

GRANDES NEGOCIADOS EN LA CIUDADAD

En plena pandemia Eduardo Elsztain arrancó con una obra de más de 145.000 m2 cubiertos en terrenos adquiridos irregularmente por Irsa al club Ferro. Construirá 1.188 departamentos y un shopping más grande que el Alto Palermo declarado como «galería comercial». Un negocio de más de 250 millones de dólares. El proyecto, bautizado Ciudad Palmera, no cuenta con la factibilidad de los servicios de luz, agua y gas. Ni cumple con los límites constructivos establecidos por las normas, pero es uno de los negociados esenciales que Horacio Rodríguez Larreta impulsó en cuarentena.
En el año 2020 la pandemia del Covid-19 ha causado estragos, no solo en nuestro país, sino en el mundo entero. Sin embargo, IRSA ha utilizado la emergencia sanitaria y social para acelerar sus negocios. Hasta los ojos del espectador menos experimentado pueden ver que el negocio inmobiliario es el más actual, feroz y rentable de Horacio Rodríguez Larreta, el Jefe de Gobierno porteño. 
El 1º de Julio de este año, al unísono con el retorno a FASE 1 de la cuarentena, se dio comienzo con la mega obra bautizada “Ciudad Palmera”, diseñada por el Arquitecto Bernardo Dujovne, padre del ex Ministro de Economía de Mauricio Macri, que se ganó su lugar en la historia por endeudar al país por los próximos 100 años. 
“Ciudad Palmera” tiene una extensión de dos manzanas y media, con frente a la Av. Avellaneda 1400, es decir, a menos de 200 metros del Estadio del Club Ferro.  Las constancias de los expedientes de obra, que tramitan en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, indican que el proyecto tiene una dimensión total de 145.216,39 m2 cubiertos, más precisamente, 1.188 departamentos y un Shopping de dimensiones superiores al Alto Palermo. Es decir, un negocio de aproximadamente USD 250.000.000.-
El 25 de junio de 2020, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, otorgó el registro de planos obviando cualquier parámetro mínimo en materia ambiental. Actualmente el proyecto no cuenta con la factibilidad de los servicios de luz, agua y gas. Tampoco cumple con los límites constructivos establecidos por las normas. Además, esos terrenos se encontraban afectados en un primer momento al servicio ferroviario, luego a un depósito de contenedores de telas y, como si esto fuera poco, a un depósito de autos de la Policía Federal. Estos usos del terreno dejan en evidencia que el mismo se encuentra potencialmente contaminado. Lo que conlleva a que las actuales excavaciones traigan aparejado que la tierra removida contamine el aire que respiramos. La ecuación Coronavirus más aire contaminado es un combo explosivo para la salud de los vecinos. 
Si bien la construcción privada se encuentra prohibida por el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, solamente se permiten realizar trabajos de emergencia que prevengan algún peligro, ello conforme DNU 576/2020. IRSA, en complicidad con Larreta, comenzó las excavaciones en plena emergencia sanitaria.
Resulta más que evidente que la construcción de lo que ellos denominan “Ciudad Palmera” no conlleva ningún tipo de emergencia. Sin embargo, desafiando la inteligencia de los vecinos y las autoridades del Gobierno de la Ciudad, la empresa argumentó que las excavaciones comenzaron antes de que se desatara la pandemia y que esto podría afectar a la propagación del dengue por la eventual acumulación de agua. Ahora bien, no podrían haber realizado ninguna excavación antes del aislamiento, por la simple razón de que su irregular permiso, recién fue otorgado en el mes de junio cuando el aislamiento se encontraba en plena vigencia. Contradicciones y más contradicciones.
¿Para prevenir el dengue no hubiese sido más acertado fumigar el predio? ¿O tal vez evitar que se acumule agua? Si durante más de 20 años no realizaron ningún tipo mantenimiento, ¿por qué motivo les preocuparía el dengue ahora? Preguntas a las que aún no les encontramos respuesta. Por otro lado, en rigor de verdad, la excavación no comenzó sino hasta el 1º de julio y no antes, como pretenden hacernos creer. 
El haber empezado con la obra en plena pandemia no es casual, sino causal. Queda en evidencia que el apuro es otro. La envergadura del proyecto no es compatible con la normativa vigente y mucho menos con la débil infraestructura de los servicios públicos del barrio. La constructora avanza a toda velocidad, con el único fin de evitar que las movilizaciones barriales, que lograron durante más de 20 años combatir con eficacia sus espurios negocios, puedan hacerlo una vez más. Lo más importante en estos tiempos es cuidar la salud, por lo tanto, la movilización vecinal tiene el desafío de encontrar nuevas formas expresar su rechazo y seguir impulsando el proyecto de parque.
FUENTE: NUESTRAS VOCES


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