LA AUSENCIA DE MEMORIA Y EL 1º DE MAYO EN LOS EEUU.
También en Canadá y muy pocos otros países afines
Ese día aciago para la humanidad, especialmente para el
sector del trabajo –el eslabón más desprotegido de la cadena de la producción–
es recordado en todo el mundo menos en los EE.UU. (lugar de origen de los
hechos).
Los orígenes según Eduardo Galeano
(Conferencia en la Universidad de México 18 de noviembre de
2012)
“Ocurrió en Chicago en 1886. El 1º de mayo, cuando la huelga
obrera paralizó Chicago y otras ciudades, el diario Philadelphia Tribune
diagnosticó: ‘El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula
universal y se ha vuelto loco de remate’. Locos de remate estaban los obreros
que luchaban por la jornada de trabajo de ocho horas y por el derecho a la organización
sindical. Al año siguiente, cuatro dirigentes obreros, acusados de asesinato,
fueron sentenciados sin pruebas en un juicio mamarracho.
Se llamaban George Engel, Adolph Fischer, Albert Parsons y
Auguste Spies; marcharon a la horca mientras el quinto condenado (Louis Lingg)
se había volado la cabeza en su celda.
Cada 1º de mayo, el mundo entero los recuerda.
Con el paso del tiempo, las convenciones internacionales,
las constituciones y las leyes les han dado la razón. Sin embargo, las empresas
más exitosas siguen sin enterarse. Prohíben los sindicatos obreros y miden la
jornada de trabajo con aquellos relojes derretidos que pintó Salvador Dalí”.
El 1° de mayo se conmemora en todo el mundo el “Día
Internacional de los trabajadores”, en homenaje a los llamados Mártires de
Chicago, grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886 por
participar en luchas reivindicatorias para conseguir una jornada de trabajo de
ocho horas, ya que en esa época era usual que las jornadas se extendieran de 12
a 16 horas diarias, pudiendo llegar, según la legislación norteamericana, hasta
18 horas.
La lucha comienza en 1884 cuando la Federación de
Trabajadores de los Estados Unidos y Canadá convocó a los trabajadores a un
congreso para reivindicar la jornada laboral de ocho horas, de manera que las
condiciones de los trabajadores de las empresas se equipararan con las que se
disfrutaban en el sector público.
El lema, bajo el cual se unirían los trabajadores, era:
“Ocho horas para el trabajo, ocho para el sueño y ocho para la casa”.
En 1886, se promulga la “Ley Ingersoll”, que establecía ocho
horas de trabajo diario, pero como los empleadores se negaron a acatarla, los
trabajadores de la ciudad industrial de Chicago iniciaron una huelga el 1º de
mayo, que comenzó con una manifestación de trabajadores liderados por Albert
Parsons. El reclamo era claro: una reducción de la jornada laboral a 8 horas y
mejores condiciones de trabajo.
Primera Página
Publicación de Balvanera,
Almagro y la Ciudad
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