sábado, 6 de diciembre de 2008

MANUEL UGARTE
























EL 3 DE DICIEMBRE DE 1951
MUERE MANUEL BALDOMERO UGARTE “OTRO DE LOS MALDITOS DE LA HISTORIA OFICIAL”

"Lo peor del imperialismo inglés así como del norteamericano no consiste en que se llevan lo más valioso de las riquezas del país, sino en que arrasan los valores morales, estableciendo una prima a la inferioridad y al renunciamiento de los hombres."

Manuel Ugarte

Al decir de Arturo Jauretche, son “malditos” aquellos olvidados y bastardeados por la historia oficial, y Manuel Ugarte, escritor, político y revolucionario argentino, que consagró toda su vida a la lucha anti-imperialista y a la creación de “Los Estados Unidos del Sur”, es uno de ellos. Ignorado en su patria, permaneció gran parte de su vida en el exterior, llevando adelante entre 1910 y 1913 una patriada latinoamericanista, con su verba rebelde por casi todos los países de una América sometida, convertida en “patio trasero” del imperialismo de turno. No fue, ni tampoco buscó serlo, profeta en su tierra. Pasó por el Partido Socialista y luego por el peronista, dejando una obra política y literaria con más de 40 títulos y una enseñanza envidiable para muchos venales de la política. EL MOMENTO POLÍTICO Hacia finales del siglo XIX y principios del XX se produce en el mundo el llamado “recambio imperial”, y pasan a hegemonizar aquella vanguardia los Estados Unidos, que lentamente desplazan al poder inglés. Con el abrupto crecimiento de una nueva clase -la clase obrera- repercuten en el nuevo continente las ideas revolucionarias imperantes de una Europa en plena Revolución Industrial, aunque todavía resistente a dejar su naturaleza agrícola ganadera. América se convertirá así en el primer eslabón y campo de experimentación de los objetivos neoimperiales. México había sido la primera víctima, al perder en la guerra con los EE.UU. más de la mitad de su territorio: Texas, California, Colorado, Arizona, Nuevo México, Nevada y Utah. Surgen simultáneamente movimientos que retoman las banderas de “la Patria Grande” de San Martín, Bolívar y Artigas, y la ruta de las corrientes indigenistas que regaron con sangre la Colonia. El Anarquismo y el Socialismo se instalan con su prédica obrerista y libertaria, aunque con una máxima que se arrastrará hasta nuestros días: “Golpear juntos pero marchar separados”, ideario que fragmentará el frente común contra la amenaza imperial. En este ámbito complejo y difícil incursiona Manuel Ugarte. Es el decidido contendiente del imperio norteamericano. Enarbola la bandera de una América Unida que deje de lado los mezquinos intereses de las burguesías nacionales, acaparadoras de tierras, enriquecidas en perjuicio de las mayorías subordinadas y obedientes a los designios del Norte. En ese aspecto Inglaterra jugó históricamente el nefasto papel de azuzar las divisiones, bloquear los puertos y provocar las guerras, como la de la Triple Alianza y la Guerra del Pacifico entre otras, con la excusa del “ libre comercio y la lucha de la civilización contra la barbarie”. Las víctimas serían los indios, los gauchos, y luego los criollos que no aceptaban la sumisión. Así se fomentó la infiltración foránea y el separatismo, disfrazado de “democracias” que debían derrocar a supuestos tiranos como Rodríguez Francia y Solano López en Paraguay. “Los imperialismos siempre han invocado el fin superior de preparar a los pueblos para la civilización, sin abrigar jamás la intención de cumplir ese propósito sino en la parte que les puede ser útil, convirtiendo al grupo mediatizado en servidor o auxiliar de su riqueza o poderío. Toda injusticia necesita, por lo menos, un pretexto que la dore… en algunos lugares las abdicaciones se envolvieron en el manto raído del ‘progreso’ y de la ‘civilización”. MANUEL UGARTE EN EUROPA Y EN AMÉRICA Tal vez sea Ugarte uno de los primeros revisionistas de la historia, un continuador de Juan Bautista Alberdi, con una concepción federalista y provinciana, como se define en El porvenir de la América española: “Los mestizos engrosaron los primeros escuadrones de la independencia y después de vencer a la metrópoli dieron su sangre a Artigas, Ramírez y Quiroga para tener en jaque a la tiranía de los puertos y al espíritu absorbente de sus representantes… Pero esos gauchos bravos habían nacido en momentos en que Europa ardía en la llama de la revolución y a medio siglo de distancia, con las modificaciones fundamentales que imponía la atmósfera, sintetizaban de una manera confusa, en el mundo nuevo, el esfuerzo de los de abajo contra los de arriba. No eran instrumentos de la barbarie. Eran producto de una democracia tumultuosa en pugna con los grupos directores”. Hacia 1900 Ugarte vivía en París, aficionado a la poesía galante (Paisajes parisienses y Crónicas del boulevard) y a las mujeres bonitas. Nada hacía sospechar el giro que tomaría su vida una vez iniciado en la política, con su participación en los congresos socialistas internacionales y tras haber conocido a Jean Jaurés. Sin abandonar parte de su literatura trivial y cautivadora, su pensamiento y su acción se desplazan hacia una profunda reflexión política; incursionará en un pensamiento anticolonialista, especialmente contra el imperialismo inglés y el nuevo que emerge, el norteamericano, con su estrategia “del garrote”. Abrazará, para no abandonarla hasta el fin de sus días la causa de la descolonización de Latinoamérica, desde una perspectiva bolivariana, sanmartiniana y artiguista. Entre 1910 y 1913 inicia su viaje (no precisamente turístico) que abarcará todo el continente, granjeándose el rótulo de “hombre peligroso” por sus esfuerzos de disputarle a los poderes de turno el favor de las grandes masas, que escuchaban con admiración su encendida verba rebelde. Agitador, orador y organizador, no dejó de visitar ningún rincón de este hemisferio pese a que muchas veces se prohibió su entrada, en algunas ocasiones debió entrar clandestinamente a ciertos países, y otras veces fue expulsado. Llega en 1912 a un México sembrado de banderas agitadas y disparos al aire exigiendo “pan y libertad”, convulsionado por revolucionarios en las calles que lo sientan a su mesa como a un hermano más. Desembarca como “itinerante peligroso” en Cuba y en Santo Domingo, luego en Honduras y El Salvador, y en la Guatemala del dictador Estrada Cabrera. Expresaría entonces su particular versión de socialismo, opuesta a la posición eurocentrista de sus contemporáneos. Desembarca también en Nicaragua, Costa Rica, Venezuela y Colombia, y más tarde peregrina por Ecuador, Perú y Bolivia. En todas partes se reunirá con sindicalistas, estudiantes y políticos. ANTES Y DESPUÉS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL En 1914, de regreso a Buenos Aires, polemiza con las ideas de Juan B. Justo y en muchos lados le cierran las puertas, rompe con el Partido Socialista al que critica por su posición anti-militarista y anti-religiosa. En 1915 edita el periódico La Patria, desde donde combate a los monopolios y al imperialismo, defendiendo a una industria nacional aún en pañales y exigiendo la estatización de los yacimientos de petróleo recientemente descubiertos en Comodoro Rivadavia. Denuncia además las actitudes agresivas de Inglaterra respecto a los ferrocarriles que estaban en sus manos. En 1916, tras el triunfo de Hipólito Yrigoyen, no deposita demasiadas expectativas en el caudillo, si bien elogia su neutralidad frente a la Guerra al tiempo que vuelve a polemizar con la dirección del Partido Socialista que promueve una alianza con Inglaterra y los Estados Unidos. Se solidariza en 1918 con la Reforma Universitaria y participa en la creación de la Federación Universitaria Argentina. En 1919 vuelve a marchar al exilio europeo, donde integra el Comité Mundial por la Paz, del que participa junto a Romain Rolland, Albert Einstein, y Henry Barbusse. En 1929, casi en soledad, redobla los esfuerzos en apoyo de la revolución nicaragüense encabezada por Augusto Cesar Sandino. En 1935 regresa a la Argentina, ya en bancarrota económica, por lo que debe vender hasta su biblioteca. Se reincorpora nuevamente al Partido Socialista pero es expulsado al año siguiente. Viaja a Chile, se radica en Viña del Mar y desde allí colabora en diversos medios periodísticos, aunque sólo con artículos literarios. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y EL GOBIERNO PERONISTA En 1939 se publica la segunda edición de su libro La patria grande y defiende otra vez la posición de neutralidad frente a la Segunda Guerra Mundial; dirá que no está ni con Francia ni con Alemania, sino con América Latina. Finalmente tras toda una vida de lucha y en momentos de extrema pobreza, el gobierno peronista reconoce sus virtudes y lo designa embajador, primero en México y luego en Nicaragua y Cuba. Empero, su carácter lo lleva a chocar constantemente con los sectores burócratas del poder, por lo que renuncia en 1950 para radicarse otra vez en Niza, donde muere en 1951. Ugarte nunca fue suficientemente reconocido por la historiografía oficial. Fue un hombre de sueños pero a su vez de acción, y dejó una obra y un pensamiento que perduran. “Un maldito”, como calificó Arturo Jauretche a los relegados al olvido en la cultura manipulada por las clases dominantes. “En ninguna forma ni bajo ningún pretexto podemos aceptar la hipótesis de quedar en nuestros propios lares en calidad de raza sometida ¡Somos indios, somos españoles, somos latinos, somos negros, pero somos lo que somos y no queremos ser otra cosa”. Ugarte, hijo de una familia acomodada, había nacido el 27 de febrero de 1875. El polémico hombre inició tempranamente, a los 15 años, su vocación literaria. Será obra de la nueva corriente historiográfica rescatarlo del ostracismo en que se lo ha sumergido. Miguel Eugenio Germino SU OBRA Literaria: Paisajes parisienses (1901) Crónicas del boulevard (1902) Cuentos de la pampa (1903) Mujeres de París (1904) El arte y la democracia (1906) Antología “La joven literatura hispanoamericana” (1906) Enfermedades Sociales (1906) Burbujas de la vida (1908) Las nuevas tendencias literarias (1908) Letras y letrados de Hispanoamérica (1910) Los cantos de la prisión y el destierro (1911) Los estudiantes de París (1911) Poesías Completas (1919) Las espontáneas (1919) El crimen de las máscaras (1924) El camino de los dioses (1926) La vida inverosímil (1927) El dolor de escribir (1932) Escritores Iberoamericanos del 900 Política: La evolución política y social de Hispanoamérica (1910) El porvenir de América Española (1910) Mi campaña hispanoamericana (1922) La Patria Grande (1922) El destino de un continente (1923) Reconstrucción de Hispanoamérica, libro póstumo, editado con prólogo de su viuda por Editorial Coyoacan, 1961. FUENTES -Galasso, Norberto, La corriente historiográfica socialista, Cuadernos de Historia, 1999. -Orgambide, Pedro, El largo viaje de Manuel Ugarte por América Latina, Desmemoria, n° 28, abril 2001. -Ugarte, Manuel, El destino del continente, Patria Grande, 1962. -http://es.wikipedia.org/Wiki/Manuel_Ugarte -http://labanderanegra. Wordpress.com/2008/07/03/Manuel Ugarte -http://www.taringa.net/posts/offtopic/1047972/Manuel- Ugarte

1 comentario:

Brasas dijo...

Leí suyo de adolescente "El crimen de las máscaras" y me gustó mucho. Se lo recomiendo a todos.