lunes, 5 de abril de 2010

PRIMERA PÁGINA Nº 183


Editorial (nº 183 Abril 2010)


La autodefinida “oposición”, con su temeraria y descontrolada actitud, coloca al país al borde del caos y la ingobernabilidad, tentando a un zarpazo institucional, como variante del caso Honduras.

Con su habitual signo “destituyente” ¡va por todo!, sin interesarle mínimamente el país, ni la democracia que dice pregonar, ni el papelón histórico que protagoniza.

Son sus personeros físicos desde el mismísimo vicepresidente Julio Cobos, pasando por la multifacética e impresentable, Lilita Carrió, el oscuro personaje de las sombras, Eduardo Duhalde, el vapuleado jefe de Gobierno local Mauricio Macri, el colorado De Narváez, y el innombrable ex presidente Carlos Saúl, como apoyo logístico entre otros. Todos componen un enmarañado tejido de lo más granado del fracasado espectro político.

Se agrega a ellos, lamentablemente, cierta izquierda que ayer pactó con la Sociedad Rural y hoy, por tres puestos en las comisiones parlamentarias, rematan su dignidad.

Todos unidos por el espanto y la soberbia anti-K, sin proyectos, sin principios y “sin-vergüenzas”.

No faltan en la apuesta lo más prominente del periodismo rastrero, que a partir de los medios cautivos de sus mandantes empresariales acechan día a día desde los multimedios, sembrando mentiras e intrigas como es su perversa costumbre, para que el ciudadano esté perfectamente desinformado y propenso al discurso hegemónico que propalan impunemente.

Estos aprendices de diminuto brillo repiten como cotorras el mensaje global fabricado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que manipula a los medios locales como marionetas, en pos de sus designios de supremacía global.

Así como desinforman de lo que ocurre en Afganistán, Irak, Pakistán y Medio Oriente, en donde hacen tronar el escarmiento y los muertos son sólo números estadísticos, así celebran la actitud del periodismo local en su encrucijada golpista. Ya lo hicieron antes en Honduras, o desestabilizando a Chávez y a Evo Morales.

Intentan tumbar la Ley de Medios Audiovisuales porque peligran sus inversiones monopólicas, y pretenden sembrar el caos porque así actúan los personeros de los capitales externos, que hoy se lanzan a la batalla por el pago de la deuda externa con fondos del Presupuesto, y provocar así un nuevo ajustazo al estilo de Grecia (Fondo Monetario mediante).

La vieja derecha ortodoxa y recalcitrante se une a la nueva derecha del “populismo y el tatuaje”, ¡pero derecha al fin! Olvidan que son responsables, junto con la Dictadura, de haber procreado una deuda externa tan ilegítima como impagable. Se olvidaron del festival de bonos de Alfonsín, del Plan Brady de Menem, del blindaje y del megacanje del dúo Cavallo-De la Rúa, que llevó la deuda de 45 mil millones de dólares a 180 mil, tras haber pagado intereses por una suma muy superior y dejado al Banco Central sin un dólar de reserva.

Se olvidaron del Austral, de los patacones, de la devaluación, de la precarización laboral, del corralito y del “que se vayan todos”. “¡Chorros, vos tu vieja y tu papá…!”

Parece ser que la oposición de hoy nació de un huevo. Podrido ha de estar el óvulo que oculta su identificación.

Hoy desaguan lágrimas de cocodrilo por las reservas que nunca tuvieron. ¡Hipócritas! Hoy proclaman como ayer una autonomía del Banco Central a la medida del capital financiero internacional, a fin de garantizar inversiones mal habidas. ¡Vendepatrias!

¿Cómo pretenden pagar la deuda muchachos? ¿Acaso con un nuevo ajuste, rebajando el 13% las jubilaciones? ¿Congelando los salarios? ¿O aspiran a no pagarla? ¡Vamos muchachos desembuchen!

Sí que hay una fórmula para no pagar la deuda con reservas: con nuevos impuestos a las grandes fortunas; a los beneficios de las exportaciones; a la explotación minera (que hoy son cero); a las transacciones financieras; con la restitución del aporte patronal jubilatorio (aquel que Menem bajó a la mitad).

Se haría necesaria una reforma tributaria eximiendo del IVA a los artículos de primera necesidad, que dicho sea de paso hoy sufren una estampida con la carne al frente, de la que poco informan estos medios del sistema.

Pero a no desfallecer, hay algo de que alegrarse, porque según el INDEC el que tiene ingresos superiores a $ 1.131.30 deja de ser pobre. ¡Aleluya!

Hasta la Próxima

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