RICARDO BECHER - Recta final -
Cuando este original cineasta escribía sus guiones y novelas, después de la firma colocaba su lugar de residencia: Balvanera. Desde el mes de octubre -unos días apenas- tenemos que hablar de él en pasado, lamentablemente. Fue uno de los directores más originales del cine argentino.
Nació en Buenos Aires el 21 de marzo de 1930, estudió música y arquitectura en su juventud. En cine fue su trabajo práctico Análisis de una feria modelo. Luego ingresó a la tarea cinematográfica como ayudante de Leopoldo Torre Nilsson en varios filmes, entre ellos Fin de Fiesta (1969), Un guapo del 900 (1960), Piel de verano (1961), Setenta veces siete y Homenaje a la hora de la siesta (ambos de 1962).
Colaboró en el guión de Setenta veces siete y La terraza. También realizó cortometrajes publicitarios.
Dirigió varios cortos, el ya mencionado Análisis de una feria modelo, De vuelta a casa (1961), Crimen (1962), y los largometrajes Racconto (1963, que nunca se llegó a estrenar comercialmente), Herencia (1995) y Tiro de gracia (1968), que es recordado como un film emblemático de ese período. Su último título fue El gauchito Gil, de 2006.
Durante la dictadura militar se exilió en Brasil, donde trabajó en publicidad; regresó a la Argentina en 1980. En los últimos años ejerció la docencia, colaboró en el guión de Luca de Rodrigo Espina y fundó con sus discípulos un movimiento audiovisual denominado Neoexpresionismo Digital.
No hay que olvidar que integró con Raúl de la Torre, Alberto Fischerman, Néstor Paternostro y Juan José Stagnaro, “el grupo de los cinco”, que a fines de la década del 60 intentó impulsar un movimiento político y estético que configuraría una nueva visión de la cinematografía argentina.
Pero debemos recordarlo principalmente por Tiro de gracia, un film atípico de finales de los 60, una obra original y poco conformista, que rompía con los esquemas conceptuales y formales. Hoy esta obra es acreedora a un verdadero culto por parte de quienes la conocen. Seguramente se seguirá recordando a este film, analizándolo y emulándolo.
Escribió además diez libros, el último de ellos La séptima década. Toda esta actividad ha sido reflejada en el cortometraje que hoy se puede ver por el Canal del Incaa titulado Ricardo Becher - la recta final, filmado por Tomás Lipgot. En él se da cuenta de sus últimos años en un hogar geriátrico de la zona, donde se seguía reuniendo con amigos y discípulos, trabajando en su computadora, planeando obras, con plena lucidez mental. Toda una larga vida dedicada al cine.
“Para hacer cine hay que tener pasión -pensó siempre- ¡Déjenme cambiar el mundo!”
Martha Silva
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