Tato Bores
Mauricio Borenstein nació el 16 de
agosto de 1926.
En el año 1943 comenzó su carrera en
Radio Splendid (de la calle Uruguay y Santa Fe).
En 1957 incursionó
en humor político, un año después llegó a la televisión. Landrú fue su primer
libretista, luego César Bruto, Jordan de la Cazuela, Aldo Camarota, Jorge
Schucheim y Santiago Varela.
Al mismo tiempo se fue destacando en
cine y teatro, en diferentes espectáculos.
En 1960 inicia Tato siempre en domingo por Canal 9.
El 26/6/74 se emitió su último programa,
Censura I. El 3/9/78 volvió con Dele
crédito a Tato por Canal 13, interrumpida su emisión, Censura II.
En mayo de 1992 se prohibió la emisión
de Tato de América. Tras un fallo de
la Corte el programa salió al aire y dijo:
Clausura en las partes judiciales. Censura III. Estuvo
apoyado por sus pares.
El 11/1/96 falleció Tato, uno de los
mejores humoristas argentinos.
Berta Szplinder se
había casado con Tato el 12/5/54 tras un noviazgo bastante particular.
Al padre no le atraía que su yerno fuera “artista”. Ella optó por casarse y
permanecer con felicidad el resto de su vida junto al hombre cuya simpatía la
cautivó. Le brindó tres hijos, Alejandro, Sebastián
y Marina.
Fue el de
ellos un amor recíproco e incondicional que duró más de 40 años. Tato
tenía una B en su anillo, la inicial del amor de su vida que al igual que el
anillo, lo acompañó siempre.
Por años, apareció
en la pantalla los domingos con pocas armas para el combate: un frac,
una peluca, un teléfono y un par de anteojos. A pesar de su disfraz, su
principio era la risa, pero ante todo hacía
pensar; su lucidez orientaba hacia la libertad y la justicia.
Su fallecimiento, a los 68
años,
heló la sangre de su familia, colegas, amigos y admiradores. Más de los que él
hubiera sospechado en vida.
Una trayectoria rutilante, un hombre que
siempre destacó sus raíces y amó a su familia.
Roberto Carnaghi y Camila Perisseé fueron dos de sus pares televisivos; además figuras invitadas participaban de los fideos-party.
En abril de 1999 sus hijos, en carácter
de homenaje, compaginaron con trozos de sus
mejores programas “La Argentina de Tato”. Cuando se
pudo proyectar volvió a aparecer
su personalidad carismática, con los monólogos siempre actuales.
Con Tato Bores se fue la niñez,
adolescencia y adultez de nuestra cotidianeidad.
En el epitafio debería decir: “En las
difíciles horas de censura y angustias, él nos hizo reír de tristeza”.
Desde que Tato se retiró del mundo del
espectáculo, las noches del domingo son sin-sa-BORES.
Nathan Blum
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