Elecciones en
EE.UU.: la ola roja, ¡te la debo!
Durante los meses previos a las elecciones de
medio término en Estados Unidos, los medios occidentales se la pasaron
pronosticando que una ola roja republicana barrería con las posesiones
electorales de un gobierno demócrata tambaleante y que Donald Trump resurgiría
más fuerte que cualquier ave Fénix, listo para retomar pronto el poder.
Ningunas de estas predicciones se cumplieron.
Los demócratas tuvieron una derrota previsible en la Cámara de Representantes,
pero lograron conservar la mayoría en el Senado,
los líderes del partido gobernante lograron sostener sus territorios y, lo más
importante: Donald Trump salió tan dañado de esta elección que ya se habla de
Ron De Santis, gobernador de Florida, como el futuro candidato republicano a la
presidencia con mayor potencial electoral.
Por nuestros pagos, la supuesta gran victoria
de Trump, era barajada por la mayoría de los medios de comunicación como el
contrapeso del triunfo de Lula. Este avance de líderes populares alejados del
neoliberalismo que se viene dando en América latina, sería cortado de cuajo por
una derecha violenta norteamericana que volvería a imponer disciplina en la
región.
Y si bien los demócratas no dejan de ser
representantes de un imperio en decadencia, el perfil de Biden siempre es más
componedor que el de Trump, quien no dudó en obligar al FMI a endeudar a la
Argentina en términos inéditos para garantizar la reelección de Macri, que
nunca se produjo.
Ahora el futuro sigue abierto. Ante un mundo
tan cambiante que todavía no pudo terminar con la guerra en Europa, todas las
incógnitas sobre el futuro económico y político siguen abiertas. En América
latina, el avance de los gobiernos populares se ve obstaculizado por las
consecuencias de la guerra, la pandemia y los errores propios. Además, las
derrotas electorales no deben ocultar que la derecha se torna cada vez más
poderosa y que tiene un arraigo creciente en nuestra población. Este es un
fenómeno con el que debemos convivir, ya que llegó
para quedarse.
Pablo Salcito
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