viernes, 6 de mayo de 2011

VIOLENCIA DE GÉNERO


LA TRATA DE MUJERES NO TIENE FRENO EN AMÉRICA

Gracias a la incansable acción de los grupos de derechos humanos que luchan contra toda forma de violencia de género, el tema de la trata de mujeres y el femicidio ahora forma parte de la agenda periodística. Pero este avance no significa que los estados americanos hayan adoptado políticas para combatir el flagelo, que se ensaña particularmente con las clases más desposeídas.

Por el contrario, los datos que manejan los estudiosos del tema señalan que alrededor de 100.000 mujeres y niñas son objeto de la trata de personas, si sumamos los datos de Sudamérica con los del Caribe. Las víctimas son sometidas a la explotación sexual, tanto en sus países de origen como en otros del mismo continente.

Por supuesto, para que semejante negocio prospere existe una connivencia entre los delincuentes que llevan adelante esta explotación y las autoridades que deberían combatirla. En efecto, las policías de los distintos países, o miran para otro lado o directamente son cómplices en los criminales negocios de esta actividad.

Es así como, cuando ocasionalmente se detiene a mujeres en esta actividad, son penalizadas o chantajeadas por ejercer la prostitución, pero por lo general no se las interroga sobre cómo llegaron a dicha situación y mucho menos sobre quién las introdujo en este submundo.

Pero el fenómeno no sólo abarca a América Latina, ocurre también en Estados Unidos. En Nueva York cientos de mujeres son recibidas por los servicios sociales de la ciudad, que las rescatan de las redes de trata; la mayoría son mexicanas. Según el FBI alrededor de 17.000 mujeres y niñas llegan anualmente a Estados Unidos para ser explotadas por las redes de prostitución que operan en suelo norteamericano.

La ONU hace rato que tiene identificado el problema, y ya ordenó a sus estados miembros que establezcan políticas para prevenir y erradicar un mal que afecta principalmente a las mujeres más pobres, hecho que acentúa la desigualdad de derechos. Sin embargo la complicidad de muchos estamentos gubernamentales, y lo complejo del problema, dificultan cualquier política duradera y efectiva. Esta explotación permanecerá vigente mientras no se erradiquen ciertas pautas culturales que justifican el machismo y el sometimiento de la mujer. Porque la trata de mujeres, además de un delito, es una forma de discriminación y de violencia de género.

Pablo Salcito

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