EL 6 DE OCTUBRE DE 1858 NACÍA EN MONTEVIDEO
JOSÉ “PEPE” PODESTÁ: EL GRAN “PEPINO EL 88”,
PRINCIPAL INICIADOR DEL “CIRCO CRIOLLO”
LA TÍPICA PRESENTACIÓN DE "PEPINO EL 88" |
Varias son las versiones sobre el inicio del circo criollo en el Río de la Plata, pero tal vez
la principal sea cuando la familia Podestá, encabezada
por José “Pepe”, recrea un personaje que lo
lanzará a la fama: “Pepino el 88”.
Trapecista y actor notable, que al convertir la
pantomima de Eduardo Gutiérrez en drama, hace hablar a Juan Moreira.
El popular “Circo Criollo” será de carpa, pista
redondeada y escenario. Estará compuesto de dos partes, una primera en el
picadero, con contorsionistas, payaso y tony, y la segunda en el proscenio,
donde desfilará el drama gauchesco, todos los demás
géneros y hasta el teatro universal.
EL CIRCO CRIOLLO
El circo
tradicional se remonta a 2000 años antes de Cristo, en el lejano Oriente de
China, India y Mongolia, y en las civilizaciones occidentales de Grecia, Egipto
y Roma.
Con la excepción de los investigadores del fenómeno
teatral argentino, es mucho el
desconocimiento sobre el inicio del popular circo criollo, que nace a imagen del circo tradicional, con la
idiosincrasia local del Río de La Plata, que lo hace único y particular.
Tal vez por su carácter itinerante, hayan sido los
pueblos del interior los que recibieran el mayor aporte de este nuevo arte
popular interpretativo, de sus protagonistas y creadores, verdaderos héroes anónimos.
Así, el día 6 de octubre de
cada año se celebra “El día del Circo Criollo” en homenaje al nacimiento de
José Pepe Podestá.
El popular circo criollo se convierte en el
espectáculo esperado por los vecinos de Buenos Aires y de los pueblos del
interior, que festejaban su llegada como un
acontecimiento trascendente en la vida pueblerina.
Algunos historiadores opinan que el verdadero circo criollo
nace el 1º de abril de 1886 cuando los
hermanos José y Gerónimo
Podestá representan en la ciudad de Chivilcoy la obra de Eduardo Gutiérrez “Juan Moreira”.
Otros asocian su origen a Sebastián Suárez, quien aprende
trucos y técnicas, utiliza maquillaje, ropas estrafalarias y se convierte en tony
en su "Circo Flor América",
al que luego Alejandro Rivero –su yerno– bautiza Circo Unión y más tarde “El Circo de los 7 Hermanos”.
Los
Podestá con su compañía El Circo
Arena recorrieron Uruguay y en 1880 se embarcaron hacia Buenos Aires, presentando temas gauchescos. Difundieron el “Pericón” en reemplazo del folclórico “Gato”, e hicieron conocer ritmos tradicionales
a lo largo y ancho del territorio argentino, rescatando a muchos de ellos del
olvido.
En 1882 inauguran
en Buenos Aires el Politeama Humberto Primo, construido por Raffetto, en el
lugar donde hoy se levanta el Departamento de Policía, en Moreno y Cevallos.
El circo criollo fue el primer espectáculo que puso en escena una parte de la identidad sudamericana, ya
que dejó de imitar las artes provenientes de
Europa.
LA
FAMILIA PODESTA
PEPE PODESTÁ |
Pepe Podestá nació en Montevideo el 6
de octubre de 1858, y según sus progenitores genoveses, desde muy niño aprendió
a ganarse la vida con sus hermanos mayores para ayudar a sus padres, que llegaron
a tener nueve hijos: Luis, Gerónimo, Pedro, José, Juan, Graciana, Antonio, Amadea
y Pablo. Todos actuarían en el circo.
Su casa familiar quedaba a tres cuadras de la costa,
lugar en que vivió hasta los 16 años atraído por aquella playa y por la
abundante pesca. Fue un gran nadador, salvó en diferentes épocas a tres personas,
entre ellas a su hermano Antonio cuando era niño. Allí inició sus primeros
ejercicios acrobáticos, saltando de piedra en piedra, trepando acantilados o
navegando en barcos de pescadores.
Pepe Podestá,
“Pepino el 88”, aquel payaso memorable, trapecista notable y actor nato, junto a su entera familia de actores, consagraron
como drama a “Juan Moreira”, de Eduardo
Gutiérrez, al adaptar el mimodrama en forma hablada a sus actuaciones, las que constituyeron el
punto de partida de un nuevo movimiento teatral, genuinamente criollo.
Su vida está descripta en "Medio siglo de
farándula", autobiografía poblada de anécdotas y coloridas estampas, presentadas
con sencillez y agudeza. Demuestra allí una
singular memoria, ingenio, capacidad de observación e inspiración poética.
Se lo sitúa entre los paradigmas de una
generación pionera de nuestro teatro. El mérito que lo distingue es su rápida
capacidad de invención y de imaginar y resolver al mismo tiempo situaciones
para llegar en profundidad al corazón del público, a través de personajes que
se mueven en un estilo espontáneo y audaz. Su labor
fue en todo momento una epopeya de alto vuelo, pasando de los sollozos a
la risa, alcanzando siempre la creación auténtica.
Su arte fue
dirigido a todos, llegaba a aquellos hombres y mujeres de la calle, ya que
sabía adentrarse en los mil recovecos del
laberinto del alma humana; se nutría en el saber y en
el sabor popular, en la observación directa de la vida.
Una anécdota de su
adolescencia cuenta que cierto día se divisó en el agua un bulto, todos daban
su parecer sobre lo que sería, pero nadie se decidía a
verificarlo, hasta que uno gritó “¿dónde están los nadadores del Sud?”. En silencio, Pepe aceptó el desafío y se lanzó al
agua, seguido por una manifestación de gritos. La distancia era respetable,
pero él no podía retroceder a riesgo de perder la fama ya conquistada. Con el
corazón palpitando por la incertidumbre, descubrió que aquel bulto era el
cuerpo de un buey muerto, hinchado: "Me
subí sobre él y allí fue la gloria –dice– comencé a dar brincos como un artista ecuestre, tan
pronto estaba de pie como parado sobre las manos, o dando saltos mortales desde
el buey en el agua”. La gente
aglomerada en la costa reía y aplaudía aquella escena inesperada y gratuita,
una faceta más del genial Pepe.
SU INICIO
EN EL CIRCO
Después de aquellos primeros escarceos artísticos,
en 1872 Pepe pudo asistir de noche –aprovechando un viaje de su padre–, a funciones que daban los
circos en Montevideo. Cuenta que junto a otros muchachos que hacían ejercicios
gimnásticos, se las rebuscaba para poder entrar gratis. Al día siguiente, luego
de la escuela pública, ensayaban lo que habían visto en el circo y al año
siguiente los mismos muchachos instalan un circo en una cantera. La entrada era
gratuita y la gente les tiraba los cobres (monedas), que luego se repartían
entre todos. El circo se fue haciendo popular y cada domingo aparecía más
gente. Pronto unos músicos se ofrecieron a tocar gratuitamente, "y
entre el ruido de la música y los aplausos, nos creíamos muy capaces de
trabajar bajo techo como artistas de verdad", recuerda Pepe.
En 1875 salió de Montevideo y tuvo su primer
contrato para reemplazar a un trapecista que había perdido la vida. Decidió no
pensar en aquello y actuar con aplomo, todo salió
bien y obtuvo una clamorosa ovación. Cobró
así su primer sueldo de $ 25 mensuales, con casa y comida. Con los años los
hermanos Podestá afianzaron su labor y tuvieron su primera carpa para salir a
los pueblos a probar fortuna.
EL PORQUÉ DE PEPINO EL 88
En 1881 por ausencia del payaso titular, Pepe tuvo
que reemplazarlo. Como no tenía traje, su madre le confeccionó uno bien bolsudo
con género de sábana. Llevaba volados amplios y alechugados, con cintas negras
en el cuello y los bolsillos, y un letrero en la espalda que decía “El Gran
Pepino”.
Para mejorar la indumentaria se le ocurrió llenarlo
de parches negros, deshaciendo un levitón de su padre, dobló un pedazo en
cuatro y de un tijeretazo sacó del centro un parche redondo, quedándole cuatro
lunares negros. Al desdoblar el género surgió el número 88 dejado por el corte.
Aplicó el trazo numérico en la parte posterior del traje y esa noche se
presentó al público como El Payaso Gran
Pepino 88.
El nombre se popularizó inmediatamente, Pepino el
88 acostumbraba a entrar a escena barriendo con una escoba y se presentaba así:
“no deja
de ser basura
la basura
que se barre
por más
que suba en la altura
basura
será en el aire”
OTRAS
ANÉCDOTAS
Otras dos
de las tantas anécdotas de nuestro artista marcaban su repercusión en poblaciones
rurales. La primera, una oportunidad en que se representaba Juan Moreira, y el
protagonista era atacado por la policía, desde la platea salta al escenario un
espectador, facón en mano para defender a Moreira.
La otra, cuando había faltado un actor que hacía del
policía que se batía a duelo con Moreira, se recurrió al comisario del pueblo
para ejercer aquel papel, el funcionario aceptó gustoso, y participó de los
ensayos, llegado el momento de la actuación, cuando Moreira llevaba la mejor
parte del duelo, el comisario se instaló en su cargo real y saliendo de libreto
replicó furioso: “–¡cómo te
vas a resistir a la autoridad, ahijuna!” y arremetió violentamente contra el actor que debió
salir corriendo de escena para salvar el pellejo.
Esta gran figura popular de los inicios del teatro
argentino falleció en La Plata el 5 de
marzo de 1937, dejando una herencia que luego tomarían otros protagonistas
del circo y del teatro en el Rio de la Plata.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-http://www.redteatral.net/versiones-musicales-pepino-el-88-5961
-http://www.escuelapedia.com/historia-del-circo/
-http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-10353-2008-06
-http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto064a.htm
-http://usuarios.multimania.es/laplata80/page0008.htm
-http://www.slideshare.net/ferro21/el-circo-criollo-antecedentes-formacin-y-desarrollo
Juan Moreira:
REPRESENTACIÓN DE LOS PODESTÁ DEL DRAMA "JUAN MOREIRA" |
Es una exitosa novela del escritor argentino Eduardo Gutiérrez escrita como folletín, inspirada en una crónica policial real protagonizada por un gaucho
bonaerense (hoy Partido
de la Matanza), ex guardaespaldas
de Adolfo Alsina. Su vida estuvo llena de injusticias y se la ha
considerado como representativa de las sufridas por el gaucho argentino; injusticias que lo llevarían a trabarse en combate
numerosas veces y ser perseguido por la policía hasta hallar la muerte en abril
de 1874 en Lobos. Se trata
de uno de los textos más importantes de la literatura argentina y del romanticismo
hispanoamericano, publicada a modo de folletín, en el diario La Patria
Argentina, en entregas parciales, entre el 28 de noviembre de 1879 y el 8 de
enero de 1880.
En 1884, Gutiérrez reescribió la novela como "mimodrama" para ser representado en el circo, convirtiéndose en la pieza fundadora del teatro rioplatense. En 1886 José Podestá le puso letra a la obra, tomándola de la novela y la representó durante varias décadas, convirtiéndola en uno de los éxitos históricos más importantes del teatro argentino. La obra fue llevada dos veces al cine, en 1948, con dirección de Luis José Moglia Barth y en 1973 con dirección de Leonardo Favio.
"Juan Moreira" anticipa la literatura de masas de la sociedad urbana moderna, impulsada por el proceso de alfabetización general, dirigida a un público amplio, de raigambre popular, característica que le valió una crítica negativa por parte de las élites literarias, que calificaban el relato de "horripilante".
En 1884, Gutiérrez reescribió la novela como "mimodrama" para ser representado en el circo, convirtiéndose en la pieza fundadora del teatro rioplatense. En 1886 José Podestá le puso letra a la obra, tomándola de la novela y la representó durante varias décadas, convirtiéndola en uno de los éxitos históricos más importantes del teatro argentino. La obra fue llevada dos veces al cine, en 1948, con dirección de Luis José Moglia Barth y en 1973 con dirección de Leonardo Favio.
"Juan Moreira" anticipa la literatura de masas de la sociedad urbana moderna, impulsada por el proceso de alfabetización general, dirigida a un público amplio, de raigambre popular, característica que le valió una crítica negativa por parte de las élites literarias, que calificaban el relato de "horripilante".
Gutiérrez continuaría esta línea de personajes heroicos complicados en
crónicas policiales, en otros relatos como "Juan
Cuello", "Hormiga
Negra", y varios más. Esta novela está compuesta de 17 capítulos, un
prólogo y un epílogo.
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