COREA DEL NORTE Y TRUMP EN UNA PULSEADA CALCULADA
Pese a que los medios quieren mostrar
que el conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte es un conflicto entre dos
desequilibrados, la cisis que afecta a
Extremo Oriente es una larga partida de ajedrez de final reñido y todavía
indefinido. Ambos líderes están lejos de ser ¨locos¨ y, por el contrario, piensan cada jugada antes
de ejecutarla.
Los medios agitan la supuesta
irracionalidad de los mandatarios y tratan, de esta manera, de meter miedo a la
sociedad mundial. Lo hacen porque es su
negocio vender noticias y cualquier escenario de tensión los beneficia. Pero
hasta ahora Donald Trump está jugando el juego que más le gusta: golpea la mesa
y espera que su poderío militar asuste al rival.
Kim Jong, el líder norcoreano, no es
ningún tonto y retrocede cuando es necesario. Los movimientos recrean los
argumentos de la guerra fría: la posibilidad de un ataque nuclear está latente
pero no beneficia a nadie. Trump sube la apuesta en forma permanente y logra
atraer todas las miradas, logrando que
los norcoreanos se enfoquen en Estados Unidos, lo que aleja la posibilidad de
cualquier tipo de agresión hacia sus vecinos, que son aliados históricos de la Casa Blanca.
Hasta ahora el conflicto parece
favorecer a los norteamericanos, ya que
no sólo tienen controlado el conflicto, sino que vienen logrando un éxito
importante, al lograr que China haya decidido no hacer una defensa a ultranza,
del régimen de Pyonyang. Los coreanos
amenazan atacar la isla de Guam, un objetivo menor frente a la existencia de
tantos centros superpoblados que existen dentro de la región.
Esto no quiere decir que alguna chispa
o un error desate un conflicto, pero en todo caso no será por la escalada
verbal de ninguno de los contendientes, que hasta ahora, fortalecen su posición
interna, en una pelea que por ahora los forlace.
Pablo Salcito
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