martes, 2 de octubre de 2018

LA ESCUELA DE LA JOYA


La Escuela Municipal de la Joya: Lezica 3955




El arte con todas las letras presente en la

 escuela pública




La orfebrería es un noble oficio que, aunque no se lo valore como se merece, tiene un estatus de arte. Quien desee dedicarse a esta disciplina debe prepararse desde el punto de vista teórico y sobre todo práctico. En la ciudad, la única institución donde de manera gratuita se puede alcanzar una formación integral en joyería artística es la Escuela de la Joya Maestro Joyero Sergio Lukez ex Escuela Municipal de la Joya ubicada en Almagro, en Lezica 3955. El establecimiento forma parte de los Centros de Formación Profesional dependientes del Ministerio de Educación porteño.
Antes de tener la sede actual, la escuela recorrió un largo y tortuoso camino. Fue creada en agosto de 1984 por la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. El único requisito para ingresar es tener más de 18 años. El primer director fue Martín Basa, impulsor del proyecto junto al joyero Sergio Lukez, el cadenista Luis Myndlis, la diseñadora de joyas Ana D’Innocenzo, Ernesto Grafman y Fernando Mateo.
En los últimos meses de 1984 se dictaron clases piloto en aulas prestadas por la escuela primaria Onésimo Leguizamón, situada en Av. Santa Fe al 1500. Fue un comienzo muy precario, casi sin recursos y sin las herramientas apropiadas. Se enseñaban sólo Joyería y Cadenas. Ya en 1985 se completó el primer ciclo lectivo en aulas cedidas por la escuela primaria Carlos Pellegrini, ubicada en Av. Entre Ríos al 1300, en condiciones todavía pobres de infraestructura y equipamiento. Al año siguiente, en marzo de 1986, la escuela se trasladó al edificio de la Av. Corrientes 3451/55, destinado especialmente a la Escuela de la Joya por una resolución ministerial. La situación parecía cambiar para bien: la construcción estaba acondicionada con aulas-taller para el aprendizaje de los oficios. La escuela permanecería allí por varios años. Se incorporó el dictado de Grabado y Engarce.
Finalmente, en 1991 se comenzó a enseñar Cincelado. De esta manera, las especialidades que se imparten en la institución son: Joyería, Cadenas, Engarce, Grabado y Cincelado, de dos años de cursada cada una. A la escuela se debe asistir todos los días de la semana. Los lunes, miércoles y viernes hay práctica de taller de la carrera elegida, mientras que los martes se dicta Dibujo, y los jueves, Historia del arte de la Joya. Se puede cursar en dos turnos: turno tarde, de 17 a 19 horas, y turno noche, de 19.30 a 21.30. Todos los años desde 1988 se lleva a cabo una exposición con los trabajos de los alumnos.

MÁQUINA DE CONFECCIONAR JOYAS

Como dijimos, con la instalación de la escuela en el edificio de la Av. Corrientes las condiciones habían mejorado. Sin embargo, en julio de 1991 se produjo el derrumbe del techo del primer piso, donde se encontraba el aula-taller de Grabado, por lo cual algunas clases debieron trasladarse temporariamente a otras escuelas. La Cooperadora se hizo cargo de las refacciones correspondientes. Lamentablemente, la emergencia edilicia se repitió en junio de 2000 con el derrumbe de los techos del pasillo y patio cubierto. El lugar fue apuntalado pero resultó imposible resolver definitivamente el problema. Por lo tanto, se decidió buscar un edificio para trasladar el establecimiento. Finalmente, en enero de 2001 se compró la casa de Lezica 3955, que debió ser reciclada. Una vez culminada la obra, en septiembre de 2002, se inauguró la nueva sede de la Escuela de la Joya, donde se encuentra hasta el día de hoy.
“Después del segundo derrumbe, se apuntaló todo con maderas y chapas, estábamos mal, era un desastre. Estuvimos casi dos años así. Ahora las condiciones edilicias están perfectas, acá estamos bien. La escuela tiene capacidad para 180 alumnos por turno, distribuidos por todas las especialidades. Vienen más mujeres que hombres. Muchos vienen a buscar una salida laboral, para otros es una asignatura pendiente. Hay muchos profesionales que cursan: arquitectos, ingenieros, médicos. Les gusta este arte y lo ven como un entretenimiento. En cuanto a las edades, la franja que más asiste es la de 50 años para arriba. La especialidad más concurrida es Joyería, es la que tiene el salón con mayor capacidad, los demás son salones más chicos”, expresa Aída Ayarra, directora de la escuela desde junio de 2011. Ayarra mantiene un largo vínculo con la institución puesto que ingresó en 1986 con el cargo de secretaria. Según su opinión, “la escuela es un éxito en todo sentido, es muy requerida. Lo ideal sería instalar un taller de esmaltado y fundición. Muchas joyas son fundidas pero acá no se enseña a hacerlo. Acá se hace todo a mano”.
La directora apunta a la problemática de la deserción como el único aspecto negativo del funcionamiento de la escuela: “A veces los alumnos dejan la carrera porque no era lo que ellos esperaban. Muchos creen que acá se hace bijou, acá no se hace bijou, se hace arte. El joyero tiene que ser un artista y tener buen gusto. Se trabaja con maquinaria muy pesada. Algunos vienen pensando que la carrera tiene una rápida salida laboral y no es tan así. Los alumnos egresan con un certificado de estudio por especialidad”.
La escuela, cuyo staff docente está conformado por 26 personas, cambió de nombre a fines de 2008. A pedido de las autoridades del establecimiento, de Escuela Municipal de la Joya pasó a llamarse Escuela de la Joya Maestro Joyero Sergio Lukez, en homenaje a este artista fallecido en 1996 que como señalamos fue uno de los fundadores de la institución.

                                               Laura Brosio





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