martes, 3 de agosto de 2010

Nº 187 DE PRIMERA PÁGINA

SALIÓ EL Nº 187 DE PRIMERA PÁGINA

EDITORIAL:



La reivindicación del 82% móvil jubilatorio es histórica, es justa y afecta a un sector de la población que se encuentra en la última etapa de su vida, sin posibilidades de exigírsele paciencia ni tiempo de espera.

El origen de la ley 14.499, que lo implantó en el año 1958, estuvo en vigencia apenas cinco años, cuando fue derogada. Han transcurrido casi cincuenta de persistentes reclamos de restitución, sin éxito.

Pasaron en esas décadas gobiernos radicales, peronistas y dictaduras militares, pero nunca fue reinstalado el régimen de movilidad. Siempre las razones fueron las mismas: imposibilidad financiera. Hoy es el momento de revertir el incumplimiento. Buscar una forma adecuada y lógica de financiación para que la ley recobre vigencia; no basta ni es lícito decir que no se puede, sin hacer esfuerzos, porque ¡se debe!

La Constitución Nacional establece en su artículo 14 bis “…jubilaciones y pensiones móviles” disponiendo que es deber del Estado implementarlas y garantizarlas. Dicha movilidad no puede ser formal, sino que debe ser efectiva. En la actualidad la jubilación apenas alcanza, en el mejor de los casos, al 40% de los sueldos en actividad.

Ciertos partidos de la oposición, como la UCR y el Frente Cívico, con personeros del estilo de Gerardo Morales o Patricia Bullrich, hoy pretenden reivindicar las justas aspiraciones de los jubilados, olvidándose de su papel nefasto en el pasado reciente, cuando les sustrajeron el 13% y disminuyeron los aportes patronales en un 7%, apoyando al dúo Menem-Cavallo cuando se intentó lisa y llanamente desintegrar el sistema previsional con las vergonzosas AFJP.

El proyecto opositor del 82% móvil, tal como lo presenta el llamado Grupo A sin aclarar el modo de financiación, manipulando la crítica necesidad de los jubilados con el fin de dinamitar al gobierno, es inviable.

Inventan un moderno nudo gordiano, imposible de desatar. Pero aquella leyenda del nudo creado por el campesino Gordias en Anatolia (actual Turquía) en el año 333 a. C., es resuelto por Alejandro Magno durante su invasión al Imperio Persa, cuando lo corta con su espada. La tormenta de rayos y centellas desatada esa noche por el dios Zeus habría marcado la divina aprobación de la acción Alejandrina: “¡es lo mismo cortarlo que desatarlo!”.

¿Cuál es la solución entonces? ¿Mantener a los jubilados bajo la línea de pobreza, dejando todo como está?

¡No!. Es preciso, cortar de raíz la trampa gordiana de la “oposición”.

Es equitativo encontrar una fórmula transitoria y alternativa que posibilite los fondos necesarios para restablecer la dignidad jubilatoria.

En esta línea de acción se podría implantar un porcentaje aproximado al 70% móvil, para llegar en un período dado a la meta del 82%, comenzando por los jubilados de mayor edad -digamos 80 años-, para ir disminuyendo progresivamente la edad e incrementando el porcentual hasta alcanzar aquel el beneficio pleno.

Deberá además recuperarse el 7% del aporte patronal rebajado oportunamente, como la contribución patronal a la ex Caja de Subsidios Familiares (hoy el salario familiar lo paga la ANSES).

Igualmente se requiere una reforma seria del sistema tributario de modo que grave a las grandes fortunas, a los monopolios exportadores, a los hipermercados, a la minería extractiva, (hoy con impuesto cero), y a las transacciones financieras, entre otras fuentes que deberán estudiarse en forma urgente. No es posible que el campo, disfrazado ahora de Federación Agraria, vuelva a reclamar prebendas y rebajas de retenciones, a costa de las rentas generales del país.

Debe implementase rápidamente un estricto control del trabajo en negro (que hoy ronda el 40%, y en el campo más aún), como de las partidas en negro que el propio Ministerio de Trabajo homologa con los convenios colectivos. Además debe terminarse con las jubilaciones de privilegio que, como las brujas, siguen existiendo.

En un reciente comunicado de la AFIP, se informa un aumento anual de la recaudación previsional del 34.1% y del 41.5% para los impuestos generales, lo que muestra recursos de importancia para establecer una verdadera movilidad jubilatoria, sobre la base del sueldo en actividad del trabajador. Las actualizaciones semestrales sobre índices poco claros contribuyen a una disminución relativa de la jubilación, comparada con los sueldos activos, como es el nuevo mínimo de $ 1.046.-

La jubilación mínima debería guardar una correlación con el salario mínimo vital y móvil hoy de $ 1.500.-, cuyo 82% serían $ 1.230.-, y más aún, la jubilación mínima no debería ser inferior que aquel sueldo mínimo vital de $ 1.500.-

Según estadísticas oficiales, el piso promedio más bajo de los sueldos de los 368 convenios colectivos firmados este año es de $ 2.100.-, lo que daría de aplicarse el 82%, $ 1.722.-

Por último es de lamentar el triste papel que juega la CGT, que jamás luchó, ni hoy lucha por las retribuciones de los jubilados, que no son otra cosa, que veteranos trabajadores.


HASTA LA PRÓXIMA




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