LA LOCOMOTORA “LA
PORTEÑA” Y EL PRIMER FERROCARRIL ARGENTINO
La
locomotora “La Porteña” llegó a nuestras costas el 25 de diciembre de 1856, era de la casa The Railway Foundry Leeds,
Inglaterra, y dará lugar en los meses siguientes a la inauguración del primer
ferrocarril Argentino, el 29 de agosto
de 1857 cuando ésta locomotora emprenderá “la aventura” de realizar el primer
viaje entre la Estación Parque (Hoy Plaza Lavalle), y la localidad de La
Floresta”, ante una multitud que se dio cita para el trascendental evento.
FLORES
La Estación Flores se construyó sobre
terrenos alquilados a la familia Miró y en un principio estuvo situada a la
altura de la actual calle Caracas. La rodeaba una reja de hierro con portones y
un jardín público. En 1885 se inauguró la estación actual.
Tal
vez el sitio de Buenos Aires que experimentó una de las mayores
transformaciones a través del tiempo fue el primitivo Hueco de Miserere, que
pasó de ser corrales, matadero, plaza de carretas, mercado de frutos, a ser
plaza y estación del primer ferrocarril del país.
En el sector
se levantan hoy la Plaza Miserere y el monumental edificio de la Estación,
construido en 1896 por el arquitecto holandés John Doyer (1862-1939).
Desde el
primitivo apeadero levantado en 1857 hasta hoy, se sucedieron no menos de cinco
construcciones de esta emblemática estación, que pasó a ser cabecera en el año
1883 tras la demolición de la terminal “Del Parque”, situada en el lugar donde
hoy se alza el Teatro Colón.
El primer
ferrocarril argentino, inaugurado el 29 de agosto de 1857, cuya traza seguirá
la huella que dejaron las carretas por el antiguo “Camino real al oeste”, fue
construido y administrado por una empresa de capitales privados argentinos, la
“Sociedad del Camino de Fierro” integrada por notorios apellidos como Lavallol,
Miró, Guerrico, Larroudé, de la Riestra, Van Praet, Gowland, Basavilbaso y
Ramms.
El tren
conducido por la histórica locomotora “La Porteña” avanzará desde su terminal
en la Estación “Del Parque”, por la calle del mismo nombre (hoy Lavalle), hasta
alcanzar la calle Corrientes, a través del sector conocido entonces como “Horno
de Bayo” o “Curva de los Olivos”, más tarde “Curva de los Jesuitas”, después “Pasaje
Rauch” y hoy peatonal “Enrique Santos Discépolo”. Continuaba por Corrientes, en
forma terraplenada, hasta llegar a Centroamérica (actual Pueyrredón). Allí
giraba bruscamente para alcanzar el entonces “Mercado del Oeste”, donde se
hallaba el primitivo apeadero “11 de Septiembre”, en la intersección de las
actuales Bartolomé Mitre y Ecuador; apenas un barracón de madera que con el
tiempo se convirtió en estación ferroviaria.
Aquella zona
fue históricamente conocida como “Miserere”, hasta que en 1853 el gobernador de
la provincia de Buenos Aires, Pastor Obligado, la denominó por decreto “11 de
Septiembre”, como un lamentable homenaje a la fecha en que la Provincia se
separó de la Confederación Argentina, en el año 1852. Debe recordarse que la
ciudad de Buenos Aires perteneció a la Provincia, hasta que fue constituida en
Capital Federal en 1880.
El primer
tren que atravesó los suburbios de la ciudad fue recibido con cierta
desconfianza por los habitantes, temerosos de que las locomotoras al marchar
por las calles provocaran derrumbes. No obstante ese recelo, crónicas de la
época describen la algarabía del pueblo ante al trascendente acontecimiento: “Banderas
y gallardetes de todos los colores flamearon al viento y músicas militares
poblaron los aires con alegres armonías. Hombres, mujeres, ancianos y niños se
dirigían al Parque. No menos de 30.000 espectadores saludaban con aclamaciones,
pañuelos y sombreros a la primera locomotora (La Porteña) que, adornada
con flores y banderas, corría a triunfar hacia el desierto…”
Tales las
contradicciones del humor popular de entonces, que quedaron reflejadas en la
prensa.
La
precariedad de las primitivas estaciones la mayoría simples apeaderos hizo que ya
en 1869 se planteara su reemplazo por nuevas construcciones, que al menos
tuvieran alguna apariencia de estación ferroviaria.
PRIMERA ESTACIÓN ONCE DE SEPTIEMBRE |
LA SEGUNDA
EDIFICACIÓN DE LA ESTACIÓN 11 DE SEPTIEMBRE
Era una
construcción de madera, con techo a dos aguas, emplazada sobre una plataforma
sobre-elevada del piso junto con el andén que alcanzaba el nivel adecuado para
subir a los vagones. En su interior había distintas dependencias, como la
boletería y la oficina del jefe de Estación. Los faldones asimétricos del
techado se prolongaban sobre la plataforma con el fin de proteger el andén del
sol y la lluvia. Los cerramientos eran de tablas de madera verticales
encastradas, y sobre el frente principal se exhibían carteleras con horarios y
noticias de interés para el público usuario. A los costados, separados del
núcleo principal, se levantaban los galpones de mantenimiento y depósitos, que
también eran de madera y se alineaban a lo largo de la actual calle Bartolomé
Mitre, desde Ecuador hasta Bermejo (hoy Jean Jaurés). Esta construcción
funcionó como Estación 11 de Septiembre hasta el año 1882.
Ya hacia 1873
se consideraba la conveniencia de levantar la terminal Del Parque y las vías, e
iniciar la línea desde la estación Once, puesto que dicho tramo constituía una
traba para el avance de la urbanización. Un decreto del año 1878 dispuso el
traslado, que recién se hizo efectivo en enero de 1883.
En junio de
1884 se instalarían en aquel sitio que ocupara la terminal, las oficinas del
Estado Mayor General del Ejército, hasta que en 1886 el Concejo Deliberante
autorizó la construcción del actual Teatro Colón, en ese mismo lugar.
TERCERA
EDIFICACIÓN DE LA ESTACIÓN 11 DE SEPTIEMBRE
En enero de
1883 se habilita la tercera construcción de la estación, también sobre la
actual calle Bartolomé Mitre, entre Jean Jaurés y Anchorena, de características
similares a la anterior, aunque de mayores proporciones y con otras
comodidades.
Tenía techo
de tejas a dos aguas, grandes aleros que se prolongaban en galerías al frente y
sobre el andén, con un cerco perimetral, rodeada de terraplenes parquizados que
delimitaban un amplio sector para el estacionamiento de carruajes de carga y
descarga. Contaba además la estación con un restaurante anexo, y los galpones y
depósitos que completaban el complejo.
El gobierno
provincial se había hecho cargo de este ferrocarril el 1º de enero de 1863 y lo
administró por espacio de 27 años, aunque por el incremento de los gastos y el
escaso ajuste que se hacía de las tarifas, su rendimiento se redujo. A ese
hecho debe agregarse la desacreditación de la cosa pública, llevada a cabo por
sectores privatistas, una constante en la vida política argentina. El caso es
que durante los 27 años en que la línea perteneció al gobierno provincial fue
una empresa eficiente, cumplidora con sus obligaciones para con pasajeros y
cargadores, cobró tarifas razonables, muy reducidas en comparación a las
fijadas por los ferrocarriles de capitales ingleses.
El presidente
Juárez Celman (1886-1890), que comulgaba con aquellas ideas, promueve la venta
a capitales ingleses, tal como lo había anunciado en 1887: “Pienso vender
todas las obras públicas productivas, para pagar con oro nuestra deuda, porque
estoy convencido de que el estado es el peor de los administradores.”
Los criterios
acerca del tratamiento de los bienes públicos son históricos y Juárez Celman
incurrió en la contradicción de que, siendo él cabeza del Estado, afirmaba al
mismo tiempo que éste era mal administrador.
Opinaba en
cambio Raúl Scalabrini Ortiz, en su Historia de los Ferrocarriles Argentinos:
“En 1887 el Ferrocarril Oeste es ya condenado a su muerte (…) iba a ser
rápidamente desacreditado ante la opinión pública. Se dispone construir doble
vía hasta Moreno, aunque el tráfico no lo justificaba. Se amplía la estación
del Once. Se pavimentan a cargo del Oeste las calles cercanas la estación
cabecera (…) Las tarifas son aumentadas en un 25%, y aún son más bajas que los
ferrocarriles ingleses. (…) Los rendimientos, reflejo de la administración
desajustada, caen a niveles inesperados (…) El Ferrocarril Oeste entra así,
ingloriosamente, en su período comatoso. Esta maniobra, tan contraria a la
salud del país, sorprende menos cuando se recuerda que los principales
promotores a cuya pericia estaba confiada en esos años la dirección del
Ferrocarril Oeste, serían los que continuarían dirigiéndolo después de la
venta, al servicio entonces de los nuevos amos ingleses.”
Así la
amenaza privatista se cumple el 1º de julio de 1890.
CUARTA
EDIFICACIÓN DE LA ESTACIÓN 11 DE SEPTIEMBRE
Comenzó a
construirse en 1896 bajo la dirección del arquitecto holandés John Doyer y se
prolongó en varias etapas hasta 1907, con una sucesión de estilos, que aun así
no perjudicaron la armonía del conjunto edilicio.
El frente
principal sobre la Avenida Pueyrredón y Bartolomé Mitre presenta una visión
ecléctica del estilo victoriano tardío. Integrado por las oficinas centrales
con una majestuosa escalinata que lleva al primer piso en el cual confluyen
pasillos y patios inferiores, iluminados en forma natural mediante claraboyas,
que recuerdan algunos tramos de Galerías Pacífico. El revestimiento
cerámico de las paredes se encuentra aún en buen estado de conservación, al
igual que el embaldosado de sus pisos, pese al enorme trajinar que soportan.
Ostenta dos
fachadas similares, una sobre Pueyrredón y otra sobre Bartolomé Mitre. A
continuación de ésta se alzaba la significativa nave metálica de chapa y
vidrio, típicas de las grandes estaciones ferroviarias de entonces, que
ocultaban los andenes y a la vez protegían del frío y la lluvia. La nave era
una sucesión de varias arcadas, sostenidas por pilastras de hierros. Este
sector y buena parte de los muros exteriores fueron destruidos en 1973. Pese a
que guardaban coherencia con la construcción principal, fueron sustituidos por
paneles de dudoso buen gusto y calidad. Se confundió lo nuevo con lo bueno, y
quedó aquello como un injerto.
El edificio
principal, tal como lo conocemos hoy, es el resultado de un proceso de
añadiduras de varias edificaciones. En la actualidad pasó a integrar el
edificio la ex Bolsa de Cereales, sobre la esquina de Pueyrredón y Perón, unido
por un sector intermedio entre los andenes y el edificio original, con una
estructura de grandes luces, que alberga boleterías junto a locales
comerciales, totalmente extraños a la línea original. En el año 2007/08 se
reestructuró este sector intermedio, pero nada se agregó a la armonización del
conjunto.
Miguel
Eugenio Germino
FUENTES:
-Aslan,
Liliana y otros, Buenos Aires, Balvanera, Facultad de Arquitectura UBA.
-Buenos
Aires nos cuenta, nº 8 de abril de 1988.
-http://es.wikipedi/Wiki/ferrocarril_oeste_de_Buenos_Aires.
-http://www.dsostenible.com.ar/situación/cvoeste.
-http://www.taringa.nrt/posts/info/1004808/el-primer-ferrocarril.
-http://www.wapedia.mobi/es/estaci%c83n_once.
-Scalabrini
Ortiz, Raúl, Historia de los Ferrocarriles Argentinos, Lancelot, 2006.
-Werckenthien,
Cristian, Asociación
Amigos
del Tranvía, 1930.
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