EDITORIAL AL Nº 303
Se ’gual, según decía Minguito Tinguitela
“Los progresos de la medicina y de la bioingeniería podrán considerarse
verdaderos logros para la humanidad cuando todas las personas tengan acceso a
sus beneficios y dejen de ser un privilegio para las minorías.”
René Favaloro
El 29 de julio pasado se cumplieron 20
años de la desaparición de un grande de la Medicina y un “hombre” ejemplo para todos los
argentinos, y del mundo entero,
justamente en momentos en que ese mundo atraviesa una
pandemia que no logra superar.
Argentina termina de lograr un gran éxito con la renegociación de su deuda externa con todos los
acreedores particulares. Una deuda heredada de un gobierno cuyas principales
figuras se dedican hoy a
crear los más grandes obstáculos para que no se pueda combatir simultáneamente a los dos grandes males
que aquejan al país: la deuda y la pandemia.
Justamente, en
momentos en que varios países vienen logrando algunos éxitos en la elaboración
de una vacuna. Entre ellos Argentina y México, que la socializarán en beneficio
de toda América latina.
Como lo pedía Favaloro, la Medicina al alcance de toda la humanidad.
Sin embargo,
ya algunos países –de los llamados centrales– anuncian que solo venderían al resto del mundo los sobrantes. Por eso es
importante que el nuestro se asegure la vacunación masiva para todos.
A pesar del excelente anuncio del momento,
la vacuna todavía no está y la única forma de evitar la pandemia es la
responsabilidad individual y el cuidado personal de todos. Todos deben cuidarse
para cuidar al otro. ¡¡¡Ése es el único secreto!!!
A todo esto, la vida continúa, y los pasos
que se fueron dando en lo económico marcan un
cambio de 180 grados con el gobierno anterior, distribuyendo la riqueza de una
manera más equitativa, congelando tarifas, prohibiendo despidos, abonado parte
los sueldos de las empresas complicadas y aplicando subsidios –el IFE y
la AUH– a quienes carecen de trabajo.
La movida magistral del gobierno de congelar y
declarar “servicios esenciales” a la TV por cable,
internet y ambas telefonías, ayudará a quienes
tengan problemas de comunicación –justo en esta pandemia–; el
rechazo de la oposición es inaudito, ya que lo
más razonable sería dar internet
gratuito para todos, como ya lo implementaron varios países, entre ellos Finlandia y Estonia.
Pero cuando se entra en el terreno de “la Justicia” (el poder con mayor imagen negativa de los
tres), la situación es mucho más complicada, con una Corte Suprema con jueces
colonizados, y un Comodoro Py aún en manos de la oposición que no quiere
debatir “reformas”, con distintas excusas. Todo es diferente, nada es igual, cuando las políticas son diferentes
y están enfiladas a solucionar los problemas de distintos sectores de la
sociedad, comenzando por los más rezagados.
Lo primero que hizo el gobierno de Macri
fue derogar la Ley de Medios
por un DNU, una ley discutida y aprobada por el Parlamento.
Resguardando así a sus amigos de Clarín y La Nación, que desde entonces
apoyaron todos los desaguisados oficialistas.
Y en el mientras tanto se resuelvan los
graves asuntos pendientes, la vida debe continuar… y como abrimos este editorial con una frase de Favaloro, lo cerramos
con parte de los versos de otro grande, Nicolás
Guillén, que le canta al mestizaje de toda
Latinoamérica, ni negro ni blanco: mestizo, los más humildes.
“…Sobre sangre van los hombres
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!
Ay de quien no tenga sangre,
porque de remar acaba,
y si acaba de remar,
da con su cuerpo en la playa,
un cuerpo seco y vacío,
un cuerpo roto y sin alma.
¡un cuerpo roto y sin alma!...”
“…Alcemos una muralla
juntando todas las manos;
los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa,
bien allá sobre el horizonte...”
Hasta la próxima
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