DESAPARECIDO "EN DEMOCRACIA"
CAUSA NUNCA ESCLARECIDA
A 16 AÑOS DE LA SEGUNDA DESAPARICIÓN DE JORGE JULIO LÓPEZ
Encuentro Memoria, Verdad y Justicia a 16 años de la desaparición del sobreviviente de la dictadura y testigo contra el represor Etchecolatz
Jorge Julio López: "Una fuente de fortaleza y un llamado a no bajar los brazos"
"El 18 de setiembre de 2006 Jorge Julio López fue víctima de su segunda desaparición forzada, no fue casual, por eso desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ) decimos que ambos secuestros muestran la continuidad de la represión que sufrió, la permanencia del accionar represivo del Estado a través del tiempo y de los gobiernos". El acto por los 16 años de la desaparición de López --sobreviviente de la dictadura y testigo en el juicio contra el torturador Miguel Etchecolatz-- coincidió con las rondas a la pirámide de las Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora y la Asociación. Cuando esa actividad culminó, las primeras se sumaron al recordatorio organizado ayer en Plaza de Mayo por las agrupaciones de derechos humanos que integran el EMVJ, tales como el Ceprodh, Apel, Cadhu, Correpi y Serpaj, entre otras. A pocas horas de un nuevo aniversario de la Noche de los Lápices, también fueron reivindicados los estudiantes secundarios desaparecidos el 16 de septiembre de 1976. Y se leyó un documento en el que fueron mencionados otros de los más de 200 desaparecidos en democracia.
"Era un humilde albañil de La Plata que tuvo la osadía de guardar en su mente cada uno de los horrores que había padecido durante su cautiverio para poder denunciar ante un tribunal al chacal de Etchecolatz", dijo Norita Cortiñas poco antes del inicio del acto. "Que se abran los archivos, es mentira que no hay gente preparada para leerlos, están llenos de nombres de canallas genocidas que participaron del terrorismo de Estado, muchos de partidos políticos, por eso los mantienen bajo cuatro llaves. Las Madres no vamos a parar hasta que todos los genocidas estén presos", agregó.
Todos los jueves luego de la ronda en torno a la Pirámide de Mayo, bajo el ceibo ubicado cerca del ingreso al subte A, Cortiñas lee noticias al micrófono y lo pasa a otres luchadores, desde los ambientalistas de Andalgalá y las luchas de los pueblos originarios hasta el estado de los juicios de lesa humanidad, pasando por denuncias de gatillo fácil y asesinatos a manos de la policía. "Vamos a empezar con esta buena noticia de que se tiene que abrir el camino al Lago Escondido, mierda ya no va a estar escondido", bromeó Norita sentada en su silla de ruedas. Al rato levantaría su puño en alto para gritar junto a la multitud "Jorge Julio López presente, ahora y siempre".
De a poco se fue llenando la plaza con militantes, con banderas de partidos y organizaciones de izquierda, dirigentes y gente de a pie. Martín tiene 27 años y es estudiante del profesorado de Historia. Al momento de la desaparición del Viejo, como le decían sus compañeres, él tenía 9 años pero recuerda el clima que se vivió en su casa. "Uno creía que no iba a suceder algo así pero pasó, fue muy chocante, como si ese pasado oscuro hubiera vuelto". A su lado, está Julia que tiene 24 y estudia para ser acompañante terapéutica. "A mí me da miedo que haya desaparecidos, y creo que ese temor fomenta que no haya militancia ni conciencia de clase, yo vengo del interior donde el clima es muy conservador y es muy poco lo que se llega a saber", dice ella a Página12 mientras el sol se va poniendo del lado del Obelisco.
"Hemos condenado el atentado reaccionario sufrido recientemente por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Nuestro repudio no implica ningún apoyo a un gobierno que está descargando este plan de ajuste y entrega, y denunciamos el llamado a la 'unidad nacional' y la 'paz social' con los representantes de las cámaras empresariales y los partidos políticos del ajuste", dice el texto consensuado entre los integrantes del EMVJ.
¿Qué pasó con López?
"Primero la dictadura cívico-militar lo secuestró y lo torturó. El 27 de octubre de 1976, fuerzas de seguridad entraron al barrio platense Los Hornos y secuestraron a varios militantes. Entre ellos estaba Julio. Estuvo detenido desaparecido en cuatro centros clandestinos: Cuatrerismo, Pozo de Arana y Comisarías 5ª y 8ª. Allí sufrió torturas y presenció asesinatos como los de Ambrosio de Marco y Patricia Dell’Orto. Fue desaparecido por haber sido parte de la clase obrera que se organizó contra las dictaduras de Onganía, Levingston y Lanusse, y porque luego siguió militando en una Unidad Básica en su barrio". Así comenzó el documento leído por integrantes de las organizaciones de derechos humanos, entre ellos Matías Aufieri y Claudia Ferrero.
"En abril de 1977, a cinco meses de haber sido secuestrado, Julio fue 'blanqueado' y pasó a detención sin juicio en el Penal 9 de La Plata. Fue liberado el 25 de junio de 1979. Pero la saña siguió. Ya en democracia, Julio López siguió pagando el costo de no dejarse doblegar. Por eso en junio de 2006 testificó contra el genocida Etchecolatz. Su valentía al declarar y reconstruir los hechos y aberraciones cometidas contra él y otras personas expresa su coherencia. Por eso lo recordamos como un compañero de lucha, por su testimonio que enfrentó a esa justicia cómplice de la impunidad y a los genocidas", agregaron desde el EMVJ.
Para ese colectivos de agrupaciones, López es sinónimo de "lucha y dignidad", porque "le dijo en la cara a Etchecolatz que nosotros nunca seremos como ellos, la porquería, los asesinos seriales". A su criterio, "la clase dominante no se lo perdonó, tras haber declarado en el juicio que permitió condenar a perpetua a Etchecolatz, Julio fue secuestrado y desaparecido por segunda vez. Fue el 18 de setiembre de 2006, un día antes de que se leyera la condena al genocida".
Documento del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia
En los primeros meses, la causa por la segunda desaparición se caratuló como desaparición simple y la investigación quedó absurdamente a cargo de la Bonaerense, la misma fuerza que integraba Etchecolatz. Aunque esto se revirtió dos años después, no hubo ningún avance sustancial. Es una investigación “cajoneada”. Algunos funcionarios aludieron a la responsabilidad de grupos parapoliciales como remanentes de épocas pasadas. Pero los vínculos entre las fuerzas policiales y esas bandas no son cosa del pasado. Muchos funcionarios de hace 15 años ligados a tareas “de seguridad” siguen en sus cargos.
Ante la impunidad como política de Estado, las luchas del pueblo mantienen viva la memoria de quienes han caído bajo la represión estatal, señalando la necesidad del juicio y castigo a los culpables.
Los sucesivos gobiernos de Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández no impulsaron ni una sola medida concreta para el avance de la investigación. Junto a los distintos jueces de la causa, en la justicia provincial y luego en la federal, mantuvieron la impunidad. La supuesta “investigación” hizo “allanamientos” pero con aviso previo, hizo “búsquedas” pero inducidas por videntes y sólo apuntó al entorno de Julio y a los organismos de derechos humanos que lo habíamos acompañado. Nunca profundizó las pistas sobre la Policía Bonaerense, el Servicio Penitenciario y el entorno de Etchecolatz.
En 2014, la querella llevó el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En 2017, la CIDH corrió traslado de la denuncia al Estado argentino. En 2018 éste propuso “iniciar una mesa de diálogo”, pero fracasó por su propia responsabilidad. Por eso la querella exige elevar el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y que se sancione al Estado argentino por la sistemática falta de respuestas desde hace años.
La desaparición forzada de Julio no fue la única en democracia. Tuvimos también las de Andrés Núñez, Miguel Bru, Iván Torres, Luciano Arruga, Santiago Maldonado, Facundo Astudillo Castro, Luis Espinoza y Ariel Valerián.
Las medidas económicas que está aplicando Massa como la reducción de los presupuestos sociales con el argumento de reducir el déficit fiscal, los tarifazos, las enormes concesiones al agro negocio y sectores concentrados del poder económico, una inflación que ronda el 100% anual y sus terribles consecuencias sobre los ingresos populares, para cumplir con los acreedores de la fraudulenta deuda externa y las metas del acuerdo con el FMI, concretado por el gobierno nacional con apoyo del macrismo, traerá cada vez más ajuste.
Y los ajustes no pasan sin represión. Y la lucha contra la represión, por los derechos humanos y las libertades democráticas es una sola. Como parte de ese pueblo, seguimos sosteniendo todas esas luchas.
En el último año las luchas han sido estigmatizadas y criminalizadas. No sólo contra los desocupados y el movimiento piquetero, sino contra todo trabajador que ha salido a la lucha. Entre ellos se encuentran los cientos de procesados en Neuquén por los cortes en apoyo a docentes y trabajadores de la salud o la oleada de allanamientos y detenciones contra sedes y militantes de las organizaciones sociales.
La reciente propuesta del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales para reformar la constitución y prohibir los cortes de ruta, es un intento aberrante de avance contra las más elementales libertades democráticas.
Seguimos creyendo en la necesidad de derrotar las políticas de contra los trabajadores y mayorías populares de nuestro país y de cambiar este injusto orden capitalista, lograr una vida mejor y una sociedad justa e igualitaria. Por eso a la batalla diaria por una vida digna hoy le sumamos la reivindicación de quien sufrió en carne propia al Estado represor no una sino dos veces: Jorge Julio López.
Hoy recordamos entonces a Julio López porque asumimos junto a él que la defensa de nuestras libertades y derechos es una tarea del presente.
● Basta de impunidad. Cárcel común, perpetua y efectiva a todos los genocidas.
● No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.
● ¡Julio López, presente! ¡Ahora y siempre!
FUENTE: ADRIANA LÓPEZ MEYER - PAGINA 12
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