El 7 de
septiembre de 1784 nace Fray Luis Beltrán
Sacerdote y revolucionario de
nuestra Independencia
La Escuela Técnica de la plaza
Velasco Ibarra de Balvanera, lleva su nombre como homenaje
Fray Luis Beltrán fue un clérigo
argentino de la Orden de los Franciscanos, de brillante actuación en nuestra Independencia,
como fabricante y organizador de la artillería del Ejército de los Andes. Todo
lo que sabía lo había aprendido por la observación y la lectura, estudió Física, Matemática,
Química y Mecánica.
LA FRAGUA DE LA PATRIA
SU VIDA
Nació el 7 de
septiembre de 1784, en el camino que va de San
Juan a Mendoza. A los tres días sus padres lo anotaron con el nombre de José
Luis Marcelo. Un mal entendimiento al tomar sus datos,
transformó su apellido paterno Bertrand en Beltrán y así trascendió
para su vida y para la historia. A los 16 años entró en el Colegio San
Francisco de Mendoza.
Con los hábitos
conseguidos fue enviado a Chile, donde prosiguió con sus estudios hasta
consagrarse como sacerdote. Era muy inteligente y tenía una predisposición
especial para las matemáticas, la música y toda clase de oficios, tales como relojero, carpintero, herrero,
dibujante, pirotécnico, cordonero, físico, químico, bordador y médico.
Todo lo que sabía lo
había aprendido por la lectura y sus observaciones prácticas. Estudió Química, Matemática,
Física, Mecánica,
ciencias que aprendió a dominar con amplitud. En 1812, ya sacerdote, entró como Capellán del Ejército chileno de Miguel Carrera. Pronto sus conocimientos
lo llevaron a hacerse cargo de las armas de los patriotas. O’Higgins lo ubicó al mando de
la maestranza de su ejército. Después de la derrota de Rancagua, cruzó la Cordillera
de los Andes a pie con un bolso en donde
portaba sus inventos y herramientas. El mismo O’Higgins
lo recomendó a San Martín, quien inmediatamente y con el grado de
teniente lo puso al frente de la fabricación de armas.
SU OBRA
En sus talleres
trabajaban más de setecientos hombres, ininterrumpidamente, para hacer lo que
San Martín necesitaba. Los historiadores lo han llamado:
“Vulcano con sotana”, “El Arquímedes de la patria” y “Artesano del cruce”. Un día le dijo al
general: “Si los cañones tienen que tener alas, las tendrán”. No
quedaron campanas, ni ollas, ni rejas en Mendoza. Todo metal le servía a fray Luis para cumplir con sus encargos. Fue
asombrosa su tarea: hizo cañones, granadas, fusiles, municiones, sables,
lanzas, vehículos de transporte, elementos de seguridad, estribos y herraduras,
puentes colgantes, grúas, pontones para doblar quebradas intransitables.
Inventó “las zorras”, carros angostos de
cuatro ruedas tirados por caballos con los cuales cruzó los cañones por los
Andes. Comenzó su propio cruce de la Cordillera el 19 de enero de 1917 al mando
de la maestranza y encargado de los pertrechos de guerra. Después, la campaña lo llevó hacia el Norte, al Perú. Acompañó
a San Martín y luego a Bolívar. Luchó como un soldado más en la última batalla del
Ejército Americano, la definitiva Ayacucho.
Las habilidades y el ingenio
de Beltrán fueron puestos a prueba tras la derrota de Hierbas Buenas, cuando se
ofreció para recomponer el parque de artillería diezmado por los españoles. Por
sus eficientes servicios fue ascendido a teniente
de Artillería, pero la derrota de los patriotas chilenos en Rancagua, el 2 de octubre
de 1814, lo obligó a emprender junto a centenares de derrotados el penoso cruce
de la cordillera hacia Mendoza.
Pero fray Luis no
sólo fabricaba las armas, las usaba con un
coraje temerario que fue reconocido por el gobierno de las Provincias Unidas a través
de una medalla por su actuación en la memorable batalla de Chacabuco el 12 de
febrero de 1817.
Más tarde, participó
activamente en la provisión y mantenimiento del parque de artillería de la
campaña del Perú y fue designado por San Martín como director
de la Maestranza del Ejército Libertador. Se dio el gusto de
entrar en Lima junto al Libertador, aquella histórica capital desde donde
salían las órdenes para aniquilar poblaciones enteras.
Tras el retiro de San
Martín, Beltrán siguió peleando a los órdenes de Bolívar.
MONUMENTO EN LA CIUDAD DE MENDOZA
Volvió a cruzar la
cordillera y llegó a Buenos Aires justo a tiempo para incorporarse, con su
revalidado título de teniente coronel, a las tropas navales que se aprestaban a
combatir contra el Brasil y participó en el combate de Ituzaingó.
Pero su estado físico
y espiritual se complicaba. Debió abandonar
la campaña y regresar a Buenos Aires. Sentía que ahora sí venía la muerte por
su cuenta y quiso volver a ser sólo un sacerdote. Renunció a las armas y se encerró
a hacer penitencia severa por varios días.
Luis
Beltrán murió fraile y sin un peso a los cuarenta y tres años, el 8 de
diciembre de 1827.
Un hombre que, como
otros insumisos y arriesgados, dio su vida decidiendo luchar por la libertad del
continente, alternando dos principios antagónicos:
el sacerdocio y la guerra, pero no era cualquier guerra sino la de la Independencia de su patria.
La Escuela Técnica Nº 25 Teniente
de Artillería Fray Luis Beltrán de Balvanera que honra su nombre, nace como una continuación
de los talleres para los internos del desaparecido Asilo de Huérfanos de México
2650, que llegó a ocupar las dos manzanas entre México e Independencia, y que
al desaparecer en 1948 queda como Escuela Fábrica y
luego será convertido en Escuela
Técnica.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
- Primera Página n º
79 de octubre de 2000 y n º 142 de octubre de julio de 2006.
- https://11noticias.com/noticias/F.L.Beltran/La-historia-de-Fray-Luis-Beltran--el-soldado-artillero-con-sotana_21237.html
- https://www.elhistoriador.com.ar/fray-luis-beltran-el-enloquecido-por-la-revolucion/
- https://www.mendoza.edu.ar/wp-content/uploads/2016/04/07-Fray-Luis-Beltr%C3%A1n1.com_.pdf
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