Ecuador: dolarizado y a la deriva
Si bien no es el único país en crisis de
América del Sur, estremecen y preocupan la mayoría de las noticias que vienen
de Ecuador. Para quienes proponen la dolarización como remedio para todos los
males, tienen en el país que limita con el
Pacífico un ejemplo que los contradice.
De cara a las próximas elecciones, el panorama
de Ecuador empeora día a día. Sin moneda soberana ni forma alguna de imponer
políticas propias, el gobierno de Lasso naufraga y se llena de sangre. El narcotráfico
es un jugador de peso en la realidad ecuatoriana y ya se cargó dos candidatos
presidenciales.
Pioneros en la persecución de los dirigentes
populares, los ecuatorianos viven su vida cotidiana aterrados por la violencia
permanente. Los diversos planes para limitar el poder de los carteles de droga
fracasaron y no se ven perspectivas de un futuro venturoso.
Ecuador forma parte del circuito que se
alimenta de la producción propia y de la circulación que viene de México y de
Colombia, para buscar su destino final en Estados Unidos, la meca de los
vendedores de estupefacientes.
La dolarización facilita el trabajo de los
lavadores de dinero de este negocio ilegal, y está bastante lejos de dar algún
tipo de contrapartida económica al país. En menos de una década, Ecuador pasó
de ser uno de los países más indicados para vivir a ser uno de los más
violentos e inseguros.
Solo un abrupto cambio de políticas económicas
y sociales podría devolver a los ecuatorianos al sendero de felicidad perdido.
Un camino que algunos dirigentes desquiciados de Argentina quieren transitar
sin importarles las tormentas que se avecinan.
Pablo Salcito
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