EDITORAL FEBRERO 2025
En el primer año de mandato de Milei, la
crueldad avanza, se consolida el miedo y en la bravata caen zurdos,
homosexuales, trans, jubilados y todo “bicho despreciable” para el monarca
viajero, pero en medio de la fanfarria, el
gobierno afronta diferentes frentes de tormenta en forma simultánea; por un lado,
su pelea con la vice
Villarruel, por otro, la eterna disputa con Macri por espacios de poder, y finalmente,
su piedra en el zapato, los “kukas”, escollo insalvable a la hora de pretender aprobar
un proyecto en el Congreso.
Como era de esperar, al asumir Trump la
presidencia, el presidente argentino se alineó en
forma inconsulta, como felpudo de los EE.UU., y avaló hasta el saludo nazi de Elon Musk, pese al
desaire de Trump que dice no precisar nada de Latinoamérica, y sí éstos de los
EE.UU. Craso error el de Trump, todos los pueblos necesitan unos de otros.
Mientras en
estos lares: dejaron de subir estrepitosamente los
precios, ¿bajó la inflación?, ¡¡¡ a qué costo!!!,
¿pero realmente bajó la inflación?, ¿acaso no
cuentan los servicios, que continuaron aumentando?;
como así también alquileres, transporte,
servicios, medicamentos, etc., en una errada
medición del INDEC.
Muchos millones de argentinos, más de la
mitad, quedaron fuera del sistema, en una patria chiquita solo para unos pocos,
se atenuó la
inflación, sí, pero a costa de miles y miles de empleos perdidos, y de la licuación de salarios y jubilaciones,
producto de la gestión devoradora inaugurada, de motosierra y licuadora,
instaurando además, un clima confrontativo para eliminar de cuajo al
adversario, convertido en enemigo, profiriendo amenazas y puteadas por los
medios y redes, impropias de un presidente, lo que le valió decenas de
presentaciones judiciales, en un mundo “al que le faltan varios tornillos, y
que el tuerto es rey, en el país de los ciegos”.
Finalmente, se arriesgó a llamar a Sesiones Extraordinarias en el Congreso, sin acuerdo previo con nadie, ¡a puro guapo!, en un
arriesgado acto que le puede salir mal; mientras tanto
continúa viajando, con su rosario de insultos y gritos desencajados contra
todos los que se opongan a su hasta ahora línea de gobierno (que no es de él, sino de los que estaban antes, parte de la casta: Sturzenegger, Caputo, el círculo
rojo, los medios…).
Además de provocar una brutal recesión,
ensaya una nueva: ¡llegó la censura!, y las primeras en probarla
fueron Cecilia Roth y Ruth Hillar, la líder de la banda Canticuénticos.
A la escasa resistencia de la oposición,
de los propios afectados y de los extraños indolentes, prima la desmovilización
y el miedo, y en
el medio surge la persecución, represión e
invisibilización, una combinación tóxica que
existe sin una reacción efectiva donde naufraga la esperanza.
Con el dólar pisado, el consumo deprimido,
hasta ahora murieron 60 personas por falta de una atención médica en padecimientos
graves y terminales, vuelven enfermedades que se creían superadas, como la
tuberculosis (enfermedad de los pobres), la hepatitis, etc., con
cierres de fábricas, Pymes y non tanto, mientras los salarios y
jubilaciones arrastrados por el suelo.
La recesión es más que notoria, aparece el
fantasma latente de una gran depresión como la mundial de 1929, vienen
por más, siempre vienen por más, la jubilación privada, la paritaria
cero. El gobierno intenta “colonizar la mente”, ¿podrá?, es dudoso que pueda lograrlo, porque
la rebeldía del pueblo argentino no lo permitirá, a pesar del desclasamiento en
que se encuentran parte de los sectores populares.
La batalla cultural, por el momento, la
está ganando el gobierno y quienes lo pusieron en el poder. Pero en la esperanza está la clave del futuro, resistir…
resistir… resistir…, ¡¡¡no aflojar!!!, pensando justamente en “la
esperanza”, en un mañana de Libertad con mayúsculas, plena para todos los
argentinos, a no dejarse colonizar la mente, nada de
censura en ninguna de sus facetas, ni la más mínima (de aquellos que hablan de
“libertad carajo”). Se debe acumular como en “la cajita de fósforos” de María Elena Walsh, pensando en esa esperanza que nunca se pierde.
Hasta la Próxima
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