miércoles, 2 de junio de 2021

 Los espacios verdes, el distanciamiento y los cuidados en pandemia


 

                 PUESTO DE ARTEZANIAS EN LA P`LAZA MARIANO BOEDO


En una nota elevada a la Junta Comunal 5, la Comisión de Espacios Verdes manifiesta su inquietud por la falta de cuidados, mantenimiento, higiene y la provisión de productos de limpieza ante el aumento exponencial de casos de Covid-19, que se manifiesta aún con gran rigor en los barrios de Almagro y Balvanera:

“Nos dirigimos a Ud. para hacerles llegar la preocupación de vecinos y vecinas de la Comuna por la falta de cumplimiento de los cuidados imprescindibles en este gravísimo momento de la pandemia, que se observa en cada uno de nuestros escasos espacios verdes: falta de distanciamiento, falta de uso de barbijos, agrupamiento de personas incumpliendo ambas cosas, plazas abiertas con posterioridad a las 20 hs., todos hechos que aumentan gravemente el riesgo de contagio.

Solicitamos la adopción de urgentes medidas, presencia de cuidadores, concientizadores, personal de limpieza y que se garantice la existencia en todas las plazas de alcohol en gel a disposición de todxs. Asimismo, que los espacios verdes permanezcan cerrados entre las 20 hs y las 6 de la mañana de acuerdo a las medidas de restricción de la circulación para disminuir los contagios.”


                     AGLOMERACIÓNES EN EL ONCE


Esta situación se manifiesta también en la Plaza Almagro y en el Parque de la Estación, agravada en este último espacio por la desidia y el abandono a que está sometido, donde ya no quedan juegos infantiles, existen deficiencias en el riego y por las noches se convierte en “tierra de nadie”, ya que la policía que debería mantener una vigilancia, no lo hace.

El gran Galpón cultural recuperado para los vecinos, les está vedado y es usado para actividades administrativas del Gobierno de la Ciudad, a espaldas a la Mesa de Trabajo y Consenso que debería tener, al menos, conocimiento y participación en el uso de dicho galpón.

En la Ciudad la historia se repite, pasa con la educación, con el colapso de la salud en los hospitales porteños, donde está suspendida toda atención regular y especialmente la sufren los jubilados afiliados al PAMI, que tienen escasos lugares donde realizarla, ya que con una atención telefónica que no alcanza.

También ocurre con los espacios verdes, en los que hace falta más participación y menos manipuleo, con decisiones unilaterales caprichosas e inconsultas, nunca las autoridades de la Ciudad tomaron en cuenta los reclamos de los Consejos Consultivos, que para colmo, no tienen un mínimo presupuesto.

Las consecuencias se verán a futuro, y las responsabilidades caerán indefectiblemente en aquellos funcionarios que vienen tomando resoluciones apresuradas, irreflexivas y equivocadas.

 

                                                          Consejo de Redacción




 

VIRGINIO COLOMBO Y SUS FRENTES EN BALVANERA Y ALMAGRO

 

Virginio Colombo:

El arquitecto que engalanó los frisos del barrio con musas, ángeles y fantasías bíblicas


 

         EL  PALACIO GRIMOLDI DE CORRIENTES 2548/60


Había llegado a Buenos Aires en 1906, contratado por el Ministerio de Obras Públicas para ejecutar las decoraciones del Palacio de Justicia, obra del arquitecto Norberto Maillart, y desde entonces se quedó entre nosotros, Fue uno de los mayores exponentes del “art nouveau” (corriente liberty milanés), dejando en Buenos Aires y especialmente en el barrio de Balvanera trascendentales obras, muchas de las cuales perduran hasta hoy. Verdaderos ornamentos del barrio, sólo basta elevar la cabeza para descubrirlos, aunque algunos con profundos deterioros por falta de mantenimiento.

Realizó cerca de cincuenta obras en toda la ciudad, en su mayoría para miembros de la clase alta italiana, incluyendo la Casa de los pavos reales y la Casa Calise, una de sus principales obras en Balvanera, en Hipólito Yrigoyen 2570, con 36 departamentos.


                 LA CASA DE LOS PAVOS REALES DE RIVADAVIA 3216/36

Su estilo se encuadra dentro del modernismo ecléctico, al igual que muchos otros arquitectos italianos que se radicaron en Buenos Aires en su tiempo, caracterizándose por la aparición de elementos de la arquitectura medieval, arcos redondeados, ventanas y loggias, ornamentaciones florales o cornisas dentadas. Musas, ángeles, leones, pavos reales, evocan el hábitat casi de una fantasía bíblica, a estos rasgos se sumaron las influencias del art nouveau, que Colombo combinó para obtener un estilo muy personal, dentro de lo que es la escuela italiana; hacia fines de la década de 1910, evoluciona hacia el clasicismo y el monumentalismo, sin dejar el modernismo (Casa Grimoldi), adoptando el clasicismo ecléctico.

En las dos décadas que duró su actividad llegó a construir cincuenta edificios, algunos hoy demolidos, otros perduran, como los situados en:

- Hipólito Yrigoyen 2558/78, año 1911: Casa Calise;

- Rivadavia 3216/36, año 1915: “La casa de los pavos reales”;

- Azcuénaga 1075 y 1129 (ya en los límites del barrio);

- Marcelo T. de Alvear 2025;

- Entre Ríos 1085, y 1173/77;

- Díaz Vélez 3915 (demolido);

- Moreno 2091/95, casa y estudio de Colombo, hoy absolutamente transformada y ocultada hasta la firma del constructor, donde murió en 1927;

- Rivadavia 3659 en grave estado de deterioro;

- Av. Corrientes 2548/60, el Palacio Grimoldi, año 1918.

 

 

SU BIOGRAFIA Y CORTA VIDA

 

Nació en Brera, Milán, Italia en 1885 y murió prematuramente a los 41 años en Buenos Aires, el 22 de julio de 1927, en su casa (y estudio) de la calle Moreno 2091. Transformado en un arquitecto ítalo-argentino, evolucionó en uno de los mayores expertos del art nouveau (corriente liberty milanés) en Buenos Aires.

Llenó los muros y cornisas de ángeles, musas, leones y figuras que evocan el hábitat casi de una fantasía bíblica.


 

     LA CASA CALISE RECIENTEMENTE REFACCIONADA

 

DETALLES DEL FRENTE DE LA CASA CALISE

 

El escultor Ercole Passina fue el encargado de labrar los ángeles, musas y querubines que dominan la fachada del edificio ubicado en Hipólito Yrigoyen 2558/78, que, si bien es una profusión inusitada de figuras moldeadas en mampostería, aportan una nota de color que contrasta con los opacos frentes de la cuadra. Se agregan las ménsulas y vitraux y una escena que asemeja una crucifixión coronándolo todo. Las dos entradas principales comparten un pallier con 4 esculturas femeninas y la medianera está calada, de manera que se pueden ver las estatuas de un palier a otro.

La calidad de sus materiales es sobresaliente: carpintería de madera maciza de roble, rejas y puertas de hierro de elaborada ornamentación, pisos de baldosas, y boisserie y escaleras de mármol de Carrara.


                                  DETALLES DE LA CASA DE LOS PAVOS REALES




                      DETALLE DE LA CASA CALISE


El frente fue recientemente remozado por el consorcio respetando los colores originales, acogiéndose a una serie de beneficios oficiales que le permitieron ejecutar la recuperación de este inmenso frente, con una exención del 100% del ABL, ya que el elevado costo fue financiado por los vecinos del edificio.

Al pararse en la vereda de enfrente y levantar la vista, el trabajo de Colombo parece más bien un cuadro de la Capilla Sixtina; hay ángeles hasta en lo alto del edificio, y se trata de muchas escenas dispersas que juntas realzan la fuerza de un trabajo conceptual, en el que predominan los tonos rosa pastel y marrones claros.

 

 

EL PALACIO GRIMOLDI

 

La familia Grimoldi comenzó su actividad en el año 1895 como una fábrica de calzado bajo la denominación “Grissetti y Grimoldi”. Para 1906 pasó a denominarse “Grimoldi Hermanos”, firma integrada por Luis, Enrique y Alberto.

Instalaron su primer negocio en la avenida Rivadavia 2576, trasladado debido a su rápido crecimiento a Rivadavia 2840/42, donde también construyeron su fastuosa residencia hoy demolidarealizada por el arquitecto Alejandro Virasoro, reconocido como una de las figuras principales del estilo art decó, donde funcionó la confitería “La Perla Nueva” y hoy una sucursal un conocido híper mercado.

 

 

LA RESIDENCIA DE LA FAMILIA GRIMOLDI

 

Asomarse a los interminables pasillos de las entradas correspondientes al 2548 y 2560 de la Av. Corrientes, nos impresiona como un festival del diseño frentista. Desde las arañas tipo Tiffany, los coloridos vidrios de las puertas, las ornamentaciones que se desarrollan en las paredes y todos los detalles que evidencian la ejecución “a medida”, dan cuenta de la infinita minuciosidad del dibujo, la estupenda calidad de los materiales y la profesionalidad de la mano de obra empleada. Colombo traía su propia cuadrilla de operarios de Italia para trabajar en sus obras, a pesar de que éstos abundaban en el país en aquellos años.

El peculiar estilo Liberty que desarrolló Colombo con tanta fantasía, parece no haber entusiasmado mucho a los residentes de la zona de Recoleta y Barrio Norte, donde no realizó ninguna obra. Todas ellas parecen estar circunscriptas a las zonas céntricas Congreso, Abasto y fundamentalmente vinculadas a los altos referentes de la colectividad italiana. Seguramente la exuberancia de elementos decorativos no era considerada de buen gusto por quienes habitaban las zonas más caras y exclusivas de Buenos Aires, en las que predominaban los palacetes de estilo francés. Los coloridos vidrios de las puertas, las ornamentaciones que se desarrollan en las paredes y todos los detalles dan cuenta de la infinita minuciosidad del dibujo.

El edificio Grimoldi está dividido en dos mitades simétricas, con entrada principal a las unidades del primer cuerpo, en el 2554 de avenida Corrientes. El frente, realizado en parte imitación piedra oscura y en parte revocada, es en verdad digno de estudio y de compleja descripción. Así, los balcones del primero y segundo piso aparecen enmarcados en una columnata clásica que se destaca en el extenso frente. En las bases de las columnas, a la altura del cielorraso de la planta baja, parecen rugir cuatro pétreas cabezas de león.

Bajo los ventanales del cuarto piso lucen dos blancos frisos poblados de querubines, mientras que el quinto, si bien participa de los lineamientos generales, tiene un diseño distinto a los cuatro pisos anteriores. Este piso conforma un increíble dúplex con el sexto, y ambos se unen con el segundo cuerpo a través de sendos puentes que atraviesan el primer patio de aire y luz.

El interior de los departamentos es suntuoso: mármoles, piso de roble de Eslavonia, carpintería de cedro, mosaico veneciano y vitraux, son comunes a todos ellos.

Es la estructura de mayores dimensiones realizada por el arquitecto milanés. Posee subsuelo, planta baja y seis pisos en tres cuerpos, cada uno con entrada independiente. Entre el primero y el tercer nivel, hay 19 departamentos chicos (50 m2). En el quinto piso, y un tanto retirado de la línea de edificación se encuentra el departamento de 500 m2 que fuera la residencia de los Grimoldi, que es en realidad la primera parte de un dúplex que se completa con toda la planta superior, sexto piso, donde se hallaba el jardín de invierno.

Estos ambientes que incluían cuartos de huéspedes, biblioteca, salas de lectura y hasta dos patios pertenecían al primero y segundo cuerpo y están unidos por un puente en forma de herradura.

La entrada principal tiene un cielorraso abovedado de placas de mármol, en tanto que los muros laterales están cubiertos de frisos con motivos clásicos, también de mármol. También en ella podremos ver un grandioso pórtico de madera tallada, con dos cariátides, que da acceso al palier del ascensor, también una pieza de colección, seguramente única en el mundo.

Los patios interiores, lógicamente no pueden ser vistos desde la calle. Los laterales, más pequeños sí, y son observables por quienes se sitúen en la esquina de Paso y Corrientes. Son un modelo de lo que se dio en llamar “futurismo”, evidenciado en las grandes ventanas redondas, y en las aberturas metálicas curvas ornadas de vidrios de colores, de alucinantes diseños.

También, observando el pináculo de la casa, podremos asombrarnos con una torre circular rodeada de rejas que corona con gracia y sutileza el edificio, y desde la cual, por esos años, se podía ver casi todo Buenos Aires.

Hoy sólo molesta un saliente brazo metálico, como de robot barato, que brota del tercer piso, con el nombre de una popular casa de hamburguesas y papas fritas. Casi una profanación, al igual que las marquesinas que cubren el primer piso y deslucen la totalidad de su frente.

Luego de pasar por varios dueños después de los Grimoldi, en 2004 lo adquirió Daniel Bocchimuzzi, que realizó trabajos en muros agrietados, en la humedad de los techos y en el cambio de cañerías. Modificó baños, puertas y ventanas que no correspondían a la construcción original. Ahora, calcula, están "ajustados a ella en un 99%". Los departamentos en su totalidad están alquilados como oficinas.

 

                                               Miguel Eugenio Germino

 

Fuentes:

-Aslan Liliana y otros, Buenos Aires, Balvanera, Facultad de Arquitectura.

-Liernur, Jorge Francisco y otro, Diccionario de Arquitectura, T. 2, Clarín, 2004.

-Periódico Primera Página nº 38 de febrero de 1997 y nº 87 de julio de 2001.

-http://www.arcondebuenosaires.com.ar/palacio_grimoldi.htm

-http://www.grimoldi.com/general/historia/





CALLES DE BALVANERA Y ALMAGRO QUE RECUERDAN PAÍSES

 

Países en nuestras calles de Almagro y 

Balvanera



                 ESTADO DE ISRAEL Y PALESTINA

 

Cada barrio tiene en sus calles nombres emblemáticos. Muchos de ellos tienen un sentido de pertenencia con la historia argentina, ya sea con próceres, científicos, políticos o lugares geográficos nacionales. Sin embargo, hoy hablaremos de aquellas calles cuyos nombres son un homenaje a distintos países ajenos al nuestro.

Comenzamos por aquellas que comparten presencia tanto en Almagro como en Balvanera. Únicamente son dos, pero tienen un gran recorrido en el sur de ambos barrios.

México: Ubicada casi al límite sur. Comienza su existencia en avenida La Plata, siendo continuación de Formosa. Continúa su trayecto hasta el final de Balvanera, donde sigue camino por Montserrat.

Venezuela: Sigue el recorrido de Rosario desde avenida La Plata, y tiene la misma condición que México, aunque sufre dos desviaciones en el límite Almagro/Balvanera.

Seguimos por las calles de Almagro y nos encontramos con tres casos más.

Panamá: Es una calle que se encuentra entre Sarmiento y avenida Corrientes, casi al límite con Villa Crespo.


                          EL COLEGIO SAN ANTONIO EN LA CALLE MÉXICO

Estado de Palestina: Nace en la intersección de Perón con el Hospital Italiano, y recorre un puñado de cuadras hasta el límite con Villa Crespo, muy cerca de Palermo.

Avenida Estado de Israel: Esta avenida recorre ocho cuadras en las que precisamente limita al barrio de Almagro con Palermo y Villa Crespo, de manera tal que naturalmente uno de los lados de sus veredas, es almagrense.

Por último, recorriendo el barrio de Balvanera encontramos otras dos calles de países de los que les hablaremos.

Chile: Se encuentra en el sur de Balvanera y comienza en la calle La Rioja, por la que se desarrolla hasta el final de nuestro barrio. Tiene una única calle a su comienzo, y un parate de tres cuadras sin presencia.

Ecuador: Nace en la calle Perón, junto a la Estación Once del tren Sarmiento, y se dirige hacia el norte del barrio, en donde choca con el límite en la avenida Córdoba.

Sin duda, todas las personas del barrio pasamos alguna vez por estas calles. Sin embargo, esta propuesta tiene como objetivo recordarlas y agruparlas en forma de homenaje.

 

Lucas Giannotti

Periodista




EDICIONES QEJA EN ALMAGRO

 

Qeja Ediciones, editorial almagrense 

autogestionada


Soplan nuevos y promisorios aires literarios en 

Almagro


                                                        SUS JÓVENES DIRECTORES

“Levrerianos raros, cuentistas extraños, novelistas esotéricos y descocados, lectores aguerridos algo marginales, poetas desvelados, sensibleros, cursis, escritores apasionados”. Con esta descripción singular y elocuente se presenta en su página web Qeja Ediciones, editorial almagrense pequeña, autogestionada, situada en Francisco Acuña de Figueroa 156. “La editorial cumplió tres años en noviembre, la fundamos en 2017. Fue una propuesta que me hizo Nazareno Petrone, que empezó a verse conmigo. Ambos somos escritores. Así, entre los libros, el vino y el amor, surgió la idea de que el proyecto era una editorial y que teníamos que encararlo juntos. Unos meses después sumamos a Gerardo Montoya, que es la pata digital de la editorial, quien maneja las redes y la página web donde vendemos los libros”, señala Leticia Martin, directora y editora general de Qeja Ediciones.

Posteriormente, Petrone, Martin y Montoya que son los directores actuales del sello desarrollaron una línea editorial en la cual se priorizan los autores noveles, una idea estética que consiste en la realización de collages en las tapas, trabajos con artistas plásticos, fotógrafas, que son Alejandra Miguez y Juana Ferroni. Se lleva a cabo un trabajo integral entre el contenido del libro y lo visual. La editorial se aboca a tres líneas de género: nueva narrativa, poesía y ensayo.




El nombre de la editorial surgió de una manera insólita: de un whisky escocés que se llama The Famous Grouse. “Grouse” significa “queja” y también “urogallo”, que es un ave silvestre. De este modo, no sólo se adoptó el nombre “queja” quitándole la “u” para otorgarle un sello distintivo sino también la imagen de un ave para el logo. “La quejosidad es una característica del argentino, que se queja bastante y opina de todo. Entonces pensamos en eliminar la queja y hacer directamente, pasar a la acción con los libros, haciendo libros. Dejar la queja atrás y transformarla en poemas, cuentos, novelas”, explica Martin.

La editorial publica de diez a doce libros por año. Hasta ahora lleva publicados treinta en total. Entre los últimos lanzamientos se destacan dos novelas: Soy la madre, de Laura Saiz, y Los ojos del General, de Gustavo Cingolani.

En el caso de Soy la madre, se trata de una historia impactante y descarnada de non-fiction, es decir, basada en un hecho real vivido por la propia autora: un accidente automovilístico fatal en el cual murieron su marido y sus dos hijas mientras que ella sobrevivió al igual que su hijo que no había viajado. “Trabajamos juntas en la edición, en la corrección del libro. Era un desafío muy grande porque nunca habíamos publicado una historia así, tan real, documentada en la prensa, y tan difícil de sobrellevar para una protagonista como la madre. Estoy muy orgullosa de ese trabajo, de Laura, de lo que ella logró con la escritura. Le da a la literatura un lugar sanador, de pensamiento, de reflexión sobre el hecho de salir adelante”, concluye la editora.




En tanto, Los ojos del General narra algunos hechos históricos pero ficcionalizados. Se centra en el relato de una revuelta que hubo el Día del Trabajador de 1909. Habla sobre los inmigrantes y los anarquistas que llegaron de Europa en dicha época para construir el país, y del peronismo. Justamente el título hace alusión a la mirada de Perón. La novela obtuvo el Segundo Premio del II Concurso de la Universidad Nacional de Moreno.

Además de editar libros en papel, Qeja Ediciones se diversifica en interesantes iniciativas. Por ejemplo, la publicación de fanzines que se podían descargar desde la página web durante varios meses, en formato pdf, con breves poemarios y una foto ilustrativa. De allí surgió el Primer Concurso Federal de Poesía y Fotografía Argentina que lanzó el sello.

Otro proyecto valioso es el de Ebook Club, mediante el cual el lector puede suscribirse pagando 12 dólares anuales o su equivalente en pesos para tener acceso a gran parte de los libros publicados por la editorial en formato digital. Asimismo, están disponibles podcasts basados en algunos de los títulos editados como el libro de cuentos El fulbito de los lunes, de Nazareno Petrone. “Encaramos esa primera aproximación al podcast en pandemia pensando en que lo digital iba a tener más circulación. Está bueno abrir los límites de la editorial, no cerrarnos al papel, que es un bien escaso, caro, que está atado al precio del dólar”, comenta Martin. La editorial también dicta talleres grupales de narrativa y poesía por la plataforma Zoom; están coordinados por su directora.

En diciembre del año pasado la editorial desarrolló la ocurrente celebración “Qeja 30 años: Dos de macrismo y uno de pandemia” por la cual se sortearon treinta libros y treinta suscripciones gratis. “Fue una ironía. Pensamos que estos tres años habían sido demasiado intensos, los habíamos vivido como si fueran treinta por lo que tuvimos que remar para no desaparecer y la fuerza que le pusimos a la editorial”, acota Martin. Según su directora, la editorial no es redituable ya que lo recaudado se vuelve a invertir en la producción de nuevos libros. Al principio se publicaban tiradas de cien ejemplares mientras que ahora se llega a los mil. Los titulares del sello están tratando de darle una impronta federal. Así, algunos libros fueron presentados en el interior, en Esquel y Tucumán, con una excelente recepción; una gratificación que compensa las dificultades económicas. “El desafío que tenemos de hacer circular nuestros libros es muy grande. Queremos llegar a todo el país, tener una buena distribución, una buena cantidad de libros. En algún momento va a funcionar, nuestros libros se van a hacer más conocidos, la gente va a querer nuestros libros”, asegura entusiasta Martin.

                                                                                   Laura Brosio




EL GENERAL GUGLIALMELLI

 

El 9 de junio de 1983 muere Juan Enrique Guglialmelli




“EL ÚLTIMO GENERAL SANMARTINIANO”

por el camino de Mosconi, Baldrich y Savio

 

“Las fuerzas armadas de las repúblicas latinoamericanas, factores activos y dinámicos de la seguridad nacional, tienen como tarea fundamental una misión pacífica aunque esencialmente combativa: constituir el escudo protector y, en muchos casos, la vanguardia de la lucha de todo el pueblo por asentar la soberanía y la autodeterminación nacional a través del desarrollo acelerado de la economía y de las formas superiores de la convivencia social”

Juan Enrique Guglialmelli

 

 

En la complejidad de nuestra turbulenta historia, fueron pocos “los generales” que se destacaron como fervientes defensores de nuestra soberanía, de nuestras riquezas, apoyando una política industrialista de protección de las economías nacionales contra los monopolios internacionales, la justa distribución de la riqueza, por aumentos de salarios, desgravaciones impositivas y protección las empresas nacionales. Se destacaron en ese largo recorrido del tiempo, además del general San Martín, otros como: Artigas, Bolívar, Savio, Mosconi, Baldrich, Perón y unos pocos más, todos pensando en los caminos de una anhelada “Patria Grande” en la que todos soñamos. Guglialmelli se encuentra en esa lista.



 

 

SU TRAYECTORIA:

 

Nacido en San Martín, provincia de Buenos Aires, en 1917. Hombre de carrera militar, político y defensor del patrimonio nacional. Entre 1958 y 1959 está a cargo de la Secretaría de Enlace y Coordinación de la Presidencia de la Nación. En 1963, es comandante de la VI División de Infantería de Montaña, y un año después director de la Escuela Superior de Guerra. En marzo de 1964, en el discurso de inauguración de sus cursos reivindica a Baldrich y Mosconi en la defensa de nuestro petróleo, al igual que a Savio y la siderurgia. Las Fuerzas Armadas deben estar al servicio de la política nacional, entendida esta como la promoción del “desarrollo económico social, en la profundidad de sus estructuras, a través de las industrias pesadas y de otros factores básicos, y mediante las obras de bien público; estimular la investigación científica y técnica; acrecentar nuestros valores espirituales y culturales; y respetar la Constitución Nacional y al poder legal y legítimamente constituido”.

En 1965, es nombrado jefe del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares. Hasta que en junio de 1970 es designado secretario del CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo) donde se enfrentó a las políticas liberales del ministro de Economía Moyano Llerena. Guglialmelli propone, otra vez, una política industrialista con medidas como aumentos masivos de salarios, desgravaciones impositivas y protección a la empresa argentina, así como también sugiere la nacionalización de los depósitos bancarios. El 3 de noviembre de ese año renuncia al cargo denunciando la acción de los monopolios internacionales. A partir de esta experiencia publica su libro “120 días en el gobierno”.

En 1971 ya es General de División retirado. Funda el Instituto Argentino de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales. Publica la revista “Estrategia”. Desde allí defiende nuevamente el proteccionismo industrial. En abril de 1971, insiste y denuncia la extranjerización de la economía a consecuencia de la política de Krieger Vasena, y da a conocer una declaración en la que advierte sobre la situación de retorno a la “década infame”: “El proceso de desnacionalización de empresas prosigue a despecho de la grita antimonopolista y de las invocaciones presuntamente nacionalistas”, denunció el modelo económico de apertura y “de competencia exterior como estímulo a la ‘eficiencia’” que conlleva la decadencia económica del “empresariado nacional que soportó y soporta la feroz ofensiva de los monopolios”, y por el cual “los sectores obreros y de la clase media dependiente, ante el deterioro de sus ingresos reales no tendrán otro camino que el de la violencia”. Defiende los “recargos aduaneros” y el poder nacional de decisión. Y alerta sobre el regreso del régimen y el contubernio y una nueva Unión Democrática que, con maniobras, intenta que se “margine al pueblo o desconocer la existencia del peronismo y de su jefe Juan Domingo Perón”. “Al acuerdismo y al contubernio, hay que oponer la alianza de todos, de los hombres, de las mujeres y de los jóvenes, que están empeñados en la liberación social y la independencia nacional de nuestro pueblo”.

 

 

                                      Elsa Bruzzone del CEMIDA


LA REVISTA ESTRATEGIA

 

Santiago Hernández y Gustavo Reyscher compilaron los artículos de la Revista "Estrategia" aparecidos entre mayo de 1969 y agosto de 1980. A través de sus líneas el lector puede encontrarse con el pensamiento estratégico de especialistas en geopolítica nacionales y extranjeros. Su director, el general Guglialmelli escribió sobre la necesidad de un pensamiento estratégico en materia de Seguridad y Desarrollo para resguardar el interés nacional. Durante los diferentes contextos históricos en que apareció la revista (la Revolución Argentina de Onganía, el tercer gobierno de Perón y el "Proceso"), pueden rescatarse como ejes temáticos la misión de las Fuerzas Armadas en los países que luchan por su desarrollo o liberación y la integración regional. Para ello, investigaba los problemas limítrofes de la región; las posibilidades de integración económica, social o cultural; los proyectos hidroeléctricos conjuntos; el autoabastecimiento energético –gasífero o petrolero–; o las intervenciones extranjeras en las decisiones de la región, como forma de intervención de los monopolios internacionales.

Defensor de una geopolítica nacional que revalorice el territorio, el sector energético y la minería, ambos vinculados al desarrollo industrial, “rubros básicos del potencial económico”, en contradicción con el sistema vigente de producción agropecuaria de la pampa húmeda, con las comunicaciones centradas en Buenos Aires y el “poder político controlado por los intereses agro-importadores” y de “acentuada dependencia foránea”.

Su nacionalismo económico, la defensa del patrimonio nacional, de la industria, la distribución de la riqueza y el desarrollo integral de la sociedad, sus preocupaciones por la liberación nacional y su consecuente crítica y denuncia de las políticas económicas liberales y la extranjerización del país, así como su oposición a cualquier uso de las fuerzas armadas como instrumento de represión contra el pueblo, le merecen el reconocimiento de los argentinos.

Desde las primeras páginas de este órgano, Guglialmelli deja en claro cuál debe ser la línea editorial para aquellos escritores, militares o civiles que contribuirán a lo largo de su aparición. En cuanto al régimen de publicación, era de carácter bimestral y tuvo existencia entre los años 1969 y 1983.

 

 

EL CEMIDA

 

El Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA) fue una organización formada por militares demócratas en 1984, hastiados de golpes de Estado y sistemas dictatoriales, avergonzados de la impunidad de algunos delincuentes que, con su accionar, pretendieron mimetizarse con las instituciones que sus conductas habrían deshonrado, con el fin de promover el espíritu de democracia y legalidad en las Fuerzas Armadas argentinas.

El CEMIDA se destacó por mostrarse muy favorable a que se esclarezca quiénes fueron culpables de delitos aberrantes, y que esos reciban las sanciones que las leyes determinan y así el resto de los militares queden libres de toda sospecha y hayan recuperado la admiración y respeto de la ciudadanía a las fuerzas desde un espíritu basado en el código de conducta que les diera José de San Martín.

Osvaldo Bayer sostiene que cuando se formó el CEMIDA, esos oficiales no fueron los que dieron los lineamientos para el futuro de las Fuerzas Armadas argentinas. Siguiendo el ejemplo del gobierno de la nueva Alemania pos nazista, que justamente eligió a los pocos oficiales que se habían jugado contra Hitler, para dar las bases de lo que iba ser la actual Bundeswehr. Pero ni Alfonsín, ni Menem recurrieron a ellos. Al contrario, se los aisló; los medios de prensa apenas si los mencionaban, a pesar de que dieron conferencias de alto valor donde se resaltaba la ética que debía tener un nuevo ejército en la democracia.

Integraron esta organización entre otros: Jorge Leal Juan Jaime Cesio, Horacio Ballester, José Luis D'Andrea Mohr, y seguramente Guglialmelli de haber vivido en la época de su fundación también lo habría integrado.

En abril del año 2012 el CEMIDA decidió autodisolverse, ceder la guarda de todo su material a la secretaria Elsa Bruzzone, e iniciar una nueva organización que se llama "Centro de Militantes por la Democracia Argentina", conservando así la sigla CEMIDA pero pudiendo admitir ahora todo tipo de miembros, no exclusivamente militares.

Sin embargo y como reflexión final, para Elsa Bruzzone: “La presión del gobierno norteamericano sobre los países iberoamericanos fue constante, para permitir que las FF.AA. realicen tareas de seguridad con la excusa del narcotráfico y el terrorismo”. Lo que crea un problema adicional.

 

Miguel Eugenio Germino

 

 

 

Fuentes:

- Galasso N. y Javier Azzali, Los malditos, vol. III, pág. 124, Ediciones Madres de Plaza de Mayo.

- http://www.cemida.com.ar/cemida.htm

- https://cdsa.aacademica.org/000-036/910.pdf

- https://www.conclusion.com.ar/politica/economia/a-los-de-la-mesa-de-enlace-militar-les-encantaria-ser-una-estrella-mas-de-la-bandera-de-ee-uu/11/2020/la-poblacion/




 

MAX GLUCKMANN Y EL GRAND SPLENDID

 

Max Glucksmann

Pionero del “Grand Splendid”


 


Max Glucksmann fue un inmigrante austríaco que llegó a Buenos Aires en 1890, con tan solo 15 años; había nacido el 8 de marzo de 1875.

El teatro “Grand Splendid” fue construido entre 1917 y 1919 por orden suya, en el lugar donde solía ubicarse el Teatro Nacional Norte (Av. Santa Fe 1860).


                         EL EDIFICIO DEL GRAND SPLENDID

El estilo predominante de la fachada es el art nouveau, mientras que el interior es neoclásico renacentista. Contaba con cuatro hileras de palcos y una platea para 500 personas. En su interior luce una cúpula de admirable belleza, decorada por el pintor italiano Nazareno Orlandi con alegorías vinculadas a la paz.

El Grand Splendid se convirtió en uno de los escenarios más importantes del tango porteño, actuaron, entre otros, Carlos Gardel, Ignacio Corsini y Roberto Firpo.

En el primer piso, Glucksmann hizo funcionar los estudios del sello Odeón, donde Gardel realizó sus primeras grabaciones.

En la planta baja, desde mayo de 1923 hasta 1930, transmitía Radio Splendid.


                 EL EXTRAORDINARIO INTERIOR DE LA ACTUAL LIBRERÍA

Hasta los años ’30, se proyectaron films mudos, cuando vendió los cines y se quedó con el sello, donde continuó como productor discográfico hasta el 20 de octubre de 1946, cuando falleció de un ataque cardíaco.

Actualmente, en el edificio funciona una mega librería, el Ateneo Grand Splendid. Fue adquirido con la condición de preservar las características arquitectónicas de la que fuera la sala teatral, una copia de la “ópera de París”. El sitio web de National Geographic califica al lugar como “la librería más bella del mundo”.

Max Glucksmann, un inmigrante con imaginación, comenzó como cadete en un negocio de artículos fotográficos, que le iluminaron sus proyectos futuros, que fueron realmente fantásticos, claves para un disfrute público. Dejó una importante huella de inteligencia y creación.

 

                                                               Natán Blum