miércoles, 2 de junio de 2021

EL GENERAL GUGLIALMELLI

 

El 9 de junio de 1983 muere Juan Enrique Guglialmelli




“EL ÚLTIMO GENERAL SANMARTINIANO”

por el camino de Mosconi, Baldrich y Savio

 

“Las fuerzas armadas de las repúblicas latinoamericanas, factores activos y dinámicos de la seguridad nacional, tienen como tarea fundamental una misión pacífica aunque esencialmente combativa: constituir el escudo protector y, en muchos casos, la vanguardia de la lucha de todo el pueblo por asentar la soberanía y la autodeterminación nacional a través del desarrollo acelerado de la economía y de las formas superiores de la convivencia social”

Juan Enrique Guglialmelli

 

 

En la complejidad de nuestra turbulenta historia, fueron pocos “los generales” que se destacaron como fervientes defensores de nuestra soberanía, de nuestras riquezas, apoyando una política industrialista de protección de las economías nacionales contra los monopolios internacionales, la justa distribución de la riqueza, por aumentos de salarios, desgravaciones impositivas y protección las empresas nacionales. Se destacaron en ese largo recorrido del tiempo, además del general San Martín, otros como: Artigas, Bolívar, Savio, Mosconi, Baldrich, Perón y unos pocos más, todos pensando en los caminos de una anhelada “Patria Grande” en la que todos soñamos. Guglialmelli se encuentra en esa lista.



 

 

SU TRAYECTORIA:

 

Nacido en San Martín, provincia de Buenos Aires, en 1917. Hombre de carrera militar, político y defensor del patrimonio nacional. Entre 1958 y 1959 está a cargo de la Secretaría de Enlace y Coordinación de la Presidencia de la Nación. En 1963, es comandante de la VI División de Infantería de Montaña, y un año después director de la Escuela Superior de Guerra. En marzo de 1964, en el discurso de inauguración de sus cursos reivindica a Baldrich y Mosconi en la defensa de nuestro petróleo, al igual que a Savio y la siderurgia. Las Fuerzas Armadas deben estar al servicio de la política nacional, entendida esta como la promoción del “desarrollo económico social, en la profundidad de sus estructuras, a través de las industrias pesadas y de otros factores básicos, y mediante las obras de bien público; estimular la investigación científica y técnica; acrecentar nuestros valores espirituales y culturales; y respetar la Constitución Nacional y al poder legal y legítimamente constituido”.

En 1965, es nombrado jefe del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares. Hasta que en junio de 1970 es designado secretario del CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo) donde se enfrentó a las políticas liberales del ministro de Economía Moyano Llerena. Guglialmelli propone, otra vez, una política industrialista con medidas como aumentos masivos de salarios, desgravaciones impositivas y protección a la empresa argentina, así como también sugiere la nacionalización de los depósitos bancarios. El 3 de noviembre de ese año renuncia al cargo denunciando la acción de los monopolios internacionales. A partir de esta experiencia publica su libro “120 días en el gobierno”.

En 1971 ya es General de División retirado. Funda el Instituto Argentino de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales. Publica la revista “Estrategia”. Desde allí defiende nuevamente el proteccionismo industrial. En abril de 1971, insiste y denuncia la extranjerización de la economía a consecuencia de la política de Krieger Vasena, y da a conocer una declaración en la que advierte sobre la situación de retorno a la “década infame”: “El proceso de desnacionalización de empresas prosigue a despecho de la grita antimonopolista y de las invocaciones presuntamente nacionalistas”, denunció el modelo económico de apertura y “de competencia exterior como estímulo a la ‘eficiencia’” que conlleva la decadencia económica del “empresariado nacional que soportó y soporta la feroz ofensiva de los monopolios”, y por el cual “los sectores obreros y de la clase media dependiente, ante el deterioro de sus ingresos reales no tendrán otro camino que el de la violencia”. Defiende los “recargos aduaneros” y el poder nacional de decisión. Y alerta sobre el regreso del régimen y el contubernio y una nueva Unión Democrática que, con maniobras, intenta que se “margine al pueblo o desconocer la existencia del peronismo y de su jefe Juan Domingo Perón”. “Al acuerdismo y al contubernio, hay que oponer la alianza de todos, de los hombres, de las mujeres y de los jóvenes, que están empeñados en la liberación social y la independencia nacional de nuestro pueblo”.

 

 

                                      Elsa Bruzzone del CEMIDA


LA REVISTA ESTRATEGIA

 

Santiago Hernández y Gustavo Reyscher compilaron los artículos de la Revista "Estrategia" aparecidos entre mayo de 1969 y agosto de 1980. A través de sus líneas el lector puede encontrarse con el pensamiento estratégico de especialistas en geopolítica nacionales y extranjeros. Su director, el general Guglialmelli escribió sobre la necesidad de un pensamiento estratégico en materia de Seguridad y Desarrollo para resguardar el interés nacional. Durante los diferentes contextos históricos en que apareció la revista (la Revolución Argentina de Onganía, el tercer gobierno de Perón y el "Proceso"), pueden rescatarse como ejes temáticos la misión de las Fuerzas Armadas en los países que luchan por su desarrollo o liberación y la integración regional. Para ello, investigaba los problemas limítrofes de la región; las posibilidades de integración económica, social o cultural; los proyectos hidroeléctricos conjuntos; el autoabastecimiento energético –gasífero o petrolero–; o las intervenciones extranjeras en las decisiones de la región, como forma de intervención de los monopolios internacionales.

Defensor de una geopolítica nacional que revalorice el territorio, el sector energético y la minería, ambos vinculados al desarrollo industrial, “rubros básicos del potencial económico”, en contradicción con el sistema vigente de producción agropecuaria de la pampa húmeda, con las comunicaciones centradas en Buenos Aires y el “poder político controlado por los intereses agro-importadores” y de “acentuada dependencia foránea”.

Su nacionalismo económico, la defensa del patrimonio nacional, de la industria, la distribución de la riqueza y el desarrollo integral de la sociedad, sus preocupaciones por la liberación nacional y su consecuente crítica y denuncia de las políticas económicas liberales y la extranjerización del país, así como su oposición a cualquier uso de las fuerzas armadas como instrumento de represión contra el pueblo, le merecen el reconocimiento de los argentinos.

Desde las primeras páginas de este órgano, Guglialmelli deja en claro cuál debe ser la línea editorial para aquellos escritores, militares o civiles que contribuirán a lo largo de su aparición. En cuanto al régimen de publicación, era de carácter bimestral y tuvo existencia entre los años 1969 y 1983.

 

 

EL CEMIDA

 

El Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA) fue una organización formada por militares demócratas en 1984, hastiados de golpes de Estado y sistemas dictatoriales, avergonzados de la impunidad de algunos delincuentes que, con su accionar, pretendieron mimetizarse con las instituciones que sus conductas habrían deshonrado, con el fin de promover el espíritu de democracia y legalidad en las Fuerzas Armadas argentinas.

El CEMIDA se destacó por mostrarse muy favorable a que se esclarezca quiénes fueron culpables de delitos aberrantes, y que esos reciban las sanciones que las leyes determinan y así el resto de los militares queden libres de toda sospecha y hayan recuperado la admiración y respeto de la ciudadanía a las fuerzas desde un espíritu basado en el código de conducta que les diera José de San Martín.

Osvaldo Bayer sostiene que cuando se formó el CEMIDA, esos oficiales no fueron los que dieron los lineamientos para el futuro de las Fuerzas Armadas argentinas. Siguiendo el ejemplo del gobierno de la nueva Alemania pos nazista, que justamente eligió a los pocos oficiales que se habían jugado contra Hitler, para dar las bases de lo que iba ser la actual Bundeswehr. Pero ni Alfonsín, ni Menem recurrieron a ellos. Al contrario, se los aisló; los medios de prensa apenas si los mencionaban, a pesar de que dieron conferencias de alto valor donde se resaltaba la ética que debía tener un nuevo ejército en la democracia.

Integraron esta organización entre otros: Jorge Leal Juan Jaime Cesio, Horacio Ballester, José Luis D'Andrea Mohr, y seguramente Guglialmelli de haber vivido en la época de su fundación también lo habría integrado.

En abril del año 2012 el CEMIDA decidió autodisolverse, ceder la guarda de todo su material a la secretaria Elsa Bruzzone, e iniciar una nueva organización que se llama "Centro de Militantes por la Democracia Argentina", conservando así la sigla CEMIDA pero pudiendo admitir ahora todo tipo de miembros, no exclusivamente militares.

Sin embargo y como reflexión final, para Elsa Bruzzone: “La presión del gobierno norteamericano sobre los países iberoamericanos fue constante, para permitir que las FF.AA. realicen tareas de seguridad con la excusa del narcotráfico y el terrorismo”. Lo que crea un problema adicional.

 

Miguel Eugenio Germino

 

 

 

Fuentes:

- Galasso N. y Javier Azzali, Los malditos, vol. III, pág. 124, Ediciones Madres de Plaza de Mayo.

- http://www.cemida.com.ar/cemida.htm

- https://cdsa.aacademica.org/000-036/910.pdf

- https://www.conclusion.com.ar/politica/economia/a-los-de-la-mesa-de-enlace-militar-les-encantaria-ser-una-estrella-mas-de-la-bandera-de-ee-uu/11/2020/la-poblacion/




 

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