EL PODER REAL Y EL PODER FORMAL
El poder formal es el que el pueblo
vota en elecciones democráticas ejerciendo sus inalienables derechos
constitucionales.
En cambio, pertenecen al poder real, por ejemplo:
1)
Los medios hegemónicos convertidos en “medios sincronizados”
tal como ocurre en la natación sincronizada.
2)
Los grandes monopolios tanto nacionales como
transnacionales.
3)
La cadena de periodistas del sistema que responden a
sus patrones empresarios y reniegan de su labor de informar objetivamente,
anteponiendo los intereses comerciales anti soberanos
a la información veraz.
4)
El dominio del gran Imperio del Norte que utiliza
sus nefastas influencias para someter a países y pueblos enteros a la sumisión
y dependencia, utilizando recursos económicos, militares y a sus embajadas como trampolín de sus intereses, en
complicidad con nativos comprados que traicionan a su patria. ¿Cuántos dirigentes locales acuden a ellas a informar y recibir
órdenes?
5)
Una justicia sometida por aquellos poderes extra
jurídicos que la convierten en meros sirvientes
necesarios de un sistema que hace agua. Son asistentes necesarios de aquel engranaje
funesto. Mera mascarada de su verdadero encuadramiento constitucional.
Aritz Recalde, sociólogo
profesor de la Universidad Nacional de Lanús y estudioso del peronismo, opina
al respecto: “Hace tiempo que en un país rico como la Argentina, sus partidos
oficialistas y opositores aceptan sin demasiadas contradicciones ideológicas la
terrible situación social (…) La administración de los recursos naturales,
financieros y comerciales, se encuentra cómoda reproduciendo los lineamientos
programáticos de los organismos internacionales y de las corporaciones. Existe
un gobierno formal que aplica el mandato del gobierno real del establishment y
de las embajadas foráneas”.
Eduardo Galeano agrega desde la más sutil metáfora: “Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo
al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún
espejo: le bastaría con asomarse a la ventana. Al fin del milenio, el mundo al
revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha,
el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies…”.
En este ritmo,
el país y el mundo se encuentran ante una
encrucijada de difícil resolución por falta de coraje de los gobernantes, por conformismo
o por miedo; ¿miedo de perder qué? ¿O acaso el miedo de ser removido de una
poltrona que le queda holgada?
¿Entonces cómo se continúa? ¿Se acepta el
conformismo de algunos, la miseria de muchos y la opulencia de unos pocos? O se
trata de cambiar, volver las cosas al lugar que corresponde, la cabeza arriba y
los pies abajo, y el ombligo donde debe estar, pero para ello hace falta también
acomodar otra parte del cuerpo de que muchos carecen, y colocarla donde debe
estar para hacer posible el cambio necesario.
No más un país rico con un
pueblo pauperizado, no más la enajenación de los recursos naturales, no más
medios hegemónicos que tergiversen la verdad, no más periodistas mediocres y no más una justicia colonizada.
“Alicia” debe
quedar en la ficción del escritor británico de los años 1865 (Charles Lutwidge Dodgson),
porque hoy estamos en el siglo XXI, y el año 2021 y cada día son menos los que
consumen vidrio molido y más los que despiertan de una siesta que solo le sirve
a los mansos y a los ingenuos, que los hay,
aunque cada día son menos.
Buscamos que un gobierno formal se convierta en
un gobierno real con todo el uso de sus facultades para administrar derechos y
justicia para todos, rompiendo con el corsé que pretende imponer el “poder
real” local y extranjero.
Para ello hay que terminar tanto con el monopolio
de los medios hegemónicos y el periodismo consecuente con aquellos, también con
un poder judicial dócil al poder real y a contramano de las causas populares y
la justicia social.
Además, hay que
terminar con urgencia con los aumentos imparables de precios, agudizar los
controles y establecer cupos y retenciones, la carestía es un verdadero puñal
clavado en el pecho de los sectores más postergados.
¡¡¡NO SE PUEDE JODER MAS CON EL ALIMENTO DEL
PUEBLO!!!
Por último,
tampoco se pueden obviar las barbaridades de la Corte Suprema que se convirtió en la “Corte del Faraón” del
poder real. Si poseyeran dignidad deberían dar un paso al costado para dar
lugar a una corte nueva y digna de una nación democrática.
Estas son las cuestiones…
¡¡¡De lo contrario continuaremos al horno!!!
Hasta la Próxima
No hay comentarios:
Publicar un comentario