Qeja Ediciones, editorial almagrense
autogestionada
Soplan nuevos y promisorios aires literarios en
Almagro
SUS JÓVENES DIRECTORES
“Levrerianos
raros, cuentistas extraños, novelistas esotéricos y descocados, lectores
aguerridos algo marginales, poetas desvelados, sensibleros, cursis, escritores
apasionados”. Con esta descripción singular y elocuente se presenta en su
página web Qeja Ediciones, editorial
almagrense pequeña, autogestionada, situada en Francisco Acuña de Figueroa 156. “La editorial cumplió tres años
en noviembre, la fundamos en 2017. Fue una propuesta que me hizo Nazareno
Petrone, que empezó a verse conmigo. Ambos somos escritores. Así, entre los
libros, el vino y el amor, surgió la idea de que el proyecto era una editorial
y que teníamos que encararlo juntos. Unos meses después sumamos a Gerardo
Montoya, que es la pata digital de la editorial, quien maneja las redes y la
página web donde vendemos los libros”, señala Leticia Martin, directora y editora general de Qeja Ediciones.
Posteriormente,
Petrone, Martin y Montoya –que son los directores actuales del
sello–
desarrollaron una línea editorial en la cual se priorizan los autores noveles,
una idea estética que consiste en la realización de collages en las tapas,
trabajos con artistas plásticos, fotógrafas, que son Alejandra Miguez y Juana
Ferroni. Se lleva a cabo un trabajo integral entre el contenido del libro y lo
visual. La editorial se aboca a tres líneas de género: nueva narrativa, poesía
y ensayo.
El
nombre de la editorial surgió de una manera insólita: de un whisky escocés que
se llama The Famous Grouse. “Grouse” significa “queja” y también “urogallo”,
que es un ave silvestre. De este modo, no sólo se adoptó el nombre “queja” –quitándole
la “u” para otorgarle un sello distintivo– sino también la imagen
de un ave para el logo. “La quejosidad es una característica del
argentino, que se queja bastante y opina de todo. Entonces pensamos en eliminar
la queja y hacer directamente, pasar a la acción con los libros, haciendo
libros. Dejar la queja atrás y transformarla en poemas, cuentos, novelas”,
explica Martin.
La
editorial publica de diez a doce libros por año. Hasta ahora lleva publicados
treinta en total. Entre los últimos lanzamientos se destacan dos novelas: Soy la madre, de Laura Saiz, y Los ojos del General, de Gustavo
Cingolani.
En
el caso de Soy la madre, se trata de
una historia impactante y descarnada de non-fiction, es decir, basada en
un hecho real vivido por la propia autora: un accidente automovilístico fatal en
el cual murieron su marido y sus dos hijas mientras que ella sobrevivió –al
igual que su hijo que no había viajado–. “Trabajamos juntas en la edición,
en la corrección del libro. Era un desafío muy grande porque nunca habíamos
publicado una historia así, tan real, documentada en la prensa, y tan difícil
de sobrellevar para una protagonista como la madre. Estoy muy orgullosa de ese
trabajo, de Laura, de lo que ella logró con la escritura. Le da a la literatura
un lugar sanador, de pensamiento, de reflexión sobre el hecho de salir
adelante”, concluye la editora.
En
tanto, Los ojos del General narra
algunos hechos históricos pero ficcionalizados. Se centra en el relato de una
revuelta que hubo el Día del Trabajador de 1909. Habla sobre los inmigrantes y
los anarquistas que llegaron de Europa en dicha época para construir el país, y
del peronismo. Justamente el título hace alusión a la mirada de Perón. La
novela obtuvo el Segundo Premio del II Concurso de la Universidad Nacional de
Moreno.
Además
de editar libros en papel, Qeja Ediciones se diversifica en interesantes
iniciativas. Por ejemplo, la publicación de fanzines –que
se podían descargar desde la página web– durante varios meses, en
formato pdf, con breves poemarios y una foto ilustrativa. De allí surgió el
Primer Concurso Federal de Poesía y Fotografía Argentina que lanzó el sello.
Otro
proyecto valioso es el de Ebook Club, mediante el cual el lector puede
suscribirse pagando 12 dólares anuales o su equivalente en pesos para tener
acceso a gran parte de los libros publicados por la editorial en formato digital.
Asimismo, están disponibles podcasts basados en algunos de los títulos editados
como el libro de cuentos El fulbito de
los lunes, de Nazareno Petrone. “Encaramos esa primera aproximación al
podcast en pandemia pensando en que lo digital iba a tener más circulación.
Está bueno abrir los límites de la editorial, no cerrarnos al papel, que es un
bien escaso, caro, que está atado al precio del dólar”, comenta Martin.
La editorial también dicta talleres grupales de narrativa y poesía por la
plataforma Zoom; están coordinados por su directora.
En
diciembre del año pasado la editorial desarrolló la ocurrente celebración “Qeja
30 años: Dos de macrismo y uno de pandemia” por la cual se sortearon treinta
libros y treinta suscripciones gratis. “Fue una ironía. Pensamos que estos tres
años habían sido demasiado intensos, los habíamos vivido como si fueran treinta
por lo que tuvimos que remar para no desaparecer y la fuerza que le pusimos a
la editorial”, acota Martin. Según su directora, la editorial no es
redituable ya que lo recaudado se vuelve a invertir en la producción de nuevos
libros. Al principio se publicaban tiradas de cien ejemplares mientras que
ahora se llega a los mil. Los titulares del sello están tratando de darle una
impronta federal. Así, algunos libros fueron presentados en el interior, en
Esquel y Tucumán, con una excelente recepción;
una gratificación que compensa las dificultades económicas. “El
desafío que tenemos de hacer circular nuestros libros es muy grande. Queremos
llegar a todo el país, tener una buena distribución, una buena cantidad de
libros. En algún momento va a funcionar, nuestros libros se van a hacer más
conocidos, la gente va a querer nuestros libros”, asegura entusiasta
Martin.
Laura Brosio
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