EDITORIAL AGOSTO 2025
“¿Soberanía
o dependencia?”, this
is the question
¡Avanza! el gobierno, en algo que no es precisamente la libertad. ¡Avanza!, avanza en la
violencia generalizada –en redes, en los medios– desde el
mismo Estado, el que pretende destruir. ¡Avanza!, avanza la
represión, el odio, la burla, la furia y también,
la hoy en boga “inteligencia artificial” –muy artificial y escasamente inteligente–. Avanza el
monstruo de tres patas en que se sustenta el poder real, compuesto por: el económico,
el mediático y el judicial, que es la base de la descomposición
en que se respalda el gobierno, que no es de
Milei, sino de ellos mismos, que colocan la
mascarada de un presidente, que hace su papel de insultador serial y los
manejos de la “caja” del Estado a complacencia
del pequeño grupo gobernante, también de tres patas: Karina-Caputo- Sturzenegger.
Y… por si fuera poco, aparece un tal “Lamelas”, candidato a embajador de los EE.UU. en Argentina, que
viene a terciar en la disputa entre soberanía o dependencia, destapando los
demonios más ocultos, con una intromisión intolerable por lo grosera, a la que
el gobierno y algunos gobernadores, hacen la vista gorda y un silencio
cómplice. ¡Vergüenza ajena! o “¡¡¡Traición a la Patria!!!”.
Mientras… continúa la mentira, la infame mentira sistemática, la
atribuida a Joseph Goebbels (ministro de propaganda nazi): "Miente,
miente, que algo quedará", una
adaptación metódica de principios, de la que el
régimen se apropia y que, si es grande y se
repite, se viraliza.
La macro marcha bien, repiten… por lo que hay sectores de la
clase media que buscan arrimarse a ella, pero no los dejan; sin embargo, no se
convencen y continúan aportando al statu quo, por lo que una parte
importante del campo popular se encuentra
marginado de inclinar el cambio final que termine con un gobierno que, manejado
por el citado poder real, está produciendo una catástrofe social.
¡Avanza! ese poder real, por un camino cada vez más sinuoso, pero
avanza, sin saber cuándo tropezará con la piedra que lo arroje por tierra.
La situación social es hoy más que grave e insostenible, los despidos
no paran, la carestía –fabulada desde el Instituto de
Estadísticas de Lavagna hijo, en el que ya no
cree nadie–, hace peligrar la salud, la alimentación y el techo. Los
desabastecidos comedores populares ya no alcanzan, se encuentran desbordados, y
un verdadero plan de destrucción total: soberanía,
tejido social, industria, estructura laboral, todo, todo: que costará años
revertir.
Sin embargo, hay un sector minoritario de la clase acomodada, al que
le va mejor que nunca, que es el que consume y genera la falsa sensación de un
bienestar, imaginario, falso. Así llegamos a las elecciones de medio término,
donde LLA se deglutió al PRO, pero la jugada no le está marchando bien, hace
agua desde varios costados y puede terminar ahogada,
por carecer de salvavidas. Falta del lado opositor, consolidar la frágil unidad
alcanzada, tan necesaria, tan vital, ¡imprescindible!
Sin embargo, nada será posible sin resolver primero el dilema: “¿soberanía o dependencia?”, ya que la dependencia puede ser económica, política, militar
o cultural, y ¡¡¡ésa es la cuestión!!!
Hasta la Próxima
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