EL FANTASMA DE LA TERCERA GUERRA MUNDIAL
Donald Trump –que
activó la guerra dando mandato a Netanyahu de
bombardear Irán y que luego lo hizo directamente–, se arroga el haber
conseguido la paz, claro que un paz prendida con alfileres;
menuda y audaz maniobra, solo posible por la degradación política en que cayó
el mundo.
Con nombres rimbombantes, se nutren las
guerras ilícitas y sucias “no declaradas” que se repiten en la historia; hoy, como un nuevo acto de piratería del poderoso
poder militar mundial de los EE.UU., contra un Irán, más débil, seguido de una amenaza
adicional aún más enérgica.
No son extrañas las casualidades, una mezcla de racismo y odio recorre
el mundo, desde los Estados Unidos a Israel que lo
colocan al borde de una tercera conflagración mundial.
Otro fantasma recorre el mundo, el fantasma de la “Fascistificación
2025”, como un hecho absolutamente real desde el segundo mandato del
republicano Trump –de grande cabezota hueca, pequeña boca, ridícula gorra
roja y amenazantes ideales–, secundado por su discípulo israelí, Netanyahu –el asesino Gaza, resistido en su propio país– y terciando en el
cono sur, un grotesco Milei –un anti argentino vendepatria, ajustador con motosierra–, configuran un terceto con ramificaciones mundiales.
El alto el fuego logrado, más que precario, denota un oscurísimo cono
de sombras del que se ignora el final, y las
consecuencias pueden ser trágicas. El impasse
logrado es precario, las Naciones Unidas, organización
“pintada” e inoperante, como siempre, cavila en
su impotencia y todo queda librado al raciocinio de las partes, incitadas por
su fanatismo suicida.
Marta Romero
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