sábado, 7 de marzo de 2009

MISERERE: UNA PLAZA DE CEMENTO


PLAZA MISERERE: PRIORIDAD, “EL CEMENTO”


El abuso de los desniveles y del cemento fue la característica principal para la remodelación de las plazas públicas en la época de la Dictadura, como ocurrió por ejemplo en nuestro barrio con la Bernardo Houssay y la de Sargento Cabral.

Llamativamente el gobierno local de Mauricio Macri recurre también al cemento y, en menor medida, a los desniveles para mostrar la “nueva cara” de nuestra histórica Plaza Miserere, que ostentaba unos 20.000 metros cuadrados de verde.

Se utilizó la fórmula de dividir aquel tradicional paseo porteño en dos porciones. En la fracción menor, de unos 7.000 metros cuadrados -cercada en todo su perímetro- se mezcla el verde con un profundo desnivel central que encierra a los juegos infantiles. Los 13.000 metros restantes (aproximadamente) fueron vaciados de todo rastro de verde. Allí el cemento es Rey y Señor, y por supuesto dominan también los centenares de transeúntes que lo atraviesan con rapidez hacia los cuatro puntos cardinales.

El mausoleo de Rivadavia quedó encerrado en una especie de isla, rodeada por una enorme fuente cuya agua no circula, enclavada en medio del desierto de cemento.

A todo esto, se le robaron a la plaza más de dos metros en todo su perímetro, a fin de ensanchar las veredas en los cuatro costados. ¿Por qué razón las ensancharon? Simplemente para darle prioridad a la circulación peatonal, y sobre todo un mayor espacio a las largas colas para los colectivos de media distancia, que para colmo instalaron dentro de la plaza sus cabinas expendedoras de pasajes.

A ello se suma la excesiva cantidad de precarios kioscos vendedores de gaseosas, galletitas y panchos, uno cada 15 metros o menos. ¡Un absurdo! Es inaudito utilizar el espacio público de una plaza para este tipo de negocios particulares, y es además pésimo desde lo arquitectónico y paisajístico. En buen español ¡una porquería!

La pequeña plaza propiamente dicha es custodiada por cuatro guardianes, dos por la mañana y dos por la tarde; en cambio el gran sector de puro cemento que se encuentra fuera del cerco, no cuenta con ningún guardián.

Es hora de que se libere lo antes posible a la plaza de todas las paradas terminales de colectivos. Hay en las cercanías tres ex estaciones de larga distancia, sobre La Rioja y sobre Catamarca, que bien podrían convertirse en terminales de colectivos, con baños y comodidades para quienes aspiren a viajar decentemente, sin que el viaje sea una condena.Así se lograría, de paso, un objetivo que para algunos parece ser indiferente: que este maltratado espacio recupere su condición de plaza, una de las pocas que existen en el barrio Balvanera.


Consejo de Redacción

Periódico Primera Página


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