CRITICA DE CINE:
DURO DIAGNÓSTICO DE NUESTRA SOCIEDAD
El silencio de Lorna
Dirección y guión: Jean-Pierre y Luc Dardenne.
Intérpretes: Arta Dobroshi, Jeremie Renier, Olivier Gourmet.
Cine Lorca.
Esta es otra película de los famosos hermanos Dardenne, de nacionalidad belga.
Formalmente difiere de manera notable de las anteriores producciones, al no echar mano esta vez de los primeros planos casi permanentes, maniobra que no es caprichosa y que han explicado con amplitud en diversas ocasiones.
El guión, que les pertenece y que les ha valido su tercera Palma en el Festival de Cannes, admite más personajes que los usuales en sus filmes. Se les hace así necesario modificar, no sólo el uso de la cámara en mano siguiendo al protagonista, sino el formato característico de ellos, que pasó de
Lo que sí persiste en los directores es la habitual referencia a los conflictos morales, a las prácticas ilegales y al papel cada vez más intrusivo que cumple el dinero en nuestra sociedad moderna.
Desde el inicio ya emergen en primer plano un puñado de billetes que deposita la protagonista en una entidad bancaria, lo cual remite instantáneamente a una toma similar al inicio de El dinero de Robert Bresson. Este símbolo se reitera en el transcurso del film, como una alusión crítica al materialismo imperante en nuestros días. Ya habíamos aludido a ello en ocasión de hablar sobre una película anterior de ambos realizadores, El Niño, comentada en el 2005 en estas mismas páginas.
En este estilo de cine-espejo de nuestra sociedad, el dinero se cuenta y “cuenta”.
La temática, basada en un suceso real, está referida a la inmigración ilegal en Europa, que deriva hacia hechos criminales. Aun sin llegar a cometerse directamente un crimen, el silencio se puede tornar cómplice y hacer que la culpa tenga una carga alienante y perturbadora.
No se puede contar más sin develar su desenlace, que es muy significativo. Pero diremos sí, que no es fácil desentrañar la trama y sus implicancias ni en ésta ni en cualquiera de las películas anteriores de los Dardenne.
No se trata de un cine inaccesible, pero sí de obras que se proponen conducir al espectador a una suerte de ejercicio mental, para ir accediendo a lo que ellos han querido expresar mediante ciertos escamoteos.
Tampoco es sencillo reponerse del sombrío diagnóstico que hacen de la sociedad actual estos genios del cine, que parece que filmaran con un escalpelo con el cual lesionan el cuerpo narrativo, para mostrar las partes dañadas de la sociedad.
Pero ante tanta banalidad con que nos inunda el cine comercial, la visión de este film puede resultar un sano ejercicio para nuestra inteligencia.
Martha SILVA
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