A ochenta años de su luz No puedo imaginarme a Che con ochenta años: el cabello cano, la barba rala ahora menos copiosa, más abundantes las arrugas a ambos lados de los ojos, como cuando reía, irónicamente, asemejándose tanto a la madre; el paso lento, la mirada menos acerada, sus manos finas moteadas por la edad, tal vez menos firme la voz, pero siempre recio el carácter y la broma a flor de labios, a veces incomprendida por sus hermanos de la Isla que no conocen el humor argentino. Le veo como hace 54 años, recién llegado a México de Guatemala, donde no pudo defender con las armas—como quiso--al gobierno de Jacobo Arbenz de la traición fraguada por la CIA y perpetrada por Castillo Armas con apoyo yanqui. Parecía, incluso, más joven que sus veintiséis primaveras. Su frente limpia y pronunciada denotaba inteligencia y su conversación era culta y amena. Sabía poemas de Neruda que a veces repetíamos, sobre todo del “Canto General”, pero también algunos, inolvidables, de sus “Veinte poemas de amor y una canción desesperada.” De ahí, de su amor por la poesía, nació su amistad con León Felipe, la voz más alta de la España peregrina en América.. Y su fraternidad con El Quijote, que le hizo llevar la adarga al hombro y empeñarse en luchar contra los imposibles: el asma que le asaltaba en la Sierra Maestra, en las selvas del Congo o en las montañas de Bolivia y que sometía a fuerza de voluntad; los rigores de la guerra de guerrilla, y la muerte de hermanos quemándole las entrañas… Y, encima de todo, resplandecía su bondad profunda: aquella que detuvo el disparo contra los soldaditos bolivianos, blancos fáciles, que se acercaban buscándole por la quebrada. Puedo en cambio verle, como Martí a Bolívar, despierto y ceñudo, indicando el camino a los pueblos de América. Su ejemplo vive entre los que hoy pugnan con Evo Morales por una nueva patria de igualdad y justicia para todos; con los del “bravo pueblo” amanecido en el ALBA proclamada por Chávez; con los sin tierra, que luchan por ver cumplidos sus derechos en el ancho Brasil; hijos de San Martín, de Juárez, de O’Higgins y de Artigas, que han echado de nuevo a andar en pos de “la segunda y verdadera independencia”. Con los seguidores de Fidel, que se aprestan a dar cima a la construcción de una nueva sociedad, cuya raíz esté fincada en la justicia y su objetivo en la liberación del hombre. Con quienes seguimos dispuestos a tornar realidad lo mejor de “sus sueños de constructor” y lo más valioso de su aporte de revolucionario comunista, que rechazó por falsa la ilusión de que se podía fundar el socialismo con los patrones del capitalismo. A ochenta años de su luz, su figura de guerrillero legendario se agiganta y, aunque la burguesía imperialista y sus acólitos hayan tratado de convertir su efigie en mercancía, cada vez son más quienes le identifican con los cimeros valores del espíritu; con la brega por la libertad, la igualdad y la fraternidad entre los hombres de todos los credos, colores y latitudes; con la firmeza de principios y la altura de miras; con la decisión unívoca de luchar y avanzar hacia la victoria siempre. Y puesto que, como decía José Martí, “la muerte es tránsito y no fin,” Che sigue venciendo batallas desde su muerte, redivivo en el corazón de los hombres, mujeres y niños de la América nuestra. Raúl Roa Kourí |
Nació como medio alternativo en septiembre de 1993. Refleja la identidad y la historia de los barrios de Balvanera y Almagro, brindándo un instrumento de ayuda a mejorar la calidad de vida. En el año 200l recibió el Primer Premio de la “Orden Civil Heráldica de la Amistad”, entre más de 130 Barriales de Capital y Gran Bs As, además el Premio Mario Bonino UTPBA 2012, Palmiro Vanoli 2012 y 2014, y otros. Se lo encuentra en más de 350 lugares, y es de distribución gratuita.
lunes, 10 de octubre de 2011
LOS 80 AÑOS DEL CHE
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