¡SEGURIDAD
ERA LA DE ANTES!
MORDIENDOSE LAS UÑAS |
No se puede menos
que añorar la “seguridad” de antes, de épocas idas, rememoramos hoy las
nochecitas estivales de los barrios porteños, cuando no había TV, y los vecinos
sacaban sus sillas a las puertas de sus casas para “tomar fresco”,
tampoco existía el aire acondicionado, y los
ventiladores eran “lujos asiáticos”.
Hoy “la inseguridad” es un tema tabú, estimulado conscientemente desde los medios hegemónicos, llegándose
al extremo de una obsesión conducente a un ataque de pánico, que obliga a los
más enajenados a vivir encerrados, bajo llaves,
entre rejas y protegidos por alarmas.
Es común escuchar el
lamento de algunos vecinos el entrar a un negocio tras franquear su puerta
cerrada y el clásico “Toque timbre”.
— “¡Cómo hay que vivir!” y… etc., etc., etc.
De más están las
lamentaciones si aceptamos complacientes “los adelantos tecnológicos”, que más
que al servicio del hombre se vuelcan al de los grandes negociados, sirviéndose
de la droga, la violencia, y nuevos etc. etc. etc…
Pero, ¿qué hay
detrás de esta era moderna en que vivimos? ¿Profundizamos
acerca del porqué de la violencia? Acaso ¿antes no había violencia?
Son demasiadas
preguntas puntuales, para rápidas, categóricas y convincentes respuestas. Por lo
pronto, lo claro y terminante es que el hombre hoy atraviesa diferentes y modernos
desafíos.
¿Hay inseguridad?,
claro que la hay, y la hay de diferentes características, el temor a ser
asaltado, a ser arrebatado, pero también el temor a ser atropellado por un
coche, colectivo o moto, por la desidia de los conductores y también la incertidumbre
en la misma vereda deteriorada, convertida en trampa para el tropiezo y una
caída infausta.
Analicemos… ¿antes
había más seguridad que hoy?, ¿Qué cambió, el hombre, la cultura? No son preguntas
fáciles de responder, y no se debe tan solo a un factor. ¿Son los gobiernos los
culpables? ¿El ser humano es menos humano que antes?
Tal vez el nivel de comprensión
del ser de la época moderna adquirió una nueva conciencia, se formulan nuevas
preguntas que antes no estaban planteadas, y al no obtener respuestas se genera
irresolución, ésta lleva a la inseguridad, y ésta última a la frustración.
Sin embargo hay algo
más, todo es aún más complejo, las comunicaciones, la tecnología y la incertidumbre acerca del futuro crean “la brecha” que es difícil
franquear, y esta brecha es además de
psicológica, económica y social.
El hombre ante el universo actual ya no se
satisface con “tomar fresco” en las noches veraniegas, reclama nuevas formas de
justicia, una mayor equidad antes no planteada, y al no obtener respuestas
satisfactorias genera una violencia innata.
Este cúmulo de
factores crea el grado creciente de inconformismo, y al tornase éste
insatisfecho, genera la violencia y delincuencia que hoy vivimos como un
fenómeno moderno.
El “¿Cómo
hay que vivir?” es la respuesta lógica al dilema irresuelto y complejo de
resolver en el actual esquema de división de clases sociales de débiles y
poderosos, hijos y entenados, ricos y pobres.
En esta enmarañada trama surge la famosa “inseguridad”, que no es otra cosa que la
seguridad injusta de unos pocos frente al desamparo de muchos
en una sociedad injusta. Más claro echarle agua, aunque el agua no lave la
inseguridad, ni la de antes ni la de ahora.
Consejo de Redacción
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