LA ACTUAL GRECIA TIENE SU CABALLO DE TROYA
Como si fuera una
venganza milenaria del rey Príamo y del valeroso Héctor, los griegos están
sufriendo en su piel un paquete económico traicionero que fue autorizado a
entrar en su tierra por su propio gobierno.
Pese a la resistencia valerosa del pueblo griego, el régimen optó por no respetar el mandato popular y resolvió ceder ante la prepotencia de las autoridades europeas encabezadas por Alemania.
El partido de centroizquierda
Syriza, pasó de encabezar una epopeya de la resistencia al ajuste a un débil partido que arrió todas las banderas y que
tendrá que ser muy hábil para conservar el poder ante el rechazo de sus
votantes.
Ahora Tsipras pasó de ser comparado con Kirchner a transformarse en un
De la Rúa griego. Deberá
enfrentar las manifestaciones de un pueblo disconforme
al que costará mucho sacarlo de la calle. El gobierno
griego fue atropellado por la aplanadora
alemana que conduce Ángela Merkel, que acorraló a los gobernantes helenos hasta
hacerlos firmar lo que horas antes denunciaban como intolerable.
Pese a esto, el bloque de poder
sufrió algunas grietas provocadas por este permanente tira y afloje. Hasta el
propio FMI criticó el convenio por no incluir una quita importante de la deuda.
Merkel ganó pero perdió aliados en el camino.
Francia e Italia también comunicaron sus reservas sobre el tratado.
Grecia perdió su soberanía
económica en el altar del euro. Esta vez la Unión Europea logró sostener su
integración pese a los pronósticos desfavorables, pero a un costo que pone en
peligro el futuro de uno de los bloques mundiales más poderosos.
Pablo Salcito
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