Verde que te quiero verde
El
larretismo parece que confunde plazas con edificios con pasto en el
techo, y quiere reemplazar la Clemente con un shopping ajardinado.
Por Sergio Kiernan
El
PRO es un fenómeno cosmético, de superficies y apariencias, lo que
explica que su discurso sobre los espacios verdes, políticamente
correcto, se contradiga brutalmente con su realidad de gestión. El
macrismo en funciones le costó metros de verde a la ciudad, con
emprendimientos diversos y con el metrobus de la Nueve de Julio, avenida
que era un parque linear. El macrismo le costó a nuestra ciudad
kilómetros cuadrados de superficies porosas por darles contratos a los
amigos constructores que levantaron empedrados y pavimentaron calles. El
macrismo hasta se dio el lujo de levantar adoquinados, construir camas
de hormigón impermeables y volver a colocar malamente las piedras. El
subte fue paralizado pero se cambiaron kilómetros de cordones de vereda
de buen granito por otros de cemento berreta. Y no se construyó ni una
plaza nueva. Ni una.
Con
lo que queda en claro que más allá de los discursos, la ciudad es un
negocio y no el hogar físico de una comunidad humana. El larretismo es
el continuador guarango del macrismo –Macri es millonario, Larreta
quiere serlo– con lo que se entienda la ansiedad por crear una Agencia
de Bienes que permita rematar la tierra pública porteña. Para darnos una
idea de lo que significaría esta Casa de Remates oficial, basta darse
una vuelta por colegiales, un barrio al que le faltan agudamente
espacios verdes y al que le están rematando los que le quedan.
Como
saben los lectores de m2, el año pasado el gobierno porteño tomó un
espacio abierto justo detrás del Mercado Dorrego, lo alambró, lo asfaltó
y hasta taló los añosos árboles de la vereda, detalle cruel y gratuito.
Este espacio ya era la Plazoleta Biro, homenaje de los vecinos al
inventor de la birome, cosa recontraprometida por dos gestiones porteñas
al hilo. Pero resulta que el destrozo fue para crearle una sede a un
emprendimiento gastronómico, el Buenos Aires Market, una feria
pretenciosa que ni siquiera es permanente. De hecho, el destrozo fue
hecho para un evento comercial que se hace cada tanto... Y este fin de
semana, hubo otro emprendimiento, la Feria de las Colectividades, que
tal vez porque no entraba en la Biro ocupó la plaza Mafalda, justo
enfrente. Los vecinos de Colegiales hasta festejaron el mal tiempo, que
les arruinó el negocio a los ocupas con permiso.
Los
de Colegiales estaban ofendidos por esta feria porque hace rato que
vienen insistiendo con fuertes argumentos con la idea de que la pobre
Mafalda sufre de un sobreuso notable. El barrio no deja de crecer ante
la placidez de sucesivos gobiernos porteños, que jamás piensan en
limitar el crecimiento en función de la infraestructura disponible. A
más gente e igual plaza, el espacio verde queda destruido. Por eso, el
Consejo Consultivo de la Comuna 13 hace más de un año le avisó por
escrito a los funcionarios correspondientes que, sin la Biro y otro
espacio cercano, la M2, la Mafalda colapsada. Como se ve, no les dieron
ni la hora.
De
hecho, los renders que ilustran esta página muestran qué piensan hacer
con la M2 –plaza que no tiene nada que ver con este suplemento– que no
es exactamente algo verde. El engendro del dibujo es una suerte de
pirámide maya cubierta de pasto, con un supuesto acceso al público para
justificar que sigue siendo un espacio verde. Esto sería aceptable si se
tratara de un edificio en un lugar edificado, y no en una ocupación de
un espacio verde de verdad. Con esta idea, el PRO muestra su continuidad
con vivos de otras eras, porque la M2 ya fue ocupada, en 1991, por
Canal 9, al que tomó trece años sacar. En 2007, tres años después de
recuperar el espacio, los vecinos lograron que se pasara la ley 2567 que
lo zonifica como Urbanización Parque, junto al resto de la manzana.
Desde entonces, los mismos vecinos exigen inútilmente que se haga
efectivamente un parque, pero lo único que lograron fue que en junio de
2011 Diego Santilli, entonces ministro de Espacio Público, les mintiera
en la cara. Dos años después, la Legislatura le puso a la M2 el nombre
de Clemente.
Pero
este terreno de Dorrego, Enrique Martínez, Concepción Arenal y Conde ya
tiene otro destino. Mientras el Consejo Consultivo enviaba regularmente
notas exigiendo en nombre de sus representados que se parquizara el
lugar, el gobierno porteño negociaba con una UTE formada por Prospect SA
y Borok Construcciones para crear el centro comercial que se ve en los
dibujos. Este incluye dos subsuelos para estacionamiento, un salón de
eventos de 1100 metros cuadrados y cuatro tiras de locales comerciales a
la calle, dos mirando a las calles actuales y otras dos al pasaje entre
los dos ziggurats.
Lo
notable del asunto es que el gobierno porteño no cambió la zonificación
ni descartó oficialmente que ese lugar sea la Plaza Clemente. Con lo
que resulta interesante ver con qué cuento va a justificar el shopping:
¿un edificio con pasto en el techo es una plaza? Como hecho teórico,
este shopping puede dar para varias tesis de morfología del espacio
urbano.
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