La Energía Solar en Almagro de la mano de
Ariel Ciro Rietti
“Las cosas difíciles las hacemos enseguida. Para las
imposibles tardamos algo más”.
Ariel Rietti
El barrio de Almagro, de la mano de Ariel Ciro Rietti, se convirtió en pionero en la ciudad y en el
país del uso de la energía solar. “El Hombre Sol” –como se lo conoce a
Ariel– desde su casona, laboratorio y centro de
experimentación solar en la Argentina, en la
calle Lezica 3948, dio
rienda suelta a sus investigaciones en la materia y a
su aplicación con fines
prácticos
y domésticos.
Nuestro inventor había nacido en Buenos Aires el 27
de abril de 1923. Su madre fue maestra y su padre, Ciro T. Rietti, un profesor de Química y Biología que
trabajó junto a Luis Federico Leloir y colaboró con el premio Nobel Bernardo Houssay por más de veinte años.
Ariel, ya a los 14 años, se convirtió en piloto de planeadores. En 1944 cursó las carreras de Instructor de Vuelo, Piloto Profesional y Mecánico Profesional de
Aviones en la Escuela Nacional de Aeronáutica.
Más tarde cursa la carrera de Ingeniería Mecánica
en la Facultad de Ingeniería de la UBA. Además fue campeón de aeromodelismo de
la Argentina y Uruguay organizando aquellas escuelas en el país.
De joven creó un “circo aéreo”
y hacía acrobacias con avionetas. Esa experiencia le sirvió para hacer una
compañía dedicada a la publicidad aérea: escribía
anuncios en el cielo con el humo del avión, una antigua práctica
propagandística utilizada por la desaparecida “Yerba Safac”. Realizó giras por el interior del país fomentando la
creación de aeroclubes y fue director
de la revista Avia, una publicación
de aviación antigua de Iberoamérica.
En 1950 compra en Estados Unidos tres helicópteros Belt G47, los
primeros que hubo en Argentina. Luego
funda la Compañía Argentina de Helicópteros, la primera que existió en el
país y de la que fue presidente. Dirigió también la
primera Escuela de Pilotaje de Helicópteros del país.
Su entusiasmo por el espacio lo
llevó a fundar con el ingeniero Teófilo
Tabanera la Sociedad Argentina
Interplanetaria, para propulsar el
desarrollo de los vuelos al espacio. Fue uno de
los impulsores de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales en la
Fuerza Aérea Argentina, creada en 1960, donde se desempeñó como secretario.
PASEANDO CON BORGES EN SU AUTO SOLAR |
Además del primer laboratorio, creado en su casa en 1975, ésta era
toda una academia de enseñanza de la materia, por
la que llegaron a pasar centenares de alumnos.
Colocó en la puerta de su casa
una lámpara que funcionaba con energía solar y alumbraba permanentemente a los peatones día y noche.
También atesoró una voluminosa
biblioteca del grupo CONVNI, con más de mil volúmenes y cientos de revistas
sobre la materia.
Paralelamente, Rietti se dedicó a investigar el fenómeno Ovni, y su incansable
ansia de conocimiento lo llevó a fundar el 5 de julio de 1956 el famoso grupo CODOVNI (Comisión Observadora de
Objetos Voladores No Identificados). Otro cofundador de esta institución
fue Cristian Vogt (autor de El misterio de los platos voladores).
Era el primer grupo civil argentino que
trataba de investigar al fenómeno Ovni.
Su mente abierta le permitió
discernir que era perfectamente lógico
pensar que si nuestra cultura podía viajar al cosmos, otras civilizaciones más
adelantadas podían venir hasta aquí. Representó al país como investigador
en Europa y Estados Unidos.
DESDE SU BALCON NUESTRA LOS PANELES SOLARES |
Entre sus innumerables
creaciones no hay duda que su invento
más excéntrico fue un detector de ovnis. Rietti estaba convencido que los
denominados platos voladores utilizaban la energía electromagnética.
En 1968 presentó públicamente un detector de su invención, que hacía sonar una alarma al registrar
pequeñas variaciones geomagnéticas, que según Rietti serían producidas por
los objetos voladores. Expresó entonces que "El contacto entre
civilizaciones Terrestres y Extraterrestres, al producirse, podrá sumar
civilizaciones siempre y cuando la investigación científica haya producido una
adecuada preparación técnica y filosófica tendiente a una mayor felicidad para
los seres inteligentes del Cosmos”.
Una de sus reflexiones desde la
década del ‘70 que llamó
la atención fue la siguiente: “Hay
‘catástrofes naturales’ que están siendo provocadas artificialmente, y a los
países pobres se le envían terremotos, huracanes o se los inunda. Luego ese
país tiene que pedir plata prestada para reconstruir todo. ¿Sí?: ¡Ya perdió libertad! Se trata de las armas más
modernas que existen". Y
lo subraya con una frase lapidaria: "El esclavo debe ser pobre, bruto y
enfermo".
En 1920, Virgilio Mira construyó el Golondrina I con el que recorrió casi todo el país. En tanto que el Golondrina V se construyó en la
terraza de Rietti de la calle Lezica y tuvo que ser bajado a la calle mediante
una grúa, todo un acontecimiento en el barrio.
SU LABORATORIO EN ALMAGRO |
Era un pequeño y versátil
aeroplano monoplaza que tenía un motor Continental de 65 HP y fue probado luego
en la Base Aérea de Morón con excelente rendimiento. Podía volar desde Buenos
Aires a Mar del Plata (400 km) en dos horas, gastando 32 litros de nafta.
De igual forma diseñó el primer
auto eléctrico solar, que denominó “Ariel-Ra”. El mismo se construyó en la azotea y antes de
circular en octubre de 1977 por las
calles de Buenos Aires, también debió ser bajado hasta el suelo por una
gigantesca grúa. En el “Ariel-Ra”, primer
vehículo argentino impulsado a energía solar, Rietti logró que viajaran
celebridades como Juan Manuel Fangio,
Oscar Gálvez, Arturo Illia y Jorge
Luis Borges, entre otros. El coche podía
desarrollar una velocidad de 60 km por hora y
tenía una autonomía de 100 km sin recargar la
batería.
El "Ariel Ra" se anticipó en diez
años a los primeros vehículos a energía solar que circularon en una carrera en
Suiza, donde participaron 73 prototipos.
En 1984, a los
sesenta años de edad, Rietti tenía que operarse del corazón a raíz de un
infarto cardíaco. Antes
de que lo intervinieran decidió resolver una materia pendiente, contraer enlace
con la docente Beatriz Alicia Fernández.
Su corazón quedó operativo en
un tercio y los médicos le auguraron pocos años de vida. Sin embargo, Rietti
con su espíritu valeroso, logró burlar el
diagnóstico médico y vivió 17 años más difundiendo sus conocimientos a quién
quisiera escucharlo. En 1987, junto a su mujer crean la Fundación Universal Solar Rietti, donde dedicaron sus esfuerzos a difundir ante
cientos de alumnos, la importancia de la energía solar como fuente no
contaminante de energía y de vida. No paraban nunca de realizar investigaciones
y proyectos, sin embargo las ganas quedaron truncas un 22 de junio del año
2001, cuando otro paro cardíaco le dijo basta, cuando tenía 78 años y
demasiadas ganas de continuar su ajetreada y prolífera carrera.
Su esposa era además su gran admiradora, comentaba que Rietti “aterrizó en aquella casa de Lezica en
1976 o 77 y en cuanto vi todo lo que él sabía, y
que tenía facilidad de palabra para llegar al público, lo entusiasmé para dar
cursos de energía solar. Le gustó la idea, pusimos un aviso en el diario Clarín
y no podíamos creer lo que pasó: ¡vinieron como cien alumnos! Hasta
tuvimos que habilitar la azotea como auditorio. Cada
vez que salía un aviso, también nos escribía gente del interior pidiendo cursos
por correspondencia y luego de un año de trabajo lo hicimos, con un total de 26
extraordinarias lecciones. Después comenzamos a invitar a grupos de chicos de
las escuelas, para eso armamos un audiovisual, seguido de una parte práctica y
una visita al garaje donde estaban los autos solares. ¡Una experiencia muy
linda! Como soy docente, esa parte la hacía yo. Él ponía la técnica y yo la
parte docente, y hemos recibido alrededor de 200.000 niños en todo este tiempo”.
“Él siempre decía que se iba
a hacer un auto solar y la gente lo trataba de ‘loco’, en realidad apenas
hablaba de energía solar lo tildaban de loco y hoy usted pone unos paneles
solares en su casa –es caro, cierto– ¡pero nunca más paga la factura de la luz!. A él no le
afectaba la opinión de la gente y al final hizo cuatro autos solares”.
“Ariel tenía un carácter
fuerte, era muy decidido, con ideas fijas, y no paraba hasta lograr su
objetivo. Un hombre de principios firmes. Era corpulento, de aspecto serio –aunque
se reía con ganas–, a primera vista parecía de carácter
frío, pero había que conocerlo bien para entrar en su interior, porque era
sumamente sensible y muy, muy cariñoso. Tenía un humor muy especial, desdramatizaba
la vida, le daba a todo una interpretación positiva”.
El periódico
Primera Página fue uno de los últimos que le realizó a Rietti un reportaje personal en su casa, a cargo de nuestros
columnistas Graciela Mariotto y José de Carmen, a los que también les contó que existe el biogás, que emana de la fermentación
de materia orgánica (como el abono animal), un m3 genera 6,25 Kv de electricidad, como
para hacer funcionar una heladera de 14 pies durante 10 horas.
“La energía del sol es limpia, no contaminante
y casi inagotable… ¿Por qué no hacer uso de ella?”
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-http://hernanarguelles.tripod.com/Rietti/
-http://programacontactoconlacreacion.blogspot.com.ar/2012/06/recordando-al-pionero-
ariel-ciro-rietti.html
-Primera Página nº 5, noviembre de 1994, nota de Graciela Mariotto y José de
Carmen.
-Primera Página nº 206, agosto 2012, nota de Enrique Sulzer.
2 comentarios:
En los años '70 vivía en Rawson y Díaz Vélez e iba al colegio San Francisco de Sales. Recuerdo haber visto el auto andando por las calles de Almagro al salir de la escuela rumbo a mi casa. En esos años hacía la primaria y me llamaba la atención el auto del señor Rietti. Pensar que lo veía como un loco y no como un adelantado a su tiempo!!! Gracias por este hermoso recuerdo.
Me acuerdo cuando iba al enet n° 1 de Lanús, el prof. Sorbello nos hizo hacer trabajos sobre energías renovables. Unos hicieron biomasa, otros eólica y nosotros solar. Fuimos a la casa de Ariel, no recuerdo mucho, pero sí que nos dijo que todo se iba a inundar en el futuro y él por suerte no estaba en planta baja. Hoy trabajo en un proyecto de informática para la industria de energía solar en eeuu con cientos de paneles solares como él tenía en su valcón.
Si hubiera más gente cómo él, otra sería la historia.
Consumir menos y producir más
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