LA CALLE CORRIENTES TAMBIÉN CORRE POR BALVANERA Y
ALMAGRO
Leopoldo Marechal,
el escritor que vivió muchos años en la calle Rivadavia entre Azcuénaga y
Pasteur, le dedica todo un libro a “la calle
Corrientes” –apenas un sendero de tierra, que tras la Segunda Fundación
de Buenos Aires por Juan de Garay, corría
entre pitas y tunales, rumbo a las chacras del oeste–, la califica como un destino de “Cenicienta del arrabal”, situación que durará por cerca de dos siglos.
Hasta casi el siglo XVIII, ni siquiera tuvo
nombre, recién hacia 1768 con la fundación del templo San Nicolás de Bari, comienza
a conocérsela como la calle que pasa por el costado de San Nicolás, a la altura
de la hoy Av. 9 de Julio.
EL CINE CATALUÑA LUEGO COSMOS 70
Hasta 1583, aparece como la cuarta hacia
el norte de la Plaza Mayor, polvorienta en verano, barrosa en invierno, un
sitio propenso para las pendencias, que ya existían entonces.
Nacida en las toscas del río, plagado de
lavanderas mulatas, trepaba por la barranca para internarse con timidez hacia
el oeste descampado, que comenzaba a
ensancharse con el paso de caballos y carruajes.
EL ABASTO EN CORRIENTES Y AGUERO
Con
las Invasiones Inglesas, en 1806/07 se la bautiza como Inchaurregui,
en homenaje al regidor de destacada actuación en las mismas. En 1827, en el gobierno de Rivadavia, se la incluye
entre una de las avenidas de 30 varas de
ancho, aunque continuaba olvidada; recién
después de Caseros, se convierte en calle cosmopolita, serpenteando entre
chacras, de durazneros, higueras y limoneros.
Hacia el Bajo, nace hacia 1889, el edificio
del Palacio de Correos y en 1931 el Luna
Park. Tras trepar por la barranca, aparecen
los edificios, teatros, cafés y restaurantes que le cambiarán su cara, desde el año 1872 cuando se funda el teatro “La Opera”
entre Esmeralda y Suipacha, le siguen El Odeón, el Empire, El Nacional, cines, y
más tarde el Teatro del Pueblo fundado por Barleta en 1930, y con justicia se
convierte en “la calle
que nunca duerme”.
Adquirirá características ciudadanas, al arribar “el
tango” desde los arrabales, que la tendrá
muy presente en los versos de Celedonio Flores: “Corrientes y Esmeralda”
y “Tristezas de la calle Corrientes” de Homero Expósito.
Operará el ensanche entre 1930 y 1936 y
brotará el Obelisco en aquel año, cuando “un
juego de calles se da en diagonal”.
Cruzando Callao se introduce en Balvanera,
y nuevamente, cafés, teatros, cines, la Confitería La Ópera, la panadería
Antigua Sonámbula, el simple edificio que luce en su frontispicio en argamasa
un barquito con sus pasajeros, y desemboca la curva del primer tren a La
Floresta, el antiguo Cine Cataluña, hoy Cosmos 70.
Frente a éste existió el Cine Radio City,
después Teatro Corrientes, y en la esquina
NE con Ayacucho, el Café Cantábrico, para entrar en la Corrientes mayorista, de
múltiples comercios, donde se mezclaron y disputan espacios, colectividades judías, coreanas y chinas, con las nacionales.
En Corrientes 2548/60 se levanta uno de
los edificios de Virginio Colombo, representando
al art nouveau, y en la esquina con
Pueyrredón el pintoresco edificio de los arquitectos Dunant y Mallet, con su
frondosa cúpula en la terraza. Y los desaparecidos cafés La Moneda y El Paulista.
EL NORMAL 7 EN CORRIENTES Y GASCON
En el
año 1857, ocupando gran parte de la manzana,
por entonces Centroamérica (hoy Pueyrredón)
se levantaban las instalaciones de los
talleres del FCO. Hacia fines del siglo XX,
el Bar León y el Almacén Suizo.
En Corrientes y Bermejo (hoy Jean Jaurés), esquina SO, se instaló en 1871 el depósito de cadáveres,
para ser transportados al primer cementerio de la Chacarita del hoy Parque Los Andes. Años más tarde,
en el mismo lugar, funcionó el Circo Anselmi.
Por el año 1934, a la altura del 3160
funcionó el Teatro Soleil frecuentado por la colectividad judía, también cine,
con un bar contiguo.
En la cuadra siguiente, entre Anchorena y Agüero, se levantó el monumental
Mercado del Abasto con sus dos históricos edificios, de 1890 y 1936, hoy convertido en shopping, y frente a aquel,
en el nº 3224, el Cine Teatro Excelsior, al que asistían los puesteros
del mercado y a su lado el Abasto Bar con sus concurridos billares.
Ya entrando en Almagro, en su esquina SO
con Medrano se levantaron los talleres del Tranvía Lacroze, también punto de
partida del Tranvía Rural, hacia Villa Urquiza y San Martín, y frente a ellos
en la esquina SE, el “Café de los Loros”,
que tomo aquel nombre por el color del uniforme (verde) que usaban entonces los
guardas y conductores, hoy una sucursal de la confitería Imperio.
Hacia la calle Gascón, en el nº 4261 de Corrientes,
se levanta el Normal 7, una de las escuelas más
importantes del barrio, con más de 110 años
de vida, y en Corrientes 4433 se levanta el Templo
de Jesús Sacramentado, que ocupó luctuosas noticias durante la Semana Trágica
de 1919, y su anexo educativo.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-Bossio, Jorge A., Calles de
Buenos Aires,
Plus Ultra,
1995.
-Buenos Aires nos cuenta nº 7 de
marzo de 1986 y nº 8 de abril de 1988.
-Cutolo, Vicente O., Bs. As. historia de sus calles y nombres, tomo2, Elche,
1994.
-Marechal, Leopoldo, Historia de la calle
Corrientes, Paidós, 1967.
-Primera Página nº 57, octubre de
1998.
-Werckenthien, Cristian G., “El transporte en Bs. As. 1870-1880”, Amigos del
tranvía, 1930.
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